Encerrados

 

Allí encerré el misterio de tu nombre.
Allí quedaron guardados tus besos,
aquellos que nos dimos en secreto
y fuimos disfrutando cada noche.

Allí dejé escondidos esos sobres
que en tinta contenían tantos versos
y hoy solo son renglones de recuerdos
que puede que su ausencia tú no llores.

Las tardes que la lluvia se desploma
e inunda mi memoria de nostalgia
es cuando tu recuerdo en mí se asoma.

Y tantos años ya no son distancia,
que tu escondido nombre se hace aroma
y los secretos huelen a añoranza.

©2017  J.I  Salmerón

Vivir de añoranza

 

Era lágrima su rostro
mojando de pena amarga
los recuerdos que acudían
ahogando su corazón.

Sin duda que era la ausencia
la que pasaba factura,
la que dejaba las marcas
profundas por la emoción.

¡Tanto silencio atronaba la sala.
No había sol que el espacio llenara…!

Era de llanto su vida
dándola ya por perdida
acurrucando su alma
al más lejano rincón.

Era tan larga la cuesta,
tan pronunciada y funesta,
que no sentía las ganas
de luchar contra el dolor.

¡Cada palabra escondía su habla.
Solo un suspiro de adiós se escuchaba…!

Un río por su mejilla.
De nuevo el sol se apagaba;
hoy tan oscura su alma
y la mañana tan fría…

La pena marcó distancia.
Hoy era suyo el momento
dejándonos sin aliento
tan lejos de la esperanza…

¡Hoy el instante requiere templanza.
Solo nos queda vivir de añoranza…!

©2017  J.I. Salmerón

Añoranza…

019

 

…O vivir de añoranzas
por no poder compartir
los minutos que necesitan,
juntas, nuestras almas vivir…

Para poder respirar profundo y decir:
«…Hoy sí vuelvo a suspirar,
a soñar con mi amada…»

…Para acariciar las tardes
que lentamente,
como acuarelas en el agua,
se difuminan y escapan
detrás del último rayo
que de sol veo doblar
por detrás de la montaña.

…Y todos los poros abiertos de mi piel,
que es la que empapa a tantos,
a tan bellos recuerdos en mi ser…

…Y ese sentir, pequeño dolor pueril
que necesito sufrir
para saber que estoy vivo,
para sentir lo que digo,

poderlo así trasmitir
a corazones hambrientos
en estos lances del viento,
del corazón su vivir,
en esta suerte: sentir…

Tanto…
como si hoy ya fuera incierto,
que aún sabiendo que no he muerto,
mañana podré seguir
regalando y sintiendo este sentir…

¡Tantos…
tantos besos
que aún me quedan
por vivir…!

© 2014  J. I. Salmerón