Me gustaría

Me gustaría saber volar,
y tocar el piano con dos manos.
Verte junto a mí otra vez bailar,
volver a soñar que nos amamos.

Siempre quise ser un horizonte,
un lugar al fondo, inalcanzable.
La puesta de sol donde tus ojos
vengan a buscarme cada tarde.

Un jardín de hiedra fresca y verde
donde tú mitigues tus calores.
Una fresca fuente en la que apagues
el fuego que tus labios proponen.

Me gustaría ser de cristal
y que desde fuera tú contemples
el tic tac que tiene mi compás
cuando desabrochas mis botones.

Siempre quise ser tu dulce noche.
Luna llena blanca que te acune.
Ser asiento de atrás de aquel coche
donde, cuerpo a cuerpo, yo te tuve.

En la Navidad ser tu regalo
que impaciente espera bajo el árbol.
Ser de la maldad, lo menos malo,
pero ser picante como un diablo.

Me gustaría saber besar
como a ti te gusta que te besen.
Ser la casa donde al regresar
tú descanses tus preocupaciones.

Quiero ser la suave camiseta
con la que tú duermes por las noches.
Quiero ser tu sueño más prohibido
que dormida, o despierta, tú sueñes.

Quiero ser, y no sé si consigo,
de todas tus cartas, corazones.
Quiero ser tu vida en la distancia,
y que al recordarme, te emociones.

Me gustaría saber volar,
y como vencejo en la ciudad,
siempre hacer mi nido en tus balcones…

© 2018  J.I. Salmerón

Ayer te besé en los labios

Ayer te besé en los labios.
O puede que haga ya un par de semanas.
O dos o tres meses, incluso.
O tanto tiempo, que se haga eternidad.

Pero en su eco, tus labios,
mi nombre intuyo que siguen llamando,
entre la densa tiniebla,
sin distinguir ficción de realidad.

Anoche te vi rondando
debajo de la reja de mi ventana.
Jugando con las sombras
donde antes vivía errante el corazón.

Las mismas que recuerdo
donde, libres, los abrazos se abrazaban.
Donde el sol buscaba un hueco
para calentar la brisa de tu Amor.

El tiempo pasa tan lento
al buscar en la puerta una mirada…
Una caricia, un momento,
una fracción de segundo de un adiós.

Y en cambio va tan deprisa
cuando solo ves la vida pasar,
cuando ya no esperas nada,
cuando ves que cometiste algún error.

…Ayer te besé en los labios,
y aunque hoy haga ya tanto tiempo de eso,
la vida cobró sentido,
de nuevo palpitó mi corazón…

© 2017  J.I. Salmerón

Pensaré

Hoy, pensé qué es lo que estarías haciendo
mientras otra tarde, lenta, se alejaba.
Mientras busco tu mirar con mi mirada.
Hoy, que mi latir de nuevo apenas siento.

Si estarías acordándote de mí,
como cada atardecer de ti me acuerdo.
Si recuerdas cómo buscaban tu cuerpo
estas manos que ya no saben de ti.

Y no puedo imaginar qué es lo que harás,
qué es lo que le inquieta ahora al sentimiento
que cubría cada parte de tu cuerpo
cuando mis labios cubrían tu besar.

Otra noche siendo sombra en el jardín,
tan errante como pájaro en invierno,
cuando a solas me refugio en mi paseo
de los bosques de tus besos que perdí.

Hoy, de nuevo me volví a acordar, de nuevo.
Hoy noté que tu presencia estaba cerca,
como viento en la camisa que penetra,
como lluvia que te cala en aguacero.

Y si quieres, y me dejas, pensaré,
cada día que se oculte el sol de lejos,
en tus ojos, en tus labios, en tus besos,
como si el tiempo que vivo hoy, fuera ayer.

© 2017  J. I. Salmerón

Si tus labios

 

Si tus labios hoy supieran
que es el día de los besos,
entregarían su alma
y guardarían silencio.

Si tus labios intuyeran
que mis labios hablan de ellos,
sin duda también dirían
lo que se callan por dentro.

Y es que aprisionan tus labios
todos esos largos besos
que guardan para esta boca
que se enloquece con ellos.

¡Deja tu boca entreabierta…!
¡Deja a los besos que salgan
y que conviertan en arte
todo el besar que provocan…!

Hoy quiero besar tus besos.
Quiero hacer míos tus labios.
Quiero que cada palabra
solo nos diga ¡besaros…!

