Por ser madre

Almendros 017

Bajo esas plumas mullidas,
como nubes de verano,
eras refugio en mi vida,
nido al que vuelves volando.

Aunque por fuera de acero,
en la lucha a dentelladas
y siempre a cara de perro
por proteger tu camada.

A abrazar tú me enseñaste,
ir por la vida besando.
A perdonar el dolor
de los que me hacían daño.

Por horizonte, tu mano,
donde agarraba mis sueños,
llevándome por la vida,
ahuyentando así mis miedos.

Mi medicina tu voz.
Todos mis lloros consuelo
cuando besabas mi frente
y me acunaban tus cuentos.

Eras la sabiduría,
eras un pozo de ciencia
con tus clases magistrales
y tu infinita paciencia.

Hoy son recuerdos sin tiempo,
son pretéritos tus besos
aunque aún los sienta en el alma
y en sueños pueda tenerlos.

Fuiste la sacrificada,
tus hijos siempre primero.
Fuiste la envidia de madre
que yo soñé de pequeño.

Nunca podré devolverte
todo el Amor entregado,
pero sí podré contar,
orgulloso, tu legado.

© 2015  J.I. Salmerón