Guerreros del Amor

Hoy quiero felicitar
a todos los que arriesgando
en la guerra del Amor
perdieron una batalla.

A todos los mutilados
de besos y de “te quiero…”
que sangrando en cada abrazo
no dejaron de luchar.

A los que empuñan el roce
como arma que deja herida
la piel en cada caricia
volviendo el sueño verdad.

A los que pugnan, valientes,
luchando por un querer,
esquivando bala a bala
la indiferencia mortal.

¡Y siempre con la bandera
de la emoción contenida,
como estandarte del sentimiento,
como la enseña de la pasión…!

¡Y siempre mirada al frente
vigilando que unos ojos,
esquivos y recelosos,
se rindan ante su Amor…!

Hoy quiero felicitar
a todos los estrategas
que asaltan con la ternura
castillos inexpugnables.

A los que lanzan sus flechas,
punzantes de simpatía,
dejando cada alma herida
con besos inenarrables.

Así somos los guerreros
que en el Amor combatimos,
luchando por el abrigo
de algún profundo querer.

Así somos…
¡Guerrilleros del Amor,
militantes del deseo,
enemigos, adversarios,
y rivales de un adiós…!

©2019  J.I. Salmerón

Que no quede…

Por escribir que no quede…
La tarde sobre el vestido
que te cubría en lunares.
La tarde que amaneció
tu sentimiento profundo.

Y me besaste en la idea
que, al abrazarte de nuevo,
solo sentía tu piel
rozando sobre mi mundo…

Pues por sentir que no quede…
La nube gris de tormenta
atravesando mi muro.
Y detrás de la pared,
el sol radiante del tuyo.

Y te soñé como sueño
cómo me empapa ese musgo,
cómo me cala el recuerdo
de tu limón agrio y duro.

Por abrazar que no quede…
A la luz, a la esperanza,
a las tardes de domingo.
A las cómplices miradas
que me regala el sigilo.

¡Abrazarme a tu cintura
era volver a ser niño!
¡Era sentirme otra vez
volando sobre tu nido!

Y a cada paso que daba
la noche que coincidimos,
más se alejaba la decisión,
la sensación que me oprime
por dentro del corazón,
de estar otra vez contigo…

Pues por llorar que no quede…
Que hay veces que el agua lava,
aunque la sal nos amargue,
y limpia toda la pena,
y sana al tiempo la herida.

¡La tarde, el beso, tu piel…!
La nube gris allí arriba.
¡El muro, el sueño, y sentir…!
Cómo tus ojos me miran.

Pues que no quede, ¿o que sí…?
Que si queda recordamos,
y al recordar, nuestra piel,
recobra un poco la vida…

©2019  J.I. Salmerón

Como dos puntos de luz

Juan I. Salmerón

 

Como dos puntos de luz
en mitad de aquella noche.
Como dos faros de coche
Viajando camino al sur.

Como dos farolas más
pintadas de caramelo.
Como dos gotas de hielo
resbalando en un cristal.

Como dos viejos zapatos
metidos en pies espejo.
Como dos pares de besos
ansiando poder besar.

Como lápiz y papel
dibujando corazones.
Como el queso y los ratones
que siempre mueren por él.

A pares y en compañía
como pecera y su pez,
como una abeja y su miel,
como una mesa y su silla.

De dos en dos caminando
como un jilguero y su canto,
como una nube y su llanto,
como un Amor y su herida.

Si el destino nos unió
como un cordón al zapato
porqué romper ese lazo
que nos sujeta tan bien.

Dejemos que este camino
que junta grