…Esperaba que opinaras
sobre los besos y risas.
Sobre recibir abrazos,
sobre pasear sin prisas.
Sobre las cosas sencillas,
que son las que al mundo mueven.
Sobre los rayos de sol,
sobre si nieva, si llueve.
Sobre ver atardecer
entre cemento y cornisas.
Sobre lo que te escribí
como una cálida brisa.
Sobre si ese corazón,
al galope, se conmueve.
Sobre si el agua de flor
a perfume intenso huele…
Solo esperaba tu voz
abierta como balcones.
Esperaba oír su canto
como trinar de gorriones.
Pero solo era el silencio
el que ocupaba la tarde.
Solo la ausencia de besos,
solo el ansia de abrazarte.
Solo el adiós daba gritos.
Solo la melancolía,
callada como la noche,
llenó mi silla vacía.
En mis bolsillos rasgados
apenas quedaban risas.
Los besos, todos gastados
en labios de despedidas.
No había rayos de sol,
tampoco cálida brisa.
Y en el jardín de mi Amor
tan solo rosas marchitas.
…Esperé que tú opinaras,
y ni el eco respondía…