Coraje de luchador

¡Que paren el cielo, que lo detengan…!
Condenen su azul a la oscuridad.
¡Que no sople el viento entre las mareas…!
Pues suena a lamentos su respirar.

Y en el cielo se ha visto llorar al viento.
Y en el viento, este cielo, se fue a apagar.
Y el azul se hizo negro de cueva y hielo.
Y en la brisa, soplando, se fue a guardar.

¡Que todas las nubes se vayan presas…!
Nos llenan de sombras el ancho mar.
¡Que apaguen el brillo de cada estrella…!
Que a solas, el mundo, hoy quiere estar.

Y en las nubes, los sueños, se van volando.
Y en el mar, cada sombra, se echó a nadar.
Y a una estrella, en lo oscuro, se oyó llorando.
Y en un mundo, tan solo, qué solo estás…

¡Pero vino la lluvia, que todo limpia!
Como limpia si lloras por la verdad.
¡Y con viento del norte, con nuevos aires,
el azul en los cielos volvió a gritar!

¡Y las nubes montaron sobre la brisa!
Y sus sombras besaron suaves el mar.
¡Y los puntos de estrellas, como bombillas,
encendieron la noche y cada mirar!

…Las batallas internas que tiene el alma,
las que hieren profundo en el corazón,
no las des por perdidas, hay esperanza,
¡Como el cielo y la nube…!
¡Como el viento y la estrella…!
Si le pones coraje de luchador.

©2019  J.I. Salmerón

La noche

Avanza lenta la tarde
mientras le espera
la negra noche,
sola en la acera.

Como una dama
que esconde el misterio,
con negros ojos
que brillan llenos de besos.

Atrapa bajo sus brazos
la noche a la tarde, y luego,
bajo ese tul de luceros,
le va contando deseos.

Y cae la tarde y se entrega…
Y el sol calienta ya menos…
La noche calma en su brisa
su fuego intenso.

“Ven y soñemos…
Que aquí en lo oscuro,
donde la vida se calla,
te espera el tiempo…”

Y en un abrazo se entregan…
Naranja y rojos pintan los cielos…
No se distingue la tarde
entre esa noche de sueños.

“…Otra batalla ganada…”
Dice la noche a los cielos.
La dama oscura se impone
y cubre la tarde en su velo.

Y piensa…

“Mañana, otra tarde incauta,
vendrá de nuevo a mis brazos.
Y entre las sombras de estrellas,
bajo el mirar de mis ojos tan negros,
caerá de nuevo rendida
a este silencio en lo oscuro
donde regalo mis besos…”

©2018  J.I. Salmerón

Sobre los cielos

Si yo pudiera andar sobre los cielos,
sería, sin dudarlo, una cometa.
Con esos mil colores de su pelo…
Con esa trenza larga que le cuelga…

Pero otras veces quiero ser lucero.
Ser Venus que acompaña con su brillo
las tardes y mañanas de los días
como si fuera un Dios en lo infinito.

Y no descarto que si yo alzo el vuelo,
pudiera ser la nube que hace sombra,
filtrando, de ese sol calenturiento,
los rayos que molestan a deshora.

Sería de la tierra, así, el mal alto.
Sería de mil plantas, edificio.
Sería mástil de toda bandera
que quiera que la ondee por oficio.

Quisiera ser también esa gaviota
que siempre va volando por los mares.
Que sube, y baja, y juega con el viento
como si en barca fuera por el aire.

La luna blanca, llena, de las noches
sería para ser tan envidiado
como es este satélite divino
que acoge con su voz a enamorados.

¡El rayo y la tormenta!
¡La copa de un gran árbol!
¡El pico de montaña!
¡La sombra en un tejado!

¡La linda golondrina!
¡Campana en campanario!
¡Del circo, trapecista!
¡El eco si te llamo!

Si yo pudiera andar sobre los cielos,
esta noche estaría en tu tejado.
Te cogería en brazos, y a lo lejos,
haríamos de estrellas en lo alto.

¡Y así, en nuestro volar,
sin soltarnos las manos,
se haría realidad
el sueño que soñamos…!

Si yo pudiera andar sobre los cielos,
sería todo menos ser humano…

©2018  J.I. Salmerón

 

Tantas lunas

 

Tantas lunas que te observan
y yo no puedo mirarte.
Y mis abrazos, desnudos,
que no podrán abrazarte.

