Ya corren locas las hojas
arrastradas por el viento.
Ya buscan dónde esconderse
para evitar su destierro.
Se esconden en la esquinas
y en los portales abiertos.
Se agarran por alambradas,
se cuelan en sumideros.
¡Que no quieren terminar
muertas en el vertedero,
que no quieren que sus cuerpos
terminen rojos de fuego!
Y es que ellas tan solo quieren
volver a vestir de cobres
las alamedas, los bosques,
y las calles que recorres.
Y así cubrir tus paseos,
hacer mullidos tus pasos
como una alfombra de besos
que acarician tus zapatos.
Que antes era su deseo
tu cuerpo bajo sus ojos
cuando del árbol colgaban
sus verdes, gualdas y rojos.
Y hoy ya te pueden besar,
tocar tu pie desde el suelo,
hacerte casi volar
como en el más lindo sueño.
Por eso huyen del viento,
para seguir a tu lado,
para alfombrarte tu vida,
para morir a tus pasos…
…Ya corren locas las hojas
para envolverte de otoño,
ya quieren hacerte un manto
para abrigarte otro año…
Está claro que andas poetizando a las hojas enamoradas. Muy oportuno para el otoño. Saludos
Gracias Manuel.
Muy enamoradas tienen que estar para rendirse a los pies de alguien.
A vosotros los cubren ahora y a nosotros, que comenzamos el verano el día 21, debemos esperar por ellas. Besotes, Juan.
Ese mismo viento que aquí atrapa ahora a las hojas, os las llevarán dentro de pocos meses de nuevo hasta vuestras aceras, para cubrirlas como una alfombra.
Gracias, Loretta.
Un abrazo
🙂
Me han acompañado hasta hace unos días esas hojas doradas y cobrizas, ahora todo es verde en el hemisferio austral.
Un saludo cariñoso para ti desde Argentina, nuevamente.
Es lo que tienen los lados opuestos, pero son complemento…
Feliz verano, y recuerdos del Doncel…
Un abrazo
«ya corren locas las hojas»… Precioso Juan Ignacio, que versos y que imágenes nos regala el otoño.
Buen fin de semana!
Muchas gracias, Isabel. Me alegra saber que a ti también te alfombran tus pasos.
Un fuerte abrazo
En mis recientes paseos por la alameda recordaba cómo disfrutábamos lanzándonos a esos mantos de hojas secas. Ahora tb me acompañaran estas preciosas letras.un beso juanchi
¡Ya lo creo, Mª Luisa…!
Yo también recuerdo cómo nos tirábamos a esos montones de hojas que esperaban ser recogidos por los jardineros que en esas épocas tenían mucho trabajo. ¡…Y esos paseos por la Alameda oyendo el chasquido de las hojas bajo los pies!
Gracias por tu comentario, me alegra que te acompañen estas letras.
Un beso.
…Ya corren locas las hojas… Me encanta, ahora siempre que vea las hojas en otoño repetiré ese verso.
Es que tienen vida propia cuando llega el otoño aunque parezca que están muertas…
El otoño como una alfombra llena de remembranzas, ni más ni menos.
Gracias por que he recorrido esos suelos de antaño que alzan sus voces.
Un saludo Juan Ignacio.
Todos tenemos esos sueños escondidos, dormidos en la memoria, esperando a que esas locas hojas los despierten y los reconozcan. ¿Quién de pequeño o joven no jugó sobre un montón de hojas caídas por el suelo, quién…?
Un placer, Demian.
Gracias y un abrazo.
Pues es verdad, porque dicen que la primavera es una oda al romanticismo, pero yo siempre siento que el otoño lo es también y de forma muy especial. Es un manto que nos cubre de cariño. Y la primavera pues es la desnudez en el amor, sin máscaras. También precioso.
Yo creo que es más romántico el otoño, con esa melancolía que se descuelga de los árboles y por los cielos. Es más de abrazos cálidos y manos entrelazadas en los dedos.
Muchas gracias, Carmen.