Hoy es el día que claman
los besos por los tejados.
Hoy celebran que por fin
hacen de su capa un sayo.

Y mientras, yo sigo aquí,
implorando por tus labios,
esperando a que tus besos
a los míos hagan sabios.

Porque yo quiero tu besar
como al aire respirarlo.
Porque yo quiero que, en su día,
me beses y celebrarlo.

…Si tus labios lo supieran,
si intuyeran mi desgarro,
su dulce boca abrirían
para llamarme besando…

© 2017  J.I. Salmerón

No me enamoró tu cuerpo

Juan I. Salmerón

 

Siento tener que decirte
que no me enamoró tu cuerpo
a pesar de que tus curvas
marearan mi cerebro.

No me sentía atraído
viendo desnuda tu piel
con esa escultural figura
de sirena medio pez.

No me gustaba tu pecho
ni tus caderas de vértigo,
ni tus piernas torneadas
sujetando el monumento.

Eso es tan solo otro cuerpo
como tantos que pasean.
Carne, sin más sentimiento,
que ha de convertirse en vieja.

No me enamoró tu cuerpo…

Yo me enamoré de ti
un poquito más adentro.
Me gustó tu corazón
que descansabas al sol
y era todo sentimiento.

Me enamoré de tu alma,
esa que sueltas al viento
para que encuentre volando
un nido donde hacer canto
a otro alma que sueñe intenso.

No me enamoró tu cuerpo…

Tu mirada me hizo preso.
Tus ojos me enamoraron.
Las palabras de tu boca
que cada tarde entre sombras
se me abrazaban hablando.

Me enamoró lo sensible
que eras sintiendo caricias
cuando mis dedos perdidos
entre tanto cuerpo frío
se encontraron con tu vida.

No me enamoró tu cuerpo…

Me enamoró tu sonrisa
tan alegre como el sol
que me decía riendo
bésame otra vez de nuevo,
bésame más, por favor…

…Siento tener que decirte
que tu cuerpo no logró
que en mí naciera el Amor,
que yo soy más de sentirte.

Sentir el alma y el son
que rigen tu corazón,
sentir que sientes igual,
sentir que sientes lo mismo…

© 2017  J.I. Salmerón

Te estuve esperando

525-2

 

Te estuve esperando casi todo el día.
Y tú no llegabas.
Y tú no llamabas.
Y no te veía.

Y así, lentamente, se pasó mi vida.
Sin esos abrazos.
Sin esas miradas.
Sin ver tu sonrisa.

La espera fue tan cruel.
El tiempo no quiso volverme contigo.
No hubo luna de miel,
tan solo un recuerdo triste y abatido.

Si el destino es ciego, la suerte es esquiva.
No queda esperanza
de ver a tus labios
besar a escondidas.

Mi sueño soñado nunca fue vivido.
Solo las verdades
inundan las calles
donde nos quisimos.

Y otro otoño llegó.
Las hojas caducas de frío murieron.
Y tu adiós me dolió,
y dejó cicatriz en mi alma de nuevo.

Te estuve esperando y el sol ya dormía.
Y no hubo esperanza
en aquella noche
de hacerte ya mía.

Tú nunca viniste a traer tu sonrisa
y yo te esperaba
mirando a la luna.
¡Qué noche tan fría…!

© 2016  J.I. Salmerón

Tengo una caja de besos

Juan I. Salmerón

…Tengo una caja de besos
guardados junto a tu cama
para que llegue esta noche
y fundirlos en tu almohada.

Mis besos desesperados
hacia tu boca ya corren,
se encierran bajo tus labios,
entre tus sueños se esconden.

¡Quién pudiera atravesar
la distancia con mis besos.
Quién supiera hacer de sol
este oscuro sentimiento…!

Mis besos ya son esclavos
de tu mirada de estrella
y de la seda que dejan
tus besos cuando me besan.

Te besaré con cuidado,
en las manos, en el cuello,
y subiré hasta tus labios
para quedar satisfecho.

¡Quién supiera hacer besar
los labios de un sentimiento.
Quién pudiera acariciar
tu boca desde tan lejos…!

La caja llena de besos
y un corazón conquistado
dejaré junto a tu almohada,
donde hoy tu beso es descanso.

Y esta noche, si me sueñas,
abriremos el regalo
de la caja de los besos,
que el corazón se desboque,
y que despierten tus labios…

©2016  J.I. Salmerón

Tanto es el placer al verte

Juan I. Salmerón

Tanto es el placer al verte
que muda queda mi habla
y las palabras se esconden
por el rubor que les causas.

