Me gustaría saber volar,
y tocar el piano con dos manos.
Verte junto a mí otra vez bailar,
volver a soñar que nos amamos.
Siempre quise ser un horizonte,
un lugar al fondo, inalcanzable.
La puesta de sol donde tus ojos
vengan a buscarme cada tarde.
Un jardín de hiedra fresca y verde
donde tú mitigues tus calores.
Una fresca fuente en la que apagues
el fuego que tus labios proponen.
Me gustaría ser de cristal
y que desde fuera tú contemples
el tic tac que tiene mi compás
cuando desabrochas mis botones.
Siempre quise ser tu dulce noche.
Luna llena blanca que te acune.
Ser asiento de atrás de aquel coche
donde, cuerpo a cuerpo, yo te tuve.
En la Navidad ser tu regalo
que impaciente espera bajo el árbol.
Ser de la maldad, lo menos malo,
pero ser picante como un diablo.
Me gustaría saber besar
como a ti te gusta que te besen.
Ser la casa donde al regresar
tú descanses tus preocupaciones.
Quiero ser la suave camiseta
con la que tú duermes por las noches.
Quiero ser tu sueño más prohibido
que dormida, o despierta, tú sueñes.
Quiero ser, y no sé si consigo,
de todas tus cartas, corazones.
Quiero ser tu vida en la distancia,
y que al recordarme, te emociones.
Me gustaría saber volar,
y como vencejo en la ciudad,
siempre hacer mi nido en tus balcones…