Tantas noches viendo estrellas
que van marcando camino
y que al verlas me recuerdan
tus ojos frente a los míos.

Ya cae la noche llena de frío.
Ya va cubriendo la pena,
como lluvia sobre el río,
como escarcha sobre hierba…

Tantos lugares que existen
y no coincido contigo.
Cuando te vas dejas huellas
que se clavan en mi olvido.

Tantos besos encerrados
aguardando libertad
para fundirse en tus labios
como la arena en el mar.

Ya está la luna sobre lo alto.
Ya se calienta mi alma
cuando imagina que roza
tu cuerpo sobre mi almohada…

©2017  J.I. Salmerón

Eran las tres

 

Eran seguro las tres,
las tres de la madrugada.
Las tres mirando de frente
con la barbilla bien alta.

Tres brazos tocando cielo.
Tres manos de grandes palmas
queriendo coger estrellas
para entregar al que pasa.

Si el árbol que las custodia
hiciera que de sus ramas
la madera fuera asiento,
ellas serían sus patas.

Siempre esperando las tres,
las tres de la madrugada,
a jugar las cuatro esquinas
si quieres acompañarlas.

No doblan sus convicciones
los vientos que por las noches
empujan en la placita
a estos tres bravos cañones.

Siempre firmes, en alerta.
Refleja su piedra bronce
las marcas de las batallas
que produjeron los hombres.

Estas tres cabezas grises
que ya van peinando canas
no temen que pasen años,
temen si son ignoradas.

Por eso todas las noches
a las tres de la mañana,
a las tres de cruz tan alta
puedes oír cuando pasas.

Hablan de pájaros libres,
de hombres que van sin rumbo
y a sus pies paran y lloran
rezando por sus difuntos.

Hablan de la soledad,
aunque están acompañadas,
de las tres cuando es de noche
y nadie para a escucharlas.

Si pasas sin hacer ruido
puedes oír que te llaman.
Si pasas verás las tres.

Las tres cruces que presiden
la placita de Sigüenza
a las tres de la mañana…

© 2017  J.I. Salmerón

La noche

Juan I. Salmerón

 

Me gusta vivir la noche,
su oscuridad en silencio.
Me gusta buscar estrellas
escondidas en su cielo.

Adivinar el contorno
de la gente que pasea
como si fueran borrones
dibujados de acuarela.

Disfruto sintiendo el fresco
del viento sobre mi cara
apropiándose el calor
que en mis mejillas quedaba.

De la luz de las farolas
que como sol de luciérnagas
levitan todas en fila
al borde de la vereda.

Me gusta ese lado oscuro
que de la vida vivimos
donde la imaginación
es la guía en los caminos.

Todo es intenso y secreto,
todo detrás de un gran velo
donde los besos se esconden
y se disfruta con ellos.

Me gusta tanto la noche
que por el día hay momentos
donde cerrando los ojos
la noche siento por dentro.

Si la rodean tinieblas
se escucha mejor el alma.
Cuando la luz desvanece
el sentimiento se palpa.

Por eso me gusta tanto
la noche como morada,
por ser donde fabricamos
los sueños bajo la almohada.

© 2016  J.I. Salmerón

A dormir va mi niño

Juan I. Salmerón

 

A dormir va mi niño
cuando es de noche,
a contarle a su luna
cuando se esconde.

Que los sueños que tienes
son tan bonitos
que las estrellas quieren
dormir contigo.

Sueña mi niño, sueña
que es marinero
y le arropan las velas
de su velero.

Que surcando los mares
como un pirata
va llenando de besos
puertos y playas.

Son sus ojos, del cielo,
soles de mayo
cuando mira en la cuna
cómo le tapo.

Un satélite lleno
de la esperanza
que rebosa riendo
cuando le abrazan.

Es piloto en sus sueños
de los aviones
para jugar muy cerca
de los gorriones.

Y tus alas batiendo
todas las nubes
convirtiendo en merengue
blancas y azules.

Al arrullo se duerme
cuando le canto
y un suspiro tras otro
salen brotando.

Y lo entrego en los brazos
de tantos sueños
que hasta que no es de día
no lo despierto.

