De nuevo vi tu rostro tan lejano,
te vi pasar tan fuera de mi vida
que fue como un sabor a despedida,
como un adiós de tu mano a mi mano.
Ya sé que tú y yo nunca nos besamos.
Que jamás fuiste al fin del todo mía.
Y en ese callejón de lluvia fría
mi pobre corazón rompió en pedazos.
Pero es que desespero, sin mentirte,
cómo por mi esperanza te busqué
hasta que el corazón decidió irse.
La vida es tan difícil de entender
que nunca sé muy bien cómo decirte
lo mucho que lloré por tu querer.