Prefiero no pensar en lo que fuimos.
No hay nada que arreglar.
Al fin y al cabo,
aquello es lo que trajo este destino.
Prefiero no sentir profundamente.
No hay tiempo para amar.
Después de todo,
la falta de emoción no fue consciente.
De pronto se borró en mi alma ese dulzor
de aquel atardecer que fue paseo.
Amargos cual limón volvimos al vagón
que separo el “tú y yo” en nombres nuevos.
Y vimos bifurcar nuestros caminos
en cruel destino.
Y echamos a la espalda tantos años
de Amor vividos.
Y no supe de ti ni en los recuerdos.
Que no quise fingir.
De buena gana
hubiera convivido con tus besos.
Y tú no me encontraste o no quisiste.
No te gustó mentir.
Aunque hoy yo dude
si en cada amanecer mi sueño viste.
Pasaron estaciones por mi vida.
Y siempre el mismo andén.
Y nunca te encontré.
Y así yo mis billetes consumía.
Tal vez fueras la nube de ese cielo.
Y mis ojos al suelo.
Buscando tu pisar
detrás de aquella huella que hoy recuerdo.
Tratamos a la vida como a un perro.
Atada a una farola.
Muriéndose de miedo.
Sin agua y sin Amor como alimento.
Por eso ella pagó sin corazón
tu vida errante.
E igual moneda
a mí me devolvió por obstinarme.
…Y siempre una lección por aprender.
Cuando un examen no sabes leer,
palos de ciego…