El banco donde espero

De nuevo estoy aquí.
Sentado a tu lado.
Mirándote.
Esperando que acaricies con tu mano.
Deteniendo el tiempo
por si tal vez, tú, de nuevo,
miras a los ojos
que siempre te han amado.

Aquí estoy de nuevo.
Junto a ti.
Esperando la señal.
Esperando toda la noche
por si quieres que te abrace,
por si quieres que te acune
en mi regazo.

Ya sé que el tiempo pasa
y yo no soy capaz
de detenerlo.
Ya sé que el tiempo avanza
e impide que se toquen
nuestros dedos.

¡Y no puedo lograr
que mi corazón
vaya por el camino más recto.
Y no logro que este amargo dolor
sea poco más
que un mal recuerdo!

De nuevo aquí.
Amándote a solas.
Y en silencio.
De nuevo sin ti.
Perdiendo una vez más
con este absurdo juego.

Aún sigo sentado
en el vagón de cola
de tus besos.
Aún sigo esperando
a que alivies mi dolor
mirándome a los ojos
un momento.

Cogiéndome la mano.
Sentándote de nuevo junto a mí
en el banco donde
tú y yo nos amamos.
En el banco donde espero
tu regreso…

©2019  J.I. Salmerón

Cerraste la ventana

¿Cerraste la ventana por el frío
o acaso fue por no volver a verme?
Por no tener mi imagen cuando duerme
tu sueño, que aún despierta es solo mío.

Que tú y yo, y nuestro Amor, fue siempre un trío
y tú y él siempre a punto de tenerme.
Y yo queriendo siempre a ti quererte,
lo mismo que la lluvia quiere al río.

Pero el invierno viene con sequía.
No hay gotas que hoy empapen en tu Amor
al débil corazón que en ti latía.

Cerraste la ventana por dolor.
Por no ver a mi Amor cómo partía
la tarde que a tu gris mudó el color.

©2018  J.I. Salmerón

En silencio

Se hacía tarde y tú voz
se fue apagando en la noche.
Se hacía tarde el reproche
que se inundó de dolor.

La casa se despidió
de cada ventana abierta.
El sol dejó tras la puerta
oscuro en el interior.

Árboles mudos
agitan sus brazos sin voz.
Ríos que llenan sus cauces profundos,
lágrimas llevan
ahogadas de Amor.

Y tú y yo,
sin vivir nuevamente el Amor…
Y tú y yo,
sin saber dónde estuvo el error…

No quise ver la noche
levantarse tan temprano.
No quise que el mar viera
cómo decías adiós.

No quise que se asomara
la tarde al acantilado.
No quise ver mi pasado
al borde de su extinción.

Y tú y yo,
regalando palabras al viento…
y tú y yo,
sin mirarnos de frente a los ojos,
una tarde apagada de noche,
en silencio nos fuimos los dos.

©2018  J.I. Salmerón

Cómo empuja el silencio al pasar

…Cómo sopla este viento.
Cómo empujan las olas del mar.
Cómo arrastra el silencio
tu recuerdo otra vez al pasar.

Cada tarde que intento
nuevamente olvidarte, y ya está,
vuelves tú con tus besos,
como ola, de nuevo a mojar.

Y no encuentro remedio,
o tal vez no lo quiera encontrar,
que me borre por dentro
tantos años intensos de amar.

…Cómo extraño tu risa,
cómo falta en mi oído tu voz.
Cómo duele este tiempo
que sin ti queda ausente de sol.

Cada paso en la arena
se hunde más mi agonía y dolor,
y se agrandan las grietas
de este pobre y débil corazón.

Vuelvo solo.
Cae la noche a mi alrededor.
Cuesta poco
tu recuerdo en la puesta de sol.

¡Si mañana hace viento.
Si las olas se salen del mar.
Si me abruma el silencio,
volveré por si acaso tú estás!

Y si no te recuerdo,
hace tanto que ya se marchó,
llámame tú de lejos,
llámame y volaré hacia tu Amor.

…Cómo duelen las olas
cuando tocan la playa y se van.
Cómo sopla tu ausencia.
Cómo empuja el silencio al pasar…

©2018  J.I. Salmerón

Tríos

Siempre me gustó hacer tríos.
La luna, tu cuerpo, y mi Amor.
El sol, tus caricias, mis besos.
Siempre fuimos más de dos.

