A veces soy puro aire,
ese pájaro viajero
incansable en las mañanas
que vuela surcando el sueño
sobre el barranco de otoño,
amarillos, verdes, ocres,
hacia las tardes de invierno.
En vuelos cortos
vamos cruzando la vida.
Ahora sobre una rama,
ahora sobre un balcón,
ahora sobre el alero
del tejado que diviso
enfrente de la cocina.
Oteando cómo el mundo,
bajo las plumas cansadas
de nuestras pesadas alas,
nos acompaña a golpes
en nuestro ir y venir
desde las noches oscuras
a las pálidas mañanas.
A veces soy una nube,
de lágrimas voy cargado
con ganas de aligerar,
de echarme pronto a llorar
quitándome todo el peso
que va lastrando mis besos
para viajar más liviano.
Siempre buscando ese sol
que me seque el aguacero.
Siempre al azul de ese cielo
que me estimula a volar
sin saber si es aire o mar
por donde pisa mi sueño,
y yo me dejo llevar.
Sobre el barranco de otoño,
en vuelos cortos,
la vida veo pasar…
¡¡¡Hermoso hermosísimo Poema Juan Ignacio!!!
¡¡¡Me gusta mucho y de verdad!!!
¡¡¡Visita mi Blog, he hecho una entrada con las gaviotas!!!
Gracias, Rosita. Me alegro que te guste.
Visitaré tu blog para ver esa entrada.
Un abrazo
En vuelos cortos pasamos por la vida, a veces ligeros de equipaje, livianos como si fuéramos parte del aire, del cielo; otras veces con una carga tan pesada que nuestras pobres alas apenas pueden elevarse y vamos rozando el suelo de penas y tristezas. Qué bello poema, qué bello.
Tú sabes mucho de vuelos, Paloma… 😉