¡Vuela alto, mi niño,
sube hasta el cielo!
que tus ojos de noche
serán luceros.

Y en su cuarto menguante
será esa luna
tu lugar de descanso,
tu blanda cuna…

© 2016  J.I Salmerón

Versión interior

Juan I. Salmerón

Solo esperaba.
No había prisa ninguna,
dejaba pasar el tiempo
como las hojas pasaban
desde la rama hasta el suelo
por delante de sus besos.

Y su mirada perdida.
Seguro que fue olvidada
en el fondo del bolsillo
del pantalón de su alma,
o en el que tiene botón
del interior de su abrigo.

En el cajón de las letras
doradas llenas de estrellas
nocturnas, las palabras
labradas de noche
a la luz de la luna
ya no existían.

Y el camino al que antes
llegaba arriando la vela mayor
sobre barca de sueños,
entre aguas de arena
y guijarros pintados de voz
zozobró de su vida.

No lloraba el recuerdo.
No llegaba la paz interior
a tocar con su mano el verdor
de la suave caricia
que llovía en las tardes
del otoño de marzo.

Y seguía esperando.
No encontraba en la noche
la mirada perdida,
ni en el día abrazaba
a esa luna viajera
que de noche besó…

Eran estos recuerdos
los que el sueño dejó
cuando al día despierto.
¡Es tan rara esa vida
de versión interior
cuando yo estoy durmiendo…!

© 2016  J.I. Salmerón

El pescador de recuerdos

 

Juan I. Salmerón

El pescador de recuerdos, me llaman…
Paciente navegante con mi barca
en río dulce o en mar salada.
Bogando el corazón por estribor
y al palo mayor, las velas blancas.

Nunca dejo de buscar en el ayer
aunque mi rumbo sea el mañana
esas tardes románticas de Amor,
de ahí que sea mi afición ser pescador
y atrapar entre mis redes la añoranza.

El pescador de recuerdos, me llaman…
En barca vieja navego el tiempo.
¡Hay tanta historia que echar de menos!
Los remos brazos que abrazan agua
como abrazaba yo ayer tu pecho.

Navego lento, recito versos,
que así es más fácil pescar momentos.
Y cuento estrellas si ya es de noche
y envuelvo en llanto luz de luceros.
Y entre el silencio les cuento esto:

…Tengo una caña de pesca,
toda ella de bambú,
y con mi Amor como cebo
la echo a esas aguas revueltas
donde descansan los tiempos.

Espero pacientemente
mirando fijo el anzuelo,
y cuando veo que el hilo
parcialmente ya se ha hundido
tiro con fuerza hacia el cielo.

¡Y allí que sale el recuerdo,
enganchado de mi Amor…!
y pienso hacia mis adentros
que de ayeres y momentos
hoy cenaremos mejor…

…El pescador de recuerdos, me llaman.
Si tú no tienes ningún momento
no te preocupes, yo te los presto…

© 2016  J.I. Salmerón

Anoche te confundí

Juan I. Salmerón

Anoche te confundí
cuando miraba hacia el cielo,
pensé que eras la luna.
¡Te echaba tanto de menos…!

Creí que eras la noche,
toda vestida de negro.
Y las estrellas los guiños
de tus ojos sobre el cielo.

¡qué otra luz se puede amar
que la luna y las estrellas,
qué otra puede ser más bella
que tus ojos al mirar…!

Anoche el denso vacío
se volvió profundo y seco,
y un mar de distancia ahogó
todas mis penas de nuevo.

¡Si fui planeta cercano,
tú luna en cuarto creciente;
no hay río, lago, ni fuente
donde no esté tu reflejo…!

Aunque llegó la mañana,
despuntado tras el alba,
no había consuelo alguno
que al corazón alentara.

Pude ver llorando al sol
lágrimas de lluvia, creo.
Y las nubes, empapadas,
usadas como pañuelo.

Y un corazón moribundo
vi pasearse temprano
al ver pasar mi reflejo
navegando por un charco.

…En un barquito de tinta
se marcharon nuestros versos
y no hubo noche ni día
de este Amor en lejanía
donde rimaran los besos…

© 2016  J.I. Salmerón

Yo quise amarte a solas y a escondidas

Juan I. Salmerón

Yo quise amarte a solas y a escondidas.
Desde tan lejos quise, Amor, amarte,
como puesta de sol en despedida
que alejada de luz se va en la tarde.