La tarde cuando estaba anocheciendo.
Las ganas de abrazarte en el salón.
La forma de expresar tu movimiento.
Siempre sumando uno al tú y yo…

Así fue el Amor vivido.
Al menos, que yo sepa, nuestro Amor.
Nunca solos en los sitios,
siempre había un gesto entre los dos.

Y aunque lo pareciera, nunca estuve,
no fui celoso de esa situación.
No me importó repartir mis caricias
entre tu espalda y mi imaginación.

Siempre se suma queriendo.
no importa si miran dos.
Al fin y al cabo, en lo oscuro,
tu cuerpo no ve el ruiseñor.

Siempre tuvimos algo a nuestro lado.
Ni siquiera en los bailes de salón
tu pecho con mi pecho se juntaron,
en medio siempre la respiración.

No había forma alguna
de estar los dos a solas,
la arena lo impedía,
como al mar con sus olas.

Ni siquiera en el asiento del coche
cuando nos regalábamos te quieros,
estábamos ajenos a la noche
sumando siempre tres, y algún lucero.

Siempre fuimos sumando,
tu y yo, y algún deseo.
Siempre estaba estorbando
la ropa entre los cuerpos.

Pero al ser multitud, y lo comprendo,
quisiste hacer un dúo en otro lado
y así tu corazón perdió el acento
dejando a nuestro Amor en el pasado.

¡La luna con mi Amor!
¡El sol junto a mis besos!
Ya solo fuimos dos
buscando tu regreso…

Hoy somos solo dos, yo y mi recuerdo.
Tu cuerpo se marchó junto a tu voz
No hay trío que formar junto a mis besos
Tu boca, y tu mirar, ya se cerró.

Siempre me gustó hacer tríos,
Pero hoy los llena el dolor
con tu distancia y olvido,
con ese Amor hoy perdido,
que siempre dio más de dos…

©2018  J.I. Salmerón

Recuerdo el llanto

No quise nunca ver que tú lloraras,
por eso aquella noche fue un dolor
al ver cómo tus lágrimas rodaban
perdiendo la esperanza en este Amor.

No quise ser la espina de una rosa,
yo, que nunca me vi como una flor.
No quise ser cuneta, acequia, o zanja,
donde por mí volcara tu pasión.

¡Qué es lo que pude hacer!
¡Tal vez me equivoqué!
Como cuando decides un camino…

¡La vida es como es!
¡Cruel y sin cuartel!
Ella escribe por ti siempre un destino…

Y todo el sentimiento que brotaba
de aquellos ojos tristes, sin color,
hirieron en el fondo de mi alma,
como una daga hiere un corazón.

Silencio se escuchaba aquella noche.
Tus lágrimas ahogaban cualquier voz.
Silencio que, cual losa, me pesaba,
hundiendo poco a poco mi razón.

¡A oscuras me encontré!
¡Sin luz el callejón!
El río a veces tiene remolinos…

¡No siempre aciertas bien!
¡La niebla me perdió!
De noche y sin farol no vi el camino…

Hubiera dado, niña, cualquier cosa
por ver tus ojos mirando, cual sol,
al azul de los míos, como a un cielo,
pero la cruel tormenta lo impidió.

Aun recuerdo la noche, y tu silencio.
Tus lágrimas amargas, tu aflicción.
El ruido de tus pasos alejarse.
Las dudas anidando en mi interior.

¡No vi salir el sol!
¡Sin luz mi corazón!
Se fueron a tu lado caminando…

¡Aprendes la lección!
¡No hay sabia decisión!
Con rabia y con dolor recuerdo el llanto…

©2018  J.I. Salmerón

Rodó la piedra al camino

Rodó la piedra al camino
buscando en la arena huella
donde tu pie de princesa
marcase su corazón.

Apenas sí tuvo en cuenta
que fue mi mano, y la pena,
la que tiraran la piedra
envuelta en tanto dolor.

…Y el pino dobló su verde en tu honor.
Inclinado por el viento,
que en tu perfume embriagó.

…Y el agua del río lloro y frescor.
Como tu risa aquel tiempo
que mi tristeza inundó.

