No quise decirte adiós,
yo no podía.
Preferí solo hasta luego
por si tiempo después
yo tuviera la suerte
al doblar de una esquina
de encontrarme contigo
y volvernos a ver.
Por eso fue mejor callar y así otorgar,
que no fueran palabras.
Y así mi corazón, dispuesto en la emoción,
en el adiós llorara.
Quizás fuera el Amor
que yo por ti sentía,
la angustia de perderse
de nuevo el corazón,
lo que impidió decirte
por miedo a tu partida
que en mí tu larga ausencia
sería un gran dolor.
El alma me imploraba que no te fueras,
ni adiós ni despedida.
Por eso procuraba no mirarte,
o no habría salida.
Tal vez sin un adiós
el sueño viviría.
-Sin una despedida
tampoco habrá dolor-
Que no fui yo consciente
que el sueño moriría,
que dio igual hasta luego
que haberte dicho adiós…
bellísima fotografía…
Gracias, Julie. Es una bajada al vacío, a un adiós sin remedio…
Abrazos.
«Que no fui yo consciente que el sueño moriría»…
¡Hola, luneropisciano!
Cuando soñamos siempre pensamos que será para siempre, como una eterna realidad, y no somos conscientes de que el sueños, tarde o temprano, morirá…
Me alegra tu visita y tu comentario. Sé bienvenido a mi rincón de descanso.
Gracias y un abrazo
¡Qué bonito!
Separarse es duro, cuando hay sentimientos implicados, aunque no haya ni adiós ni despedida……
¡
Hasta pronto!
La distancia es una gran prueba que la vida nos pone en medio de nuestro camino. Solo con voluntad y empeño somos capaces de superarla, aunque hay muchas veces que las fuerzas flojean y se esfuma la esperanza.
Por si acaso, no diremos adiós, solo hasta luego…
Un abrazo de hola, Make
Saludos, Juan Ignacio. Bonita foto y poema.
Gracias y un abrazo.
Hola, Isabel.
Me alegra que te gusten ambos, tu visita siempre es un gran ánimo para mis sentimientos.
Fuerte abrazo
A veces el adiós es más una actitud que una palabra. Bello poema, la foto perfecta.
Es verdad, hay gente que está junta pero se dijo adiós hace mucho