Amaneció y todo empezó de nuevo.
La luna se fue a dormir.
Tus besos en el cajón.
Y hasta el mirar de tus ojos
perdió su brillo de Amor…
El ruido, al nacer, rompió el encanto
que el silencio nos brindaba.
El perro se echó a ladrar.
La cama desordenada
que invitaba a abandonarla.
No hubo tiempo de hacerlo una vez más.
El abrazo fue tan corto
que apenas pude notar
si el palpitar que escuchaba
era de carne o cristal.
Sin tan siquiera rozarnos la piel.
Que solo los ojos, manos
al mirarnos, se tocaron.
Que todas las ganas, solas
en la cama, se olvidaron.
Y se acercaron mucho las almas
cuando en la escalera, al subir
tu corazón y al bajar yo
con parte de mi pasión,
sin quererse se cruzaban.
Amaneció… Y el sueño, tan corto
como esta vida sin ti,
se murió sin esperanza.
Como las olas sin mar…
Como la mar sin su playa…
Y todo empezó de nuevo al volver
la noche llena de ganas.
Brillaba fuerte la luna.
Tus besos sobre la cama.
Y en tu mirada el Amor
brillando en la madrugada…