La curva de la vereda
donde mi mano y tu mano
volaron alto y lejano
la tarde de nuestro Amor.

Volvió más recta mi vida
y el besar, sordo y amargo,
pasó de nuevo de largo
diciendo otra vez adiós.

…Y la tarde nuevamente mudó.
Haciendo del día noche,
queriendo ocultar tu Amor.

…Y la pena suplicó mi perdón.
Sentía haber sido eclipse
y ver morir a tu sol.

Rodó la piedra al camino
mientras al borde, el destino,
compartía mi dolor…

©2018  J.I. Salmerón

 

Una historia de Amor

Ella no podía esperar más.
Era comparable a una larga condena.
Todos estos meses sin poder besar
esos labios que sueña encontrar,
estos, sus dulces labios, que mueren de pena…

Nunca se dijeron adiós.
No era su intención tardar
tanto en tenerse de nuevo.
pero así es como ocurrió,
y el pasar de los días dobló su dolor.

Eran besos que son alimento del alma.
Eran besos con ganas.
Eran besos tan tiernos,
que su falta, seguida en el tiempo,
provocó que muriera de Amor.

Su mirada tal vez,
que hay momentos que no la recuerda.
Y ese roce al hablar,
que tan cerca en su cuello sensible,
le impedía, sensata, pensar.

Sin mirar, como loca,
otra calle cruzó a la carrera.
Él estaba, de nuevo, sentado en el banco del parque,
donde a solas en aquellas tardes,
boca a boca le enseñó a besar.

Y al llegar por detrás,
le tapaba los ojos mientras preguntaba
si sabía quién era,
si él notaba también como su corazón se acelera,
Si la vino a buscar…

Es la desilusión esa mueca en su cara.
La amargura vestida de gala
cuando vio y comprobó,
que él no era quien ella esperaba,
que, sin duda, él no era su Amor.

…Una larga condena,
muriendo de pena.
Una lágrima más que de nuevo brotó.
Una historia de Amor,
que como otras lo hacen, al final terminó…

© 2018  J.I. Salmerón

El otoño de tus besos

 

Se fueron cayendo todos,
uno por uno, en silencio,
como las hojas de otoño,
cada uno de tus besos.

Se marchitaron las flores
que brotaban de tu boca
como envejecen los sueños
al despertar con la aurora.

…Y mi alma, tan desnuda
como esas ramas sin hojas
que en los otoños tiritan
al verse en el árbol solas.

Y como al tiempo no hay freno
que lo detenga un momento,
tus besos fueron de hielo
cuando alcanzaron su invierno.

Y tus abrazos son ramas
desnudas, ásperas, viejas,
donde ya no corre savia
de besos de primavera.

…Mira que es grande el dolor,
y cómo el pecho se queja,
cuando esa lágrima negra
se ahoga dentro y no rueda.

Tu último beso murió,
como hoja amarilla y seca.
Tus labios ya no brotaban
como los míos recuerdan.

Por eso, por cada otoño,
mi Amor a tu Amor perpetua
cada vez que veo un árbol
perdiendo sus hojas secas…

© 2017  J.I. Salmerón

Quisiera que hoy mis letras

Quisiera que hoy mis letras te arroparan.
Quisiera que tejieran tu valor
y dieran esquinazo a tu dolor
para que en tu regazo no amargaran.

Que mis manos los vientos arrastraran
para poder llenarte con su Amor.
Que los grises hoy fueran de color
y de arco iris a tu vida pintaran.

Sé de la fortaleza que dispones,
lo dura que te has vuelto con la vida
que no quiso atender a tus razones.

Pero quiero que hoy sepas lo querida
que tú eres para mí, y que me perdones,
si no supe curarte yo tu herida.

© 2017  J.I. Salmerón

No puedo darte

 

No puedo darte tanto como pides,
solo me queda entero un corazón;
que el resto se mojaron en abriles
ahogándose entre lluvias de dolor.

No me pidas el sol cuando es de noche,
de nuevo te ha ocurrido lo de ayer
al rechazar los rayos con reproches
por ser rescoldo de un atardecer.

Siempre quise ser luna en horizonte
paseándose llena entre silencios.
Contarle a las estrellas que tu nombre
he dejado jugando con el viento.

