Casi siempre, cuando uno da, como poco tiene respuesta del que ha recibido. A mí es lo que me pasó el otro día cuando mandé unos cuantos de esos besos que yo aquí fabrico.
…Y esta fue la contestación a mis besos emitidos:
Todos, todos, todos, los he recibido,
todos esos besos que mandas de abrigo
y calientan mi cuerpo, mi alma y mi sino.
Todos menos uno, que no he consumido…
Abro mi camisa y mi corazón para ser destino
de los más audaces y cálidos besos,
de esos andarines, que no paran quietos.
Todos menos uno, que yo no consumo…
Si yo he de elegir, me gustan pausados,
de esos que disfrutas como de un helado,
que calan tan hondo… ¡ya me he mareado…!
Todos menos uno, que yo no he probado…
Y mi alma se llena, toda, por momentos,
¡Que ya me rebosan tus besos por dentro!
Me llena su Amor, su gracia y su intento.
Todos menos uno, que clama sediento…
…De ese que yo quiero guardar, cual recuerdo,
toda su ansiedad, Amor y misterio… ¡eterno!
Y así, en la noche, a solas, sin miedo,
pueda desgranarlo lento…, muy lento…, ¡ese inmenso beso…!
…Colmada, me mandas al séptimo cielo.
Ya duermen tus besos junto a mi recuerdo.
Ya ansío el momento en que mandes nuevos…
¡…Más besos…, más besos!