Así quedó su triste corazón,
como esa silla, trivial y vacío.
Así quedó por dentro el desafío
de volver a sentir una emoción.
El alma buscaría la ocasión
para que aquel erial tan yermo y frío
dejara de una vez de ser baldío
y diera como fruto una pasión.
La luna volvería a ser su guía,
y una estrella farola al caminar
para ir iluminando su agonía.
Que un sueño no se debe abandonar
aunque nuestra esperanza esté vacía.
Que esa silla, se volverá a llenar.