Pero tú, un huracán entre mañanas.
Tú siempre luz intensa deslumbrando.
A la gente tu nombre le gritabas
como en cada tormenta grita el rayo.

El alma quieres que yo te regale
pero, ¿y yo, qué haré sin sentimientos…?
Seré como las playas sin sus mares.
Seré una boca huérfana de besos.

Ya sabes que un día fui todo tuyo,
que en tu tren mi vagón quedó enganchado,
pero aquel viaje no encontró destino
y en vía muerta se quedó parado.

No vistes al reloj marcando el tiempo,
como marcan el paso los soldados.
Cómo implacable dejó al descubierto
a esos minutos que se iban ahogando.

Por eso no me quedan corazones,
en batalla murieron por Amor.
Enterrados entre desilusiones,
sin cruz que indique el punto de dolor.

Te hubiera dado, Amor, todas mis vidas.
Te hubiera dado el sol, a mi pesar.
Pero aunque el agua fuera tibia y fina,
ahogada termino mi voluntad.

No puedo darte ni un solo suspiro
de un corazón que empieza a palpitar…

©2017  J.I. Salmerón

En el cajón de los sueños

 

En el cajón de los sueños
guardo renglones de tinta
pintados de azul de cielo
que no te pude contar.

Contienen frases cautivas,
palabras que hoy se me olvidan
al recordar a tus ojos
mirando sobre mi mar.

Allí duermen mis secretos,
allí quedaron guardados
cada uno de los besos
que a tu boca no le di.

Descansan entre silencios
esperando su momento
en que tus labios reclamen
a mis labios frenesí.

¡Aquí me paro y te pienso…!
Aquí recuerdo lo nuestro
y no entiendo qué pasó…
Aquí me viste el dolor…

Cajón de recuerdos lleno
de flores secas y Amor.
Madera, papel y besos.
Silencio y desolación.

Apenas recuerdo
si guardo la carta
que dice tu nombre…

No abro, pues temo
que si la descubro,
de nuevo yo llore…

Pero no soy tan fuerte
como tú te pensaste,
y en mi mano la llave
piensa ya el liberarte.

Y abro el cajón de madera,
donde descansan los sueños.
Vuelve el verano al invierno
cuando de nuevo te leo.

El resto, ya te imaginas…
Salen volando los besos
y una frase se adivina:
¡Te echo tanto de menos…!

©2017  J.I. Salmerón

Vivir de añoranza

 

Era lágrima su rostro
mojando de pena amarga
los recuerdos que acudían
ahogando su corazón.

Sin duda que era la ausencia
la que pasaba factura,
la que dejaba las marcas
profundas por la emoción.

¡Tanto silencio atronaba la sala.
No había sol que el espacio llenara…!

Era de llanto su vida
dándola ya por perdida
acurrucando su alma
al más lejano rincón.

Era tan larga la cuesta,
tan pronunciada y funesta,
que no sentía las ganas
de luchar contra el dolor.

¡Cada palabra escondía su habla.
Solo un suspiro de adiós se escuchaba…!

Un río por su mejilla.
De nuevo el sol se apagaba;
hoy tan oscura su alma
y la mañana tan fría…

La pena marcó distancia.
Hoy era suyo el momento
dejándonos sin aliento
tan lejos de la esperanza…

¡Hoy el instante requiere templanza.
Solo nos queda vivir de añoranza…!

©2017  J.I. Salmerón

Cada jueves

 

Cada jueves yo te escribo
para ver cómo te encuentras
y mis letras te recuerdan
hablando siempre de ti.

Mis abrazos y mis besos,
ahora huérfanos de tiempo,
aunque te sientan tan lejos
te recuerdan junto a mí.

Cada jueves yo te pienso,
aunque es poco, yo lo entiendo,
pero ya ves que esta vida
no contó con nuestro Amor.

Ni siquiera tuvo en cuenta
entre nosotros la ausencia
regalándonos distancia
y aumentando así el dolor.

Cada jueves me pregunto
si este mar ancho y profundo
dejará sin tierra el mundo
y en sus aguas me hundiré.

O lograré encontrar la isla
donde atraque mi sonrisa,
donde se cumplan los sueños
que tanta noche imagine.

