No queda orilla cercana
cuando entre sueños navegas.
No hay palo mayor de velas
que cuando en tormentas sueñas,
aguanten el huracán.
Luchando con las mareas,
las manos llenas de penas.
El corazón empapado
con agua de un mar salado,
y cansado de navegar.
Siempre buscando la isla donde atracar…
Siempre buscando el silencio,
siempre buscando la paz.
Siempre buscando los ojos
donde poder descansar.
Tan lejos el horizonte…
Tan lejos ese recuerdo
que arrastran suave los vientos.
Tan lejos el corazón
que se quedó sobre el puerto…
A veces quiero dormir
y no soñar lo que quiero.
A veces quiero ser vela blanca,
sujeta con blancas cuerdas,
sobre un eterno velero…
¿A dónde irán a parar
todos los sueños que sueño…?
¿A dónde han ido los besos
que tú me solías dar…?
A veces quiero ser mar,
color azul, como el cielo.
A veces quiero rimar
como me riman los versos,
y solo me quedo en sueño.
No queda orilla cercana
en esta vida de mar revuelto…
No queda orilla cercana, bailar con las olas nos toca, ellas marcaran el ritmo de nuestro vaivén, hay que dejarse llevar.
¡Precioso!
Un bonito ritmo dejarse llevar por las olas y bailar a su son.
Abrazos, Make
No me llegan tus entradas Juan Ignacio revisa tu Compu. te escribo desde mi lista de amigos, pero no puedo leer ni escribir mucho!!!
Besos
Miré en su día y no vi nada extraño, pero ya sabes que esto de la informática es imprevisible
Un abrazo y gracias por el aviso
Pero qué bonito!!!!. ¿A dónde irán a parar todos los sueños que sueño…? Me encanta el poema, lo qué dice y cómo lo dice. ¡¡Precioso!!
Es que cuando me despierta ya no están, ya no hay sueños