Nos encontramos de pronto.
La cita fue del destino.
Se cruzaron nuestros mundos
tan distantes hace tanto
en mitad de aquel pasillo.
No recordaba tus ojos
ni tus pasos al andar.
Era casi un imposible
que esta vida nos quisiera
de nuevo a los dos juntar.
Pero así son los caminos
cuando los años los tejen,
formando mil laberintos
de calles que al fin se juntan
mirando al sol de poniente.
Tus ojos, canela y miel,
me recordaron las tardes
que en los inviernos pasamos
abrazados paseando
entre las sombras del parque.
El tiempo se detenía,
siempre fue nuestro aliado.
La magia volaba al viento
acariciando los besos
cuando juntamos los labios.
Si yo hubiera preguntado
si eras o no eras tú
la que cruzó por mi lado,
hoy no estaría apenado
de haber perdido tu luz.
Nos encontramos de pronto
como ese día de otoño
cuando se unió tu destino,
buscando por el camino,
con el mirar de mis ojos.
Cuando la noche brindaba
a mi confuso destino
el caminar de la vida,
tan amarga en su partida,
para vivirla contigo.
Pudimos ser la leyenda
de unos amores vividos
pero el destino y su tinta,
y a pesar del buen papel,
no tuvo a bien escribirlo…