Otro jueves que termina
y en mi cama se adivina
esa ausencia que tu cuerpo
deja en cada amanecer.

Esa eterna pesadilla,
esa soledad continua,
que hacen que la luz del día
siempre sea anochecer.

Hoy es jueves y te escribo,
como cada jueves digo
que mañana pondré fin
a este absurdo recordar.

Pero me falta el valor,
la constancia y el tesón.
Siempre se puede esperar
a otro jueves, qué más da.

Cada jueves yo te escribo,
y hoy no te iba yo a fallar…

© 2017  J.I. Salmerón

En la arena

 

…Aún recuerdo su cuerpo tumbado sobre la arena.
Cómo sus curvas cerradas le hacían
a cada ola la competencia.

Recuerdo cómo brillaba queriendo apagar el sol.
Cómo marcaba su piel morena,
de otras iguales, la diferencia.

Yo paseaba buscando un velero en el horizonte,
la mirada perdida y ausente,
y mis pies caminando sin norte.

En la orilla mojada dejando mis huellas profundas,
donde van a parar mis deseos
como si se escavaran su tumba.

De repente la vi, como naufrago avista su isla.
Con la misma emoción que supone
descubrir que en la luna haya vida.

Y no pude apartar de mis ojos sus ojos de mar.
Y ese brillo de joven sirena,
y ese cuerpo flotando en la arena.

Se detuvo un momento ante ella mi paso perdido.
No había ruido de mar que meciera,
como hacía un momento, mi pena.

¡Mírala…! Espera a que llegue a su piel mi deseo.
¡Que mis labios pronuncien su nombre…!
¡Que mis dedos recorran su cuerpo…!

Y así, mi corazón cabalgaba loco su paso,
como loca mi vida se altera,
como mi respirar no se frena.

Al final, descubrí como siempre que era otro sueño.
Que no había más cuerpo en la playa
que el que yo imaginé con mis versos.

Y de nuevo mis pasos en la arena a esconderse.
A buscar nuevamente el velero
que mantenga flotando mi sueño.

…Aún recuerdo su cuerpo tumbado en la arena,
y el dolor que sentí por perderla…

© 2017  J.I. Salmerón

Ahora que no nos vemos

Juan I. Salmerón

 

Ahora que no nos vemos,
ahora que tus ojos no miran mi corazón.
Ahora que estamos lejos,
ahora siento profundo el dolor.

Si tuviera la oportunidad,
si tu mano cogiera mi mano.
Si tu boca preguntara dónde está,
tal vez lo seguiría intentando.

No quedó tiempo para vernos.
No quedó risa en la cara dibujada.
No quedó Amor de un nuevo intento,
solo lágrimas y un triste adiós en las palabras.

Nunca entendimos por qué.
Nunca fuimos al final lo suficiente.
Siempre averiguando dónde fue
aquel barco de papel de nuestra fuente.

Tatuada está la piel de los recuerdos,
marcada siempre de besos mi cara,
unos surcos tan profundos que no puedo
borrar tus labios de carmín de mis entrañas.

Ya sabrás el lugar donde te digo,
ya conoces esas flores deshojadas
a quién tantas madrugadas preguntamos
si no estarían de verdad equivocadas.

Ahora que ya está oscuro.
Ahora que tañen las campanas moribundas de mi alma.
Ahora que siento el frío,
ahora creo recordar cuánto te amaba.

© 2017  J.I. Salmerón

Tu invierno

Juan I. Salmerón

 

Hoy da comienzo tu invierno
y su dolor se apodera
de toda tu vida entera,
de todo tu sentimiento.

Hoy es tu noche más fría,
tu corazón se congela,
tu pena busca candela
entre tinieblas sin guía.

Tendrás que luchar, ser fuerte.
Tu valentía el escudo
donde se rompe, seguro,
la adversidad de tu suerte.

¡Resiste, mi fiel guerrero!
¡Pelea como tú sabes!
¡Pincha el dolor con tu sable,
córtale el frío al invierno…!

Aguanta solo tres meses
a que llegue primavera,
merece siempre la espera
ver que la vida florece.

Templa en tu cuerpo ese frío.
El sol tu cara calienta
y esa intensa luz alienta
la esperanza que has perdido.

