Por primera vez, el 19 de marzo de 1911 tuvo lugar, en algunos países europeos, la primera celebración del día internacional de la mujer. En 1975 la ONU declaró el 8 de marzo como día internacional de la mujer y, desde 1977, como día internacional por los derechos de la mujer. Ayer fue ese día, 8 de marzo, y en memoria de las mujeres que ya no están, de las que ahora mismo están y luchan por sus derechos, y de las que, futuramente, llegarán y estarán pronto en su relevo, dedico estas letras para reforzar, si hiciera falta, lo necesarias que son en nuestras vidas y lo iguales a nosotros que algunos las queremos.

Es la mujer mi estandarte
y mi báculo su fuerza.
La mujer es todo Amor
y de mis sueños, la reina.
Eres fecundo mañana,
es tu cuerpo una pradera
donde, por cada semilla,
tú le das vida de estrella.
Luz en la noche alumbrando,
vía láctea de mis penas,
que cual luciérnaga guías
y acompañas mi vereda.
Eres el sol que calienta,
eres la vida en la tierra,
te brindas como mañanas
para que siempre amanezca.
Mi amiga, hermana, y esposa,
mi madre antes que naciera.
Mi refugio desde niño,
mi descanso hasta que muera.
Eres la puesta de sol
que a mí me dejó cautivo.
De mi sentir, elixir,
y de mis ojos un río.
Es la mujer mi heroína,
ganadora de olimpiadas
que no ceja en sus empeños,
día a día bate marcas.
Es la mujer mi razón,
mis deseos y esperanzas.
¡Y de mi vida la envidia…!
espero que sea sana.
© 2015 J. I. Salmerón