Proyecto fotográfico “El Desastre de Sofi” – Día 17 – Cine

El tema para hoy en el blog de Sofi, desastredesofi.wordpress.com: “Ciudad” (https://eldesastredesofi.wordpress.com/2015/08/29/proyecto-de-fotografia/?c=690#comment-690), es «cine» y para poder hacer cine es imprescindible una cámara para fotografiar las secuencias en movimiento y, posteriormente, una vez revelada la película, poder visionar esas imágenes de nuevo en el movimiento original en que fue fotografiado. Por eso mi foto es sobre estas legendarias cámaras de cine, las cámaras caseras que consiguieron dejar constancia de las vidas de sus propietarios y de lo que estos veían a través de ellas. Creo que se lo merecen.

Entre mi colección de cámaras de fotografía, poseo alguna de estas cámaras de cine, como esta preciosa Keystone Riviera K-45 de 1949 fabricada en Boston, EEUU, equipada con tres lentes intercambiables: un Cine-Tel Elgeet 1 1/2, f; 3.5, aa Elgeet 3.5. mm f: 2,5 Gran Angular y Keystone Elgeet media f: 1.9. Se utilizaba con película de 8mm aunque tiene la particularidad de utilizar cartuchos de película de 16mm y que una vez expuesta una de sus caras se le podía dar la vuelta y seguir grabando por la otra cara aún sin exponer, toda una ventaja, sin duda. Después de revelada la película, ésta era dividida en dos tiras de 8 mm que se unían por sus extremos; de ello resultaba una longitud doble de la original, de 7,6 m, y la proyección duraba unos cuatro minutos. Por supuesto sin voz, película muda. Funcionaban a cuerda, por lo que era imposible quedarte sin pilas o batería, lo que la hacía ideal para tenerla siempre preparada. La carcasa es de metal, cubierta de cuero marrón. Había dos modelos: el K45 normal y el lujo K45 Riviera. Esta es la Rivera Modelo Delux.

Ahí os la presento. Y que viva el cine…!!

Juan I. Salmerón

© 2015  J.I. Salmerón

Esta tarde una tormenta

026

Esta tarde una tormenta
cerró de pronto los cielos.
El azul se volvió gris,
los blancos, a casi negros.

De pronto, todo un llorar
se abalanzó sobre el suelo.
El cielo, como un gran mar,
batía sus olas fiero.

El viento andaba furioso,
de esquina a esquina, en carrera,
arrastraba las mentiras
volviéndolas verdaderas.

¡Y se empapaban las almas
de todos los caminantes.
Y las rosas se cerraban,
y no cantaban las aves…!

Las calles, un gran espejo
de farolas reflejadas.
Y los faros de los coches
caminos de luz dorada.

Un altavoz en las nubes,
dando gritos desgarrados,
rompió la sonoridad
de la lluvia haciendo barro.

Como en partida de bolos,
haciendo plenos jugando,
el tronar se hacía rey
de los ecos escuchados.

Los rayos, entre las nubes,
sobre lo oscuro guiñaban
dejando puntos de luz
sobre la tarde cerrada.

…Se retiró la tormenta,
dejó de llorar el cielo,
volvió el azul de ese mar
que entre las nubes tenemos.

Los pájaros a volar,
las flores a oler de nuevo,
y la humedad de las almas
a secarla con los besos…

© 2015  J.I. Salmerón