…Sobre la calle de plata
que por la lluvia es pintada,
de la plazuela a la escuela
bajaba el Amor al alba.
Saltaba alegre los charcos,
los pisaba con cuidado,
no quería estropearse
el charol de sus zapatos.
Las coletas recogidas
en dos campaneros lazos.
Verdes los hizo su abuela.
Verdes sus ojos de prado.
Yo esperaba tras la esquina,
en un portal, escondido,
a que pasara aquel sueño
y me llevara consigo.
Sus libros, presos de abrazo,
junto a su pecho apretados.
Por las rodillas su falda
de cuadros ajedrezados.
Largos calcetines blancos…
Y mi suspiro, aún más largo.
¡Os juro que era el Amor
en chiquilla transformado…!
Mirada de verde intenso,
profundo mar de olivar,
que me tenía embrujada
mi alma y mi voluntad.
Por las tardes esperaba,
como un encuentro casual,
verla subir por la calle
entre charcos de cristal.
Y allí quedaba escondido,
y de tristeza embargado,
por ver pasar al Amor
y no poder abrazarlo.
…Sobre la tarde dorada,
entre las piedras tirado,
mi corazón observaba
al Amor pasar de largo…