Mi mano sobre tu piel
como mapa del tesoro.
Mis dedos buscando en él
la cruz que esconde su oro.
Y todas tus curvas
montañas de arena de los desiertos.
Tocando se ondulan
abriendo el camino por donde vengo.
Y tu boca ese pozo
al que llego sediento.
Y tus besos oasis
donde beben mis besos.
Mientras cuento tus lunas
a tu espalda se anuda toda mi alma.
Cada vez que respiras
una brisa me envuelve poniendo alas.
Con mi abrazo el asedio
ya ha comenzado
y escalando tus ojos
vuelvo al asalto.
Empezamos la guerra,
y después del atrueno de las espadas,
concedimos la tregua
hasta que el despertar se volvió mañana.
La piel se fundió en la piel
al tocar todo tu cuerpo.
Mi mano sobre tu ser
dio descanso a este guerrero.
Otra noche quisiera tocar ese mapa.
A la sombra del día.
Con la luz apagada.
Con mi mano en tu piel.
Con tu cuerpo en mi alma…
Me encanta…
Cuando alguien nos recorre como a un mapa, sus huellas quedan ahí y ya no se pierde.
Un abrazo
Gracias, Awilda, me alegro mucho que te guste. Somos mapas para recorrer primero con los ojos, y si podemos dejar huella con las manos, con los dedos, mucho mejor, desde luego…
Un abrazo de huella.
Wow! Esos recorridos ciertamente dejan huellas.
Recibido el abrazo, otro de vuelta
Huella imborrable, querida Awilda, imborrable. De los mejores paseos que nos podemos dar en la vida.
Abrazos.
¡¡¡Me gusta y mucho!!!
«A la sombra del día.
Con la luz apagada.
Con mi mano en tu piel.
Con tu cuerpo en mi alma»…
¡¡¡Esto es muy bello!!
¡¡¡Cuanto Amor que no olvidarás!!!
Un abrazo Juan Ignacio
El Amor no se olvida nunca, Rosita, otra cosa es que hagamos esfuerzos para olvidarlo.
Me alegra saber que te gusta tanto.
Tus comentarios alegran a mis letras y a mis fotos. Te lo agradezco.
Abrazos, Rosita
A veces no es fácil descifrar los mapas, pero el que sabe hacerlo seguro que encuentra un gran tesoro. Bss
Los mapas son para estudiarlos y llegar al tesoro