Media batalla ganada
por tener gran corazón,
por tu coraje y tesón,
por vestirte de esperanza.

No bajes los brazos ¡lucha!
Tu tiempo ya ha mejorado
¿No notas como ha cambiado
y el estío ya se escucha?

Hasta que llegue el verano
mis abrazos yo te dejo
y en tu cuerpo, beso a beso,
mi Amor te irá calentando.

No tengas miedo y batalla,
me tendrás como escudero.
Siempre a tu lado dispuesto
a echar contigo ese resto
hasta ganarle al invierno…

© 2016  J.I. Salmerón

Hoy cierro los ojos

Juan I. Salmerón

Hoy cierro los ojos
y noto tu mano cogiendo mi mano.
Hoy guardo silencio
y escucho tus labios diciendo “te amo…”

Y el perfume que lleva tu Amor,
cuando pasa a mi lado,
va impregnando el paseo al ayer
mientras voy recordando.

Que no hay lágrima que en su dolor,
cuando moja mi alma,
no me deje arañada la voz
y secuestre mi habla.

Hoy miro a lo lejos
y te veo volver de nuevo a mis brazos.
Hoy siento aquel beso
que tu boca pintó de rojo en mis labios.

Y el camino que fuera de dos,
el que juntos andamos,
en desierto cubierto de adiós
se quedó abandonado.

Ni la luna se quiso vestir
con su blanca mantilla,
ni hubo estrellas colgadas de luz
que sirvieran de guía.

Hoy cierro los ojos
y siento mi vida que se va apagando.
Hoy solo el silencio
ocupa la ausencia que voy recordando.

© 2016  J.I. Salmerón

Aunque llueva por fuera

Juan I. Salmerón

Dolió tanto el Amor al partir.
Se hizo tan pequeña y lejana
esa verde vereda…

Y la lluvia, en sus gotas, clavaba
tu adiós en mi cuerpo.
Y la vida, ya rota, a rodar
se dispuso en silencio…

Y vi pasar el ayer, a lo lejos,
sin mirarme a los ojos,
sin pararse a chalar
ni siquiera un momento.

Es posible que ya
no se acuerde de mí,
que no quiera traerme el ayer
en que fui tan feliz.
Quizá extraña mi aspecto.

Por las horas cautivas
que le hice sufrir.
Por los celos que tuve,
por dejarte partir.
Por doblar mi dolor
y llorar en silencio…

Ya lo sabe la noche.
Ella aún guarda el recuerdo
de tu andar, de mis besos,
del sentir de tus labios,
del temblar de mi cuerpo.

Aunque hoy,
no te pueda ya ver.
Aunque hoy,
no te traiga consigo
en su tren nuestro ayer.

Aunque llueva por fuera,
por detrás del cristal
de la acera,
aunque pase la vida,
siempre habrá junto a ti
un Amor esperando
en un alma cautiva…

© 2016  J.I. Salmerón

Tú eres, yo soy…

Juan I. Salmerón

Tú eres,
un grito en el sol.
Tú eres,
un eco de voz.
Tú eres,
el mar que me cubre.
Tú eres,
pasión y dolor.

Me esperas soñando.
Me besa tu sombra.
Me sientes cercano.
Me abrazas ansiosa.
Me miras de ayer,
de hoy me recobras…

Yo soy,
silencio en la sombra.
Yo soy,
palabra callada.
Yo soy,
la última ola.
Tan solo,
azul de mirada.

Te sueño despierto.
Te beso y no llego.
Te siento a lo lejos.
Te espero en mi sueño.
Te miro de hoy,
de ayer te recuerdo…

© 2016  J.I. Salmerón

No quise decirte adiós

Juan I. Salmerón

No quise decirte adiós,
yo no podía.
Preferí solo hasta luego
por si tiempo después
yo tuviera la suerte
al doblar de una esquina
de encontrarme contigo
y volvernos a ver.

Por eso fue mejor callar y así otorgar,
que no fueran palabras.
Y así mi corazón, dispuesto en la emoción,
en el adiós llorara.

Quizás fuera el Amor
que yo por ti sentía,
la angustia de perderse
de nuevo el corazón,
lo que impidió decirte
por miedo a tu partida
que en mí tu larga ausencia
sería un gran dolor.