Solo a tus ojos atiendo,
solo un pensamiento habla,
el de quererte besar,
el de abrazarte con alma.

Y no sé cómo contengo
en mi interior esas ansias
al verte envuelta de Amor
tan cerca de mi mirada.

Tan cerca, labio con labio,
tan inminente besarlos.
Tan juntas, mano con mano,
sin ni siquiera rozarnos.

Mis recuerdos son las letras
que sustituyen palabras
al revivir los abrazos
que junto al río me dabas.

Al sentir tu cuerpo mío,
besándose alma con alma,
mientras tu espalda acaricio
y tu pecho palpitaba.

Desnudos sobran palabras,
solo habla el sentimiento.
Nos envuelve la canción
del latir de nuestros cuerpos…

Según te acercas a mí
más intenso lo recuerdo.
No sé si podré evitar
que mis labios sean fuego.

¡Que se apoderen, raptores,
de tu boca, de tus besos.
Que del talle te sujete
dejando en uno dos cuerpos!

Pero la razón se impone…
¡Filas firmes, mi sargento…!
Y el corazón desbocado
de nuevo vuelve a su encierro.

Y allí quedó mi placer,
en los ojos que te vieron.
Y mi habla sin palabras,
que solo soy sentimiento.

Pero me sigue gustando
verte llegar a lo lejos
a pesar de ser consciente
que mi Amor quedará dentro.

Por eso mi pasear
por la ribera del río,
para poder disfrutar
de tu mirar frente al mío.

Aunque reprima las ganas
que tengo de estar contigo.
Aunque me cueste llorar
cuando tú ya te hayas ido…

© 2015  J.I. Salmerón

Tus labios y tu besar…

094

…Tus labios son a tus besos,
del jardín, puerta de entrada.
Tus besos son a mi vida
la más dulce melodía
que escucha cada mañana…

En su labio superior
dos montañas sonrosadas
pidiendo a gritos su sol,
comienzo de un corazón
que en tu boca es dibujado.

Abajo, en el inferior,
profundo valle encarnado,
laguna roja de Amor,
ausente boga el dolor,
y me abandono a sus brazos.

Tus labios y tu besar…
Al despertar tus mañanas
son esos montes que escalo,
y la laguna en que nado
en noches de seda y plata.

Son esa puesta de sol
tus labios enrojecidos
donde tus besos, cautivos,
que escapan como suspiros,
piden a gritos mi Amor.

De noche buscando estoy
con ese impulso travieso
de nuevo todos los besos
que entre labio y labio advierto
encerrados como flor.

Y mis caricias los abren,
y tus besos a mi alcance
escapando de esa cárcel,
buscando su libertad
junto a los míos sedientos.

Tus labios y tu besar
en mis sueños siempre están…

 

©2015  J. I. Salmerón

Apenas hoy queda tiempo

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Apenas hoy queda tiempo para escribir un «te quiero…»
Apenas quedan minutos, apenas yo puedo verlo.
Que va más lento ese río que se tira desde el cerro
que las vidas que llevamos tan apretadas de tiempo…

No podemos descansar, ni tregua nos concedemos,
no le dejamos volar, liberar nuestro cerebro.
Arrepentidos seremos por no parar un momento
y disfrutar de ese rato en que te leo mis cuentos.

En que te tomo las manos, como si tuviera miedo
de que al soltarlas te fueras tan lejos como ese viento.
En que me hundo en tus ojos, precioso jardín de otoño,
suspirando cada vez que en ellos veo un asomo

de la sonrisa que tienen, de esa plácida mirada,
que me transporta y me duerme como sueño de mañana.
¡Como me gusta mirarte y perderme y encontrarme
y suplicar que no dejen tus ojos de traspasarme…!

Apenas hoy tengo tiempo de decirte que la noche
sin la luz de tus estrellas apenas a mí me luce,
que no se ven los caminos ni se adivinan los cruces
por donde debo yo ir y ver si tú me seduces.

Que solo te dejo aromas, retazos de mi perfume
para que a ti te acompañen en esta noche sin luces…
Ya no hay tiempo para más, mi dulce estrella de mar…
Añoranza que a mi boca le queda de tu besar…

de tu respirar…
de tu profundo mirar…

© 2015  J. I. Salmerón