Siento tener que decirte
que no me enamoró tu cuerpo
a pesar de que tus curvas
marearan mi cerebro.
No me sentía atraído
viendo desnuda tu piel
con esa escultural figura
de sirena medio pez.
No me gustaba tu pecho
ni tus caderas de vértigo,
ni tus piernas torneadas
sujetando el monumento.
Eso es tan solo otro cuerpo
como tantos que pasean.
Carne, sin más sentimiento,
que ha de convertirse en vieja.
No me enamoró tu cuerpo…
Yo me enamoré de ti
un poquito más adentro.
Me gustó tu corazón
que descansabas al sol
y era todo sentimiento.
Me enamoré de tu alma,
esa que sueltas al viento
para que encuentre volando
un nido donde hacer canto
a otro alma que sueñe intenso.
No me enamoró tu cuerpo…
Tu mirada me hizo preso.
Tus ojos me enamoraron.
Las palabras de tu boca
que cada tarde entre sombras
se me abrazaban hablando.
Me enamoró lo sensible
que eras sintiendo caricias
cuando mis dedos perdidos
entre tanto cuerpo frío
se encontraron con tu vida.
No me enamoró tu cuerpo…
Me enamoró tu sonrisa
tan alegre como el sol
que me decía riendo
bésame otra vez de nuevo,
bésame más, por favor…
…Siento tener que decirte
que tu cuerpo no logró
que en mí naciera el Amor,
que yo soy más de sentirte.
Sentir el alma y el son
que rigen tu corazón,
sentir que sientes igual,
sentir que sientes lo mismo…