Te esperé en la noche y solo el otoño
llegó de repente mientras esperaba…
-en hondo silencio…-
Y hasta nuestra luna, que solo menguaba,
adiós me decía cuando me dejaba…
-en hondo silencio…-
“Volveré mañana a traer la noche
junto a tu ventana y quizás entonces…
-en hondo silencio…-
tengas tu respuesta, esa que esperabas.
Y si no la tienes pues no digas nada.
Que solo la noche será tu aliada,
y espera otro día hasta su llegada…
en hondo silencio…”
…Que el tiempo me sobra en las madrugadas
en hondo silencio…
O en risa alocada
cuando al fin regresa
la que yo esperaba…
Bello…
Un abrazo!
Gracias, Carol.
Un abrazo.
Feliz Navidad.
Feliz Navidad Juan Ignacio! Un abrazo!
Igualmente, Carol.
Abrazos y felicidad a raudales.
Qué alma dulce tienes, amigo mío… Hermoso poema.
Gracias, Loreta. ¿No será tu alma la que es dulce y por eso ves dulce lo que te rodea…?
Apapachos.
Muy bueno y bonito este poema, Juan Ignacio. Los dos primeros versos que lo inician, especialmente.
Un abrazo.
Gracias, Isabel. Siempre tan amable con tus comentarios.
Me gusta que te guste, para mí es un placer saber que es así.
Abrazos