El alma me imploraba que no te fueras,
ni adiós ni despedida.
Por eso procuraba no mirarte,
o no habría salida.

Tal vez sin un adiós
el sueño viviría.
-Sin una despedida
tampoco habrá dolor-
Que no fui yo consciente
que el sueño moriría,
que dio igual hasta luego
que haberte dicho adiós…

© 2016  J.I Salmerón

Tu olvido

Juan I. Salmerón

Se enganchó mi alma
en el alambre de espino
de tu olvido.

Y la herida dolió,
que no hay muerte peor
que ignorar que nos quisimos.

Se desangró mi corazón
y gota a gota fue tu adiós
el que borrara mi pasado.

Y fue el silencio
el que extendiendo su querer
me fue abrazando hasta matarlo.

Todo de pronto se paró
y hasta la vida en su correr,
como cascada de ese río,

dejó de pronto de avanzar
para mecerse en mi recuerdo
como remanso en remolino.

Ya no supiste más de mí,
ya no imploré que me durmieras
entre los brazos de tus besos.

Por eso huyó mi sentimiento
en ese barco que fue abril,
para alejarse poco a poco de tu cuerpo.

Y navegar en el adiós
desde las playas de carmín
que yo en tu labio como ola emborroné

al despedirme aquella vez
con lágrimas llenas de Amor
que hoy tristemente en mi recuerdo son ayer.

Que tu olvidar fue mi morir
y tu partida un gran dolor
donde mi alma fue sufrir
entre los dientes de un adiós…

© 2015  J.I. Salmerón

Aquí murió por Amor…

Poema inspirado en una noticia escuchada esta mañana en la radio sobre los epitafios curiosos que hay en distintos cementerios. Este, en concreto, es el de una tumba en un cementerio de República Dominicana, de un señor donde solamente quiso que pusieran «murió por amor…» sin más nombre ni señas de ningún tipo, y donde todos los años, personas anónimas, dejan flores en su tumba sin conocerle de nada. Tan solo por morir de Amor. Y es que el acto merece, por lo menos, unas pocas flores…

655

“Aquí murió por Amor…”
Decía al pie el epitafio
bajo la cruz de metal,
sobre la piedra de mármol.

Aquí su Amor yacerá
aunque lo tapen los años
porque su historia de Amor
será de todos legado.

“No duele tanto morir
como que no sea amado
con la pasión y emoción
que yo soñaba sus labios…”

Unos dijeron: “La edad…”
Otros : “Qué pena, un infarto…”
Pero yo bien que sabía
que de Amor se fue apagando.

Que fue la pasión tan grande
que por su amada sentía.
Que fue la pena de Amor
al no ser correspondida.

Recuerdo que me contaba
que al verla a ella pasar
el mundo se detenía.
…Lamentos de un suspirar…

¡Que el mar, laguna tranquila!
¡Que el viento, todo callar!
¡Que el sol, penumbra de día!
¡Que su alma, estrella fugaz!

Y así su Amor fue creciendo,
mas solo como Platón,
pues no fue correspondido
y agónico fue el dolor

al ver a su amada idílica,
aquella que tanto amó,
del brazo de nuevos besos
que traicionaron su Amor.

Se abandonó a la locura,
tiró su vida en la acera,
buscó el más digno final
mientras moría de pena.

“No olvides poner, amigo,
sobre mi losa, en mi honor,
que ni enfermedad ni edad,
que yo he muerto por Amor…”

Su voluntad se ha cumplido,
no hay nombre, fecha, ni datos,
solo que ha muerto de Amor,
que el Amor lo fue matando…

…Hoy muchas almas vivientes
paseando van sin rumbo
en busca de aquel Amor
que al corazón puso luto…

© 2015  J.I. Salmerón

He visto el mar en la ventana del alma

Juan I. Salmerón

He visto el mar en la ventana del alma
y un huracán que va empujando mi calma,
la suave luz de una  mañana temprana
que se coló en mi habitación.

Y aquel recuerdo en la penumbra, dormido,
hoy se llenó de ayer en mí, como un nido,
y alegremente en mi cabeza el sonido
me va alegrando el corazón.