Aún quiero que tu cuerpo sea mío,
y tus abrazos nuevamente cárcel,
pero en esta distancia soy cautivo
y el largo caminar me vuelve errante.

Soy mar en un invierno sin sus olas,
arena que se va con la marea,
y tú sigues tumbada en esa playa
donde tu cuerpo fue isla y bandera.

Hoy somos como luces de una estrella,
distantes en el cielo, separadas,
pero de lejos veo yo tu brillo
y tú ves mi brillar, que te acompaña.

A solas y a escondidas, a distancia,
que no tengo otra forma de quererte.
Así va caminando, en la esperanza,
las ganas que mi Amor tiene por verte.

Pero este, nuestro Amor, será victoria
y el río que hoy separa, tendrá puente.
Y tu tierra y mi tierra, tan lejanas,
juntas verán crecer nueva simiente.

Por eso no dejamos de pensarnos.
Por eso nuestro Amor sigue escondido.
Y a solas, en recuerdo, nos besamos,
hasta que esta distancia sea olvido…

© 2015  J.I. Salmerón

Emborronada su tinta

Juan I. Salmerón

…Emborronada su tinta
por lágrimas rotas de Amor.
Ajada, hojas marchitas,
amarillo en su color…

Veinte años hace hoy
escribiste tu misiva.
¡Me abrazaba cada frase
cuando mis labios leían…!

Flores solo en su interior,
un jardín, aroma, vida.
Dulces palabras, pasión,
un azul de mar su tinta.

Veinte poemas de Amor,
y una esperanza cautiva
que espera libertador.
¡No quiso morir en vida!

…Que no supe verlo yo,
que no me atreví en su día.
Esa carta es mi lamento
y abierta sigue mi herida.

Porque callar es la tumba,
losa tan pesada y fría,
que nos congela los gestos
y que nos entierra en vida.

…Si Dios permite regresar,
la existencia repetirla,
habré de gritarle al sol:
“yo pensé que no era mía…”

Creí que eras de sueño,
que eras de la luna fría,
de la noche y las estrellas,
creí que no te tendría…

…Y por eso es que yo me fui
y me alejé de la orilla,
y mi barca se rompió
en mil pedazos de astillas.

Y cuando quise volver
a las playas de mi huida
era ya otro el edén
que me esperaba por vida…

…En un huequito del alma,
presidiendo atardeceres,
llevo guardada esta historia
y así mis noches la sueñen…

© 2015  J.I. Salmerón

Si yo fui parte de un sueño

Juan I. Salmerón

Si yo fui parte de un sueño
no busques mi despertar,
sigue siendo ola en el mar
que va bañando el recuerdo.

Que mis ojos son tu cielo,
y yo te abrazo de espuma
mientras mis besos son cuna
de tu más ferviente anhelo.

Si yo fui un día camino
no borres hoy las pisadas,
las que en la tierra dejaban
el Amor que un día fuimos.

Que yo la tarde detengo
sobre los montes de olivos,
sobre los campos de trigo,
para que tú puedas verlos.

-…Si ves que vale la pena,
no te importará esperar,
como el puerto con su mar,
a que suba la marea…-

Si un día fuera el jinete
que cabalgaba en estrellas,
no apagues hoy las más bellas,
esas que miras por verme.

Que de tus ojos soy brillo
que de marrón y tostados
llenan los bosques y prados
en los otoños que vimos.

Si he sido de tus palabras
las letras del corazón,
hoy pido al cielo perdón
por no saber ordenarlas.

Que aún soy tu rima en papel,
la estrofa que de mis versos
se unen en lazo travieso
por ser poema en tu piel.

…Si ves que vale la pena,
no te importará esperar
el aire suave del mar
para que empuje tu vela…

Si tú aún me quieres soñar,
en tu recuerdo me esperas…

© 2015  J.I. Salmerón

Me voy de verano

Juan I. Salmerón

 

Hoy solo escribo tres letras,
aunque puede sean cuatro.
Que solo es para decirte
que me marcho de verano.

Me voy a puestas de sol.
Me tumbo en ríos mojados.
Me acerco a noches de luna.
A estrellas me voy de abrazo.

