…Estas navidades he recibido como felicitación 200 mensajes de wasap, 20 correos electrónicos y 2 cartas… Sí, tan solo dos cartas. Y es que las cartas, la escritura, está cayendo en desuso de una manera tan brutal que se oye rumorear por ahí que dentro de poco, en los colegios, no se utilizaran los bolígrafos y los lapiceros, que todo se hará en teclados y periféricos informáticos, pantallas electrónicas y lápices ópticos, y esto, para una persona con el tacto tan agudizado como el mío, a la que le gusta tanto tocar, y oler, el papel en el que leo y en el que escribo, he de ser sincero, me ha dejado muy, muy preocupado y lleno de lástima y pena, llorando casi por lo que, irremediablemente, se perderá con el tiempo. No sé, quizás sea la edad que me hace ver las cosas de antes perdidas, como si ya no tuvieran remedio…
Desde aquí quiero aportar mi granito de «papel y lápiz» al asunto, y en homenaje a esas cartas que antes las recibíamos por decenas, les quiero dedicar estas sinceras letras…
(Claro, que si no existiera la informática, ahora no podría enviaros esta carta… ¡Vaya lío, si lo sé, no escribo…!)
Queridas cartas:
He de deciros que hoy echo de menos
el roce de mi piel en vuestros pliegos,
ya no recuerdo el tacto entre mis dedos
y extraño vuestro olor en mi nariz.
Que vuestra ausencia en mí se me hace eterna,
que apenas vuestro olor mi alma recuerda,
como en noviembre invocas un abril…
Queridas cartas:
Evoco vuestro sello como emblema,
que mata el circular de tinta negra
validando la franquicia que lo lleva
en alas de los vientos a mi piel.
Añoro vuestro grácil contenido,
a veces parco y otras un delirio
de besos encerrados en papel…
Queridas cartas:
Que espero en impaciente duermevela,
con ansia juvenil de la veintena,
como he esperado tantas noches bellas
a que llegara aquel amanecer…
Queridas cartas:
Volved a mi buzón,
que yo tendré a su vez
abierto y esperando el corazón.
Queridas cartas:
Hacedme este favor…