Era el paseo de un Amor
que en la distancia se marchó
y hoy me acelera la pasión…

Bajé por la vereda fiel de tu nombre
que tantas veces desgastaron de noche
mis labios que te repetían a voces
como si fuera una oración…

Y aquella fiesta en la que fueron tus besos
los anfitriones locos de mis deseos,
los bailes que mi boca bailaba lento,
y hoy su recuerdo es emoción.

Era el deseo de volver
a ser de nuevo el corazón
que palpitara en tu interior…

Sentí rondar ayer tu mano en mi hombro
aunque solo tu voz sintieran mis ojos,
bastó el imaginar desnudo tu torso,
tu piel rozándose en mi piel.

Y así el festín nos puso sobre la mesa
esos manjares que hoy tus labios recuerdan,
esa pasión que hoy triste vuela en ausencia
hasta encontrar nuestro querer.

Fue mi silencio y tu dolor
el que de noche lo cerró
como las hojas de una flor…

Con tanto mar en mi interior mi alma se ahogó,
y la ventana de mi Amor de aire quebró,
la suave luz entre la noche se perdió,
como tus pasos en mi ayer
junto a tus besos y tu voz…

© 2015  J.I. Salmerón

No hay versos hoy en mi vida

104

…No hay versos hoy en mi vida,
y aunque me ponga a pensar
no acierto como llegar
a la emoción, que hoy me olvida.

La tarde guarda su cielo,
la luz se vuelve pequeña
como un farol en la puerta
que solo alumbra hacia el suelo.

Y se apodera la noche
de los sueños que aún me quedan,
ya no hay pasos por la acera
que conduzcan a tu nombre.

Puede que los sentimientos
no quieran jugar conmigo,
que sean de otro destino
y se los lleven los vientos.

Hoy huérfano el lapicero
que de historias me llenaba
inundando de palabras
las hojas de blanco y sueño.

No hay escritos con su rima,
ni amaneceres dorados.
No hay ríos de sol bañados
cruzando de orilla a orilla.

Ya no hay suspiros de Amor
que llenen las arboledas
de las verdes alamedas
donde tu beso me habló.

Solo recuerdo y silencio,
no queda paz interior,
tan solo ausencia y dolor,
solo el vacío de besos.

…No hay versos para mi alma,
no es intensa la emoción,
no hay sentimiento de Amor
si no me abrazo a mi amada…

© 2015  J.I. Salmerón

Te quiero tanto, tanto, que ya no te quiero

053

 

te quiero tanto, tanto,
que ya no te quiero,
porque de tanto quererte,
de tanto dolor,
muere mi Amor hoy por dentro…

…Es posible que no sienta,
que sea un palo, una piedra,
que sea un tronco de árbol
y solo la sombra sienta…

Lo difícil no es sentir,
es transmitir lo que sienta
para que puedas decir:
«sé que por mí esto lo piensa…»

De si es verdad lo que sienta
y no dudes ya más de mí,
no dudes que sea cierto
lo que yo sienta por ti…

Por eso ya no te quiero,
porque de tanto quererte,
de derrochar sentimiento,
muere mi Amor de dolor,
muere mi Amor en lamentos…

© 2015  J. I. Salmerón

Añoranza…

019

 

…O vivir de añoranzas
por no poder compartir
los minutos que necesitan,
juntas, nuestras almas vivir…

Para poder respirar profundo y decir:
«…Hoy sí vuelvo a suspirar,
a soñar con mi amada…»

…Para acariciar las tardes
que lentamente,
como acuarelas en el agua,
se difuminan y escapan
detrás del último rayo
que de sol veo doblar
por detrás de la montaña.

…Y todos los poros abiertos de mi piel,
que es la que empapa a tantos,
a tan bellos recuerdos en mi ser…

…Y ese sentir, pequeño dolor pueril
que necesito sufrir
para saber que estoy vivo,
para sentir lo que digo,

poderlo así trasmitir
a corazones hambrientos
en estos lances del viento,
del corazón su vivir,
en esta suerte: sentir…

Tanto…
como si hoy ya fuera incierto,
que aún sabiendo que no he muerto,
mañana podré seguir
regalando y sintiendo este sentir…

¡Tantos…
tantos besos
que aún me quedan
por vivir…!

© 2014  J. I. Salmerón