Pasaré días de azul
y noches al cielo aullando.
Igual paso por tu casa
a ver en qué andas soñando.

Y dejar bajo tu almohada,
junto a tu pelo enredados,
una docena de besos
para endulzar tu descanso.

Juntaré tardes con rimas
cuando el sol se esté marchando.
Uniré mi corazón
al recuerdo de tu abrazo.

Me llenaré de silencio
para poder escuchar
los gritos verdes de árbol
que me envuelven con su andar.

Será tu imagen mi vuelta.
Serán de luz mis escritos.
Serán de sombras y luces
los que a mi cámara invito.

Me iré, pero mi memoria
estará siempre contigo.
Siempre a mi lado tú irás,
como un deseo escondido.

Aunque los montes me cubran.
Aunque me ahoguen los ríos.
Aunque la noche me tape.
Aunque en tu ausencia haga frío.

Me voy pero mi regreso
pronto se habrá hecho efectivo,
que dentro de pocos días
de nuevo estaré contigo.

Tan solo pido paciencia
y que tú de mí te acuerdes,
que yo, durante tu ausencia,
ni un día pude perderte.

© 2015  J.I. Salmerón

No podré esta noche

071-2

No podré esta noche
caminar junto a tus sueños.
Hoy me toca ser real,
hoy tan solo carne y hueso.

No haremos viaje esta noche,
hoy la luna no es de cuento.
Solo es satélite gris,
solo es celeste su cuerpo.

No habrá ni estrellas que enciendan
sonrisas entre tu pelo,
hoy serán masas de gas,
tan solo hidrógeno y helio.

Los ríos no son caminos
por donde bajan los besos
para calmar a los labios
que de su sed mueren secos.

Solo corrientes de agua,
solo afluentes sedientos
de las aguas de ese Amor
que acompañaban los sueños…

Llora huérfano tu talle
al no sentir de mis manos
ese abrazo, como cárcel,
al que quiso condenarlo.

Tampoco podrán mis ojos
pasearse por tu cuerpo,
disfrutando entre sus curvas
donde mi andar era lento.

Hoy no hay sueño de una noche
de verano, o de invierno.
La fantasía se rinde
y la verdad gana puestos.

Hoy no podré disfrutar
sobre tu almohada de besos
la calidez de tus labios
y el ritmo audaz de tu cuerpo.

Hoy es posible que sea
una noche triste en versos
y que las lágrimas llenen
a esos ríos que son secos.

Pero no quiero que dejes
de luchar por esos sueños
para que un día su espacio
nos inunde como cielos.

…Esta noche no me esperes,
me apresó la realidad,
pero es corta mi condena
y mañana vuelvo a soñar…

© 2015  J.I. Salmerón

No sé si el destino existe

720

No sé si el destino existe.
Si nos rigen las estrellas.
Si los caminos que andamos
son ya caminos de vuelta.

No sé si antaño, juglares,
hablaban de nuestra gesta.
O si las cartas astrales
juntan tu cielo y mi tierra.

Tan solo quiero seguir
viviendo esta misma historia,
que tus pasos marquen rumbo
y yo, de ellos, sea sombra.

Que tu río sea libre
y atraviese monte y prado
porque yo sé que en mi mar
sus aguas serán abrazo.

Un día mi respirar
de tu Amor fue contagiado
y hoy no sabría vivir
sin el aire de tus labios.

Sin la verdad de tus ojos
cuando de Amor van mirando.
Sin el seguro viajar
cuando me aprietan tus manos.

Es la vereda del tiempo
la que ya unió nuestro sino
juntando tardes y noches
a tantos años vividos.

Como un universo propio
nuestro Amor sigue girando,
y año tras año añadimos
otra estrella que alumbrarnos.

Yo no sé si fue el destino
Pero esto hay que celebrarlo…

© 2015  J.I. Salmerón

Apenas hoy queda tiempo

128 (2)

 

Apenas hoy queda tiempo para escribir un «te quiero…»
Apenas quedan minutos, apenas yo puedo verlo.
Que va más lento ese río que se tira desde el cerro
que las vidas que llevamos tan apretadas de tiempo…

No podemos descansar, ni tregua nos concedemos,
no le dejamos volar, liberar nuestro cerebro.
Arrepentidos seremos por no parar un momento
y disfrutar de ese rato en que te leo mis cuentos.

