Somos constantes de un sueño
surcando los pensamientos;
volando sobre la tarde,
meciéndose en los recuerdos.
Somos dos granos de arena
buscándose en un desierto.
Somos la puerta cerrada
por la fuerza de los vientos.
Somos la vida pasada
que no encontró nacimiento.
La casa deshabitada
que solo le quedan ecos.
La huella que no se ve…
La palma en mano cerrada…
El puente que no crucé…
La bebida derramada…
Somos paredes de niebla
que separan nuestros cuerpos.
Somos bastones de ciego
palpándose desde lejos.
Somos la puesta de sol
que solo se ve de lejos;
la luna que llega tarde
a iluminar nuestros besos.
Somos cometa sin aire
siempre tendida en el suelo.
Somos gaviota de mar
en este río revuelto.
La vela sin encender…
La ventana siempre abierta…
El sol por amanecer…
La pared llena de grietas…
Somos… O no pudo ser…
Quién lo podría saber…
La esperanza siempre queda
enganchada entre la red
de aquel barquito de pesca…