A tu vuelta

Siempre habrá un beso de Amor
aguardando tras tu puerta.
Siempre un abrazo en alerta
para alejar tu temor.

Una mirada habrá siempre
que a tu regreso te busque.
Sentimientos que te gusten
pellizcando el corazón.

Todo te estará esperando
como lo hacía hace tiempo.
De nuevo soplará el viento
que te hacía navegar…

Cuando vuelvas habrá un mar
que te acune con sus olas.
Habrá una playa que, a solas,
te hará en su arena soñar.

Te esperará la pasión
que tanto echabas de menos.
Las manos entre tu pelo
que te invitaban a amar.

La sombra, que era la reina
de cada rincón del alma,
se rendirá enamorada
de cada rayo de sol…

En tu retorno estará
cada renglón que has amado.
Cada letra que, el pasado,
como un ladrón te escondió.

Y volverán a juntarse
las rimas que, en poesías,
aquellas tardes leías
suspirando de emoción.

© 2018  J.I. Salmerón

Esperando junto al mar

Juan I. Salmerón

 

“Fuiste mi primer Amor
aunque tú no lo supieras.
Asomando en la tormenta
fuiste mi rayo de sol.

Por más que estiré mi Amor
no llegó nunca a tocarte
y no consiguió alcanzarte
mi abrazo en tu corazón…”

Siempre recitas lo mismo.
Siempre en la tarde a esperar
al borde del viejo mar
a que volviera contigo.

La tarde, su luz en calma.
La brisa del horizonte
tumbada sobre poniente.
Tu imagen es recortada.

Oteas si al fin la vista
de tus ojos sobre el mar
traen a ese Amor que ahora está
allende de las montañas.

Y solo el agua de sal
regresa sobre tus ojos.
Solo los sueños ya rotos
a tu piel sientes llegar.

Esas olas de ansiedad,
ese mar y su profundo
que recorren hoy tu mundo
ahogándote de esperar.

“Seguiré todas las tardes
volviendo al caer el sol
mostrando mi corazón
a la playa de tus mares.

Tu Amor, como ola a su playa,
llegará una madrugada
del mar que trae tu mirada
volviendo a llenar mi alma…”

Y allí seguiste esperando
aquel barco del Amor
entre las puestas de sol
de días, meses y años.

Allí se acabó tu mundo,
al borde de aquella tarde
donde junto al mar miraste
zozobrar tu Amor sin rumbo.

© 2017  J.I. Salmerón

Te estuve esperando

525-2

 

Te estuve esperando casi todo el día.
Y tú no llegabas.
Y tú no llamabas.
Y no te veía.

Y así, lentamente, se pasó mi vida.
Sin esos abrazos.
Sin esas miradas.
Sin ver tu sonrisa.

La espera fue tan cruel.
El tiempo no quiso volverme contigo.
No hubo luna de miel,
tan solo un recuerdo triste y abatido.

Si el destino es ciego, la suerte es esquiva.
No queda esperanza
de ver a tus labios
besar a escondidas.

Mi sueño soñado nunca fue vivido.
Solo las verdades
inundan las calles
donde nos quisimos.

Y otro otoño llegó.
Las hojas caducas de frío murieron.
Y tu adiós me dolió,
y dejó cicatriz en mi alma de nuevo.

Te estuve esperando y el sol ya dormía.
Y no hubo esperanza
en aquella noche
de hacerte ya mía.

Tú nunca viniste a traer tu sonrisa
y yo te esperaba
mirando a la luna.
¡Qué noche tan fría…!

© 2016  J.I. Salmerón

Versión interior

Juan I. Salmerón

Solo esperaba.
No había prisa ninguna,
dejaba pasar el tiempo
como las hojas pasaban
desde la rama hasta el suelo
por delante de sus besos.

Y su mirada perdida.
Seguro que fue olvidada
en el fondo del bolsillo
del pantalón de su alma,
o en el que tiene botón
del interior de su abrigo.

En el cajón de las letras
doradas llenas de estrellas
nocturnas, las palabras
labradas de noche
a la luz de la luna
ya no existían.

Y el camino al que antes
llegaba arriando la vela mayor
sobre barca de sueños,
entre aguas de arena
y guijarros pintados de voz
zozobró de su vida.

No lloraba el recuerdo.
No llegaba la paz interior
a tocar con su mano el verdor
de la suave caricia
que llovía en las tardes
del otoño de marzo.

Y seguía esperando.
No encontraba en la noche
la mirada perdida,
ni en el día abrazaba
a esa luna viajera
que de noche besó…

Eran estos recuerdos
los que el sueño dejó
cuando al día despierto.
¡Es tan rara esa vida
de versión interior
cuando yo estoy durmiendo…!

© 2016  J.I. Salmerón

Aunque llueva por fuera

Juan I. Salmerón

Dolió tanto el Amor al partir.
Se hizo tan pequeña y lejana
esa verde vereda…

Y la lluvia, en sus gotas, clavaba
tu adiós en mi cuerpo.
Y la vida, ya rota, a rodar
se dispuso en silencio…

Y vi pasar el ayer, a lo lejos,
sin mirarme a los ojos,
sin pararse a chalar
ni siquiera un momento.

Es posible que ya
no se acuerde de mí,
que no quiera traerme el ayer
en que fui tan feliz.
Quizá extraña mi aspecto.

Por las horas cautivas
que le hice sufrir.
Por los celos que tuve,
por dejarte partir.
Por doblar mi dolor
y llorar en silencio…

Ya lo sabe la noche.
Ella aún guarda el recuerdo
de tu andar, de mis besos,
del sentir de tus labios,
del temblar de mi cuerpo.

Aunque hoy,
no te pueda ya ver.
Aunque hoy,
no te traiga consigo
en su tren nuestro ayer.

Aunque llueva por fuera,
por detrás del cristal
de la acera,
aunque pase la vida,
siempre habrá junto a ti
un Amor esperando
en un alma cautiva…

© 2016  J.I. Salmerón

Me aburro…

016

Me aburro…
Cuando te tengo tan lejos,
me aburro.
Cuando no tengo tu abrazo,
cuando no siento tu beso,
cuando eres solo un recuerdo.
Me aburro…

La decepción vive dentro,
porque no veo tus ojos,
y mi Amor se va escondiendo.
Porque no tengo tu mano
que me lleve de paseo.
Me aburro…

Y en el hastío me pierdo,
que mi reloj se hace eterno
y la tarde es un tormento,
y no dibuja el momento
en que te vea de nuevo, y…
Me aburro…

Y es tal fastidio no vernos
que no sé si eres verdad
o solo imagen de espejo
que no se puede tocar.
Como la estrella y la luna,
como la brisa del mar.
Y entonces vuelvo a pensar…
Me aburro…

Cuando no te tengo cerca.
Me aburro.
Cuando me sacia tu ausencia
y estoy harto y tan cansado
de no tenerte a mi lado,
de no poderte mirar
y acariciarte despacio.
Me aburro…

Y es que ya no me divierto,
por eso estoy asolado,
por eso en la puerta estoy,
sobre mi silla sentado,
para poder divisar
y verte pronto llegar,
para tenerte a mi lado.

Que mientras tanto, esperando,
viendo la tarde pasar…
me aburro…

© 2015  J.I. Salmerón