En que te tomo las manos, como si tuviera miedo
de que al soltarlas te fueras tan lejos como ese viento.
En que me hundo en tus ojos, precioso jardín de otoño,
suspirando cada vez que en ellos veo un asomo

de la sonrisa que tienen, de esa plácida mirada,
que me transporta y me duerme como sueño de mañana.
¡Como me gusta mirarte y perderme y encontrarme
y suplicar que no dejen tus ojos de traspasarme…!

Apenas hoy tengo tiempo de decirte que la noche
sin la luz de tus estrellas apenas a mí me luce,
que no se ven los caminos ni se adivinan los cruces
por donde debo yo ir y ver si tú me seduces.

Que solo te dejo aromas, retazos de mi perfume
para que a ti te acompañen en esta noche sin luces…
Ya no hay tiempo para más, mi dulce estrella de mar…
Añoranza que a mi boca le queda de tu besar…

de tu respirar…
de tu profundo mirar…

© 2015  J. I. Salmerón

Hoy, te sentí tan lejana

088

 

Hoy, te sentí tan lejana,
tan fuera de nuestro cuento
que en vez de protagonista
parecías fin de verso.

Hoy, pálida fue la luna,
solo sombras de recuerdo,
ni las estrellas tiritan
a pesar del frío intenso.

¡Y no levanta la niebla…!
¡Que no veo tu regreso
a través de la vereda
que te marcaron mis besos…!

Yo, te sentí tan lejana
como tardes de colegio,
aquellas que disfrutamos
bajo las flores de almendros.

Aquellas que nuestras manos
titubeaban cogernos,
que con tan solo rozarnos
era subir a los cielos.

Hoy solo son ya recuerdos,
pedazos rotos de espejo
donde apenas adivino
de qué color fue aquel beso…

…Al lado opuesto del mundo,
enfrentado al universo,
hoy solo he podido ver
cómo te vas a lo lejos…

© 2014  J. I. Salmerón

Si yo volviera a nacer…

015

…Si yo volviera a nacer…

Me dedicaría a contemplar
a las estrellas…,
y a los amaneceres…,
y a los amados amantes…,
y a las puestas de sol y a las lunas gigantes…

…Si yo volviera a nacer…

Diría mi tarjeta:
“contemplador de eventos importantes”

Aunque pensándolo bien,
mejor se lo diría al oído de la gente,
para poder hacer más y mejores amigos
al calor de un susurro como abrigo…

…Si yo volviera a nacer,
ya nada sería lo mismo…

¿O puede que todo igual…?

No sé, misterios de lo desconocido…

© 2014  J. I. Salmerón

Lluvia de estrellas

Esta semana hemos tenido lluvia de estrellas, las Líridas, una lluvia de meteoros de baja velocidad, por lo que dejan estelas de gran persistencia mientras se desintegran. De esta manera sus destellos se aprecian nítidos, intensos y de duración prolongada, lo que nos regala  un maravilloso espectáculo en el cielo. A pesar de que esos días han sido muy nublados y no se han podido apreciar como se merecían, si que les ha dado tiempo a contarme sus sentimientos cuando tú las miras. Por ello, en su honor, no podía dejar pasar este momento para contarte lo que dicen las estrellas en su cielo…

002

…Llenitos van mis bolsillos
de palpitantes estrellas
que centellean inquietas
al saber que las contemplas.

Son las estrellas del alba
que apenas tú puedes verlas,
son las que callan de día
y a gritos tus noches llenan.

Se resguardan junto a mí
por la vergüenza sentida
al ser tú, bello lucero,
la que de noche las mira.

Apenadas unas veces,
y otras llorando a escondidas
cuando tus ojos se callan,
cuando sueñan tus pupilas.

Con sus guiños titilantes
te quieren a ti compensar
tantos desvelos nocturnos,
¡es su forma de besar…!

…Y yo soy el encargado
de ir a colgar tus estrellas
noche tras noche en el cielo
para que juegues con ellas.

Para que cuentes si faltan,
no sea acaso que se duerman
al abrigo de mis besos
y en tu cita no se vean.

¡Que no quiero que mi culpa
te prive de luz tan bella
Para que escuches de noche
qué te cuentan tus estrellas…!

© 2014  J. I. Salmerón