Ella quiso ser tan verde
como la verde pradera,
que inunda con su color
cada año por primavera.
Tan verde como los ojos
verdes intensos de Ana,
que te envuelven cuando miran
y te traspasan si hablan.
Quiso ser la hoja verde
de clorofila cargada.
La más verde de su patio,
por las demás envidiada.
Tan verde como la colcha
verde que tiene tu cama,
la que quito por las noches
mientras tu cuerpo me llama.
Ella quiso ser tan verde
como la verde manzana,
que nace siendo ya verde
y verde el hombre la arranca.
Tan verde como el Amor
que verde crece en el alma,
con esa paz interior
verde como la esperanza.
Siempre presumió de verde
y se erigió en capitana
de cualquier otro color
que junto al verde se hallara.
No tuvo en cuenta que el verde,
ese verde que la empapa,
no es un color en sí mismo,
es color de secundaria.
Tiene su padre y su madre,
el verde que la delata,
pues amarillo y azul
son patriarcas de su raza.
…Ahora se ve más floja
de verdes por la mañana.
Ya no presume ser verde
tan puro como la escarcha.
Ahora ya sabe que todos
necesitamos la gracia
del que tenemos enfrente,
aunque se llame naranja.
No importa si somos verdes,
rojos, negros o granates,
lo importante es que el color
que guardas en tu interior,
brille como obra de arte…