Sin tenerlo preparado

 

 

Ninguno de los dos lo quisimos nunca.
Ni tú ni yo lo tuvimos preparado.
Y sin embargo, es así como ocurrió,
no encontramos otra mejor solución
y terminamos los dos enamorados.

Y fue, sin duda, otra vez casualidad,
como ocurre casi todo en esta vida.
Fue tarea del destino, y nada más.
Fue el culpable mi paseo, al caminar,
por la calle en que los martes tú caminas.

Y al principio no hubo aroma que embriagara
como hoy tú embriagas a todos mis sentidos.
Ese olor que ahora a tu paso acompaña
cada vez que por el parque nos cruzamos,
cada vez que veo el vuelo en tu vestido.

Yo no quise ni mirarte, lo confieso.
Al igual que tú tampoco me mirabas.
Pero la electricidad nos dominaba
con ese montón de chispas que salían
cada vez que nuestros ojos se rozaban.

Al final no hubo remedio y nos amamos,
como se aman animales en su celo.
Dando rienda suelta a todos los deseos
que sentimos, cuando solo nos rozamos,
al cruzarnos cada tarde en el paseo.

Yo era la montaña rusa entre tus brazos.
Tú, sin duda, eras la bruja de mis besos.
La que a base de una pócima de magia
conseguiste que mi cuerpo te atrapara
y perdiera por tu Amor todo mi seso.

…Como siempre en esta vida, todo acaba,
y la calle está vacía en mi paseo.
Y mis ojos, llenos, lloran en tu ausencia.
Y no huelo tu perfume que me embriaga.
Y a mis brazos solo los llena el recuerdo.

Ninguno de los dos lo quisimos nunca.
Ni tú ni yo lo tuvimos preparado.
Pero la historia eterna de nuestro Amor,
mientras le quede el recuerdo y la pasión,
siempre andará viajando a nuestro lado…

© 2017  J.I. Salmerón

El autobús blanco y azul

 

Quedamos en la parada.
Yo cogí aquel autobús
pintado en blanco y azul,
de mi casa a dos manzanas.

Aún recuerdo aquel olor
que en su interior agobiaba
y mi pulmón respiraba,
mezcla de aceite y gasoil.

Era sábado temprano.
Quisimos aprovechar
el tiempo que, hoy de verdad,
compartiremos amando.

Apenas había gente
viajando por la mañana.
No te vi aquella semana
en que tu beso fue ausente.

Ya estamos casi llegando
pero no adivino a verte
en la parada de enfrente,
donde venimos quedando…

¡Seguro que llegué antes….!
Pido parada y me bajo.
En nuestro banco sentado
espero a que pronto llegues.

¡…Y pasan tantos minutos
que parece que envejezco!
Serán las ansias que tengo
para volver a estar juntos.

A tu casa al final llamo
desde la vieja cabina.
“¿sabes qué? pues adivina…
¡Hoy no podremos besarnos!”

¡Su madre quiere que vaya
con ella todo este día
haciéndole compañía!
¡Y a mí, que un rayo me parta…!

…De nuevo el gasoil yo huelo.
¡Y vibra la ventanilla
y el corazón de rodillas
rezando por ese suelo!

De blanco y azul pintado,
nubes y cielo en asfalto.
Con mi pena por lo alto
me voy de vuelta a mi barrio.

Y como dijo aquel sabio:
¡Cuánto nos cuesta querer
cuando el destino es tan agrio…!

©2017  J.I. Salmerón

Jugué tu recuerdo

Juan I. Salmerón

 

Juguemos juntos hoy a recordarnos
sentados en el banco de aquel parque
donde mi alma moría por rozarte
y con solo oír tu voz era besarnos.

Juguemos hoy de nuevo a las miradas,
aquellas que encendían los deseos
poniendo luz a todos los luceros
que en la noche estrellada se buscaban.

A perseguir tu sombra jugaremos
cuando el sol te atrapaba por la espalda
y yo prendido al bajo de tu falda
pensaba en atrapar tu cuerpo entero.

De noche yo jugaba con tu pelo
mientras tus besos jugando apostaban
y tus labios como siempre ganaban
y los míos perdían sin remedio.

Juguemos a buscarnos y encontrarnos,
juguemos a perder la compostura
como cuando se tapaba la luna
los ojos por rubor al ver amarnos.

Recuerdo la promesa en la que un día
entre los troncos de aquel bosque viejo
a cambio de robarte yo ese beso
grabé aquel corazón que nos latía.

Arriba tu inicial, la más visible,
abajo imperceptible está la mía,
de lado a lado la flecha que unía
y años después fue el arma de tu crimen.

Yo seguí en aquel banco cada tarde
a ver si tú llegabas con más juegos
pero el verano pasó a ser invierno
y solo tu recuerdo vino a verme.

Por eso quiero que hoy juguemos juntos,
aunque nos encontremos tan distantes
que tú y yo no seamos los de antes
y ya solo a jugar vengan recuerdos….

© 2016  J.I. Salmerón

Anoche pasé a buscarte

 

Juan I. Salmerón

Anoche pasé a buscarte
para comenzar el viaje.
En mi maleta el Amor,
junto a las ganas de amarte.

No fue fácil el camino,
de oscuros iba pintado,
que las estrellas no bastan
cuando no hay luna en lo alto.

Pero tu recuerdo alumbra
como ese sol de verano,
el que entre verdes espigas
en tardes vimos tumbados.

¿Recuerdas nuestros paseos
junto al río, de la mano…?
¿Recuerdas el abrazar
y ese dulzor al besarnos…?

La noche ciñe su talle.
La calle apenas distingo.
Cuatro mortecinas luces
dibujan lento el camino.

Como en gran boca de lobo
parece que ando metido.
Con esa angustia que siento
si oigo tu adiós en mi oído.

¡Te quiero llevar tan lejos
que no nos atrape el tiempo,
donde nos lleve la aurora
y nos oculte el deseo…!

Junto a la esquina te espero,
donde robaste aquel beso
que para mí fue el primero
de los que a cientos vinieron.

Seguro que tu equipaje
vendrá bien lleno de abrazos,
de besos y de pasión.
Corazón enamorado…

Tus manos claman mis manos.
¡Ya oigo tus pasos tan cerca…!
Tus ojos andan buscando
a los míos por la acera.

¡Apresúrate, mi niña…!
Antes de que llegue el sol,
antes de que se descubra
que somos ladrones de Amor…

…Anoche pasé a buscarte
y mi sueño despertó…

© 2015  J.I. Salmerón