Te estuve esperando

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Te estuve esperando casi todo el día.
Y tú no llegabas.
Y tú no llamabas.
Y no te veía.

Y así, lentamente, se pasó mi vida.
Sin esos abrazos.
Sin esas miradas.
Sin ver tu sonrisa.

La espera fue tan cruel.
El tiempo no quiso volverme contigo.
No hubo luna de miel,
tan solo un recuerdo triste y abatido.

Si el destino es ciego, la suerte es esquiva.
No queda esperanza
de ver a tus labios
besar a escondidas.

Mi sueño soñado nunca fue vivido.
Solo las verdades
inundan las calles
donde nos quisimos.

Y otro otoño llegó.
Las hojas caducas de frío murieron.
Y tu adiós me dolió,
y dejó cicatriz en mi alma de nuevo.

Te estuve esperando y el sol ya dormía.
Y no hubo esperanza
en aquella noche
de hacerte ya mía.

Tú nunca viniste a traer tu sonrisa
y yo te esperaba
mirando a la luna.
¡Qué noche tan fría…!

© 2016  J.I. Salmerón

Una tras otra las nubes

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Una tras otra las nubes
desfilan hacia el ocaso.
La tarde vence de sueños
y se retira al descanso.

Los verdes pasan a ocres:
Rojo, amarillo, dorados.
La noche guarda silencio
al saltar por los tejados.

Incluso el río en el puente,
donde su voz es más brava,
parece que de puntillas
cruzan calladas sus aguas.

Los sentidos se agudizan.
Oigo unos perros ladrando.
Y las copas de los chopos
saludan desde el barranco.

Desde lo alto del monte
veo los campos soñando.
Ya dejaron sus labores,
se tapan de oscuro manto.

Mi pasear se hace lento.
Me gusta el olor a leña
que la niebla de ese humo
va perfumando en la tierra.

Ya veo brillar las piedras,
al final de mi sendero,
que la farola calientan
como si fuera un brasero.

El aire silba a mi lado.
La calle quedó vacía,
y la sombra de la tapia
ahora es extensa y fría.

Ya no distingo las nubes,
ya los colores se fueron,
y el frío de un nuevo otoño
se apoderó de mis huesos.

La luna quiere asomar,
desde el otero me mira,
acompañada de estrellas
llenan la noche de vida.

Todo cubierto de noche,
todo callado y sereno,
todo un día dice adiós
para dar paso a los sueños.

Todo esto es un disfrutar,
los sentidos reverberan
plenos de satisfacción
inundando las aceras.

Mañana puede que el sol
acompañe tus paseos
y que la noche, al llegar,
traiga tus más dulces sueños…

© 2015  J.I. Salmerón

Era tan fría la tarde

Juan I. Salmerón

Era tan fría la tarde
que puede que fuera invierno.
Aunque la luz era azul,
azul celeste, recuerdo…

Yo iba contando adoquines
de esos cuadrados del suelo,
mientras subido a la acera
en equilibrio paseo.

Llevaba botas de campo
de esas de cordones negros,
y calcetines de lana,
y bufanda gris al cuello.

Las manos en los bolsillos,
como buscando un recuerdo,
y el pensamiento en las nubes
soñando lejos del suelo.

No me cruzaba con nadie,
ni un alma había en la calle,
solo un silencio helador
aún más frío que la tarde.

Crucé por mitad del parque…
¡Me encanta pisar las hojas
que pintando de tostados
hacen camino de alfombra…!

Soplaba el aire a mi espalda
ayudando a que mi andar,
sin yo poder evitarlo,
fuera ligero y audaz.

Y me senté a descansar
sobre la piedra del banco
donde una tarde en verano
vimos al río mirarnos.

Donde tu mano buscaba
poder encontrar mi mano,
donde los besos sonaban
a sentimientos robados.

Y mi suspiro se hundió
de pronto, junto al recuerdo,
helado como la tarde,
sobre esas hojas del suelo.

Volviendo sobre los pasos
que el caminar me ha traído,
dejé de nuevo en las sombras
al banco que mira al río.

…La noche volvió más frío
el trascurrir del momento.
El cielo estaba estrellado
y puede que fuera invierno…

© 2015  J.I. Salmerón

Navidad fría llegando

VistaSig1 (2)

 

…Navidad fría llegando
y congelando mis huesos
con penas entre turrones
y villancicos espesos.

La máquina de los vientos
hoy parece un huracán
arrastrando las miserias
que de esquina a esquina van.

Las luces casi no alumbran,
el camino ¿dónde está?
ya ni encuentro los recuerdos,
no adivino la verdad.

La película del tiempo,
cuando llega a su final,
no respeta el argumento,
sólo dice: «ya no más…»

¡Que aquí se acabó la historia,
que aquí no hay más que contar,
que el guión que pretendía
no lo sé continuar…!

…Navidad fría llegando
sin un cobijo, sin fuego,
sólo esperanza esperando
a que termine este invierno.

© 2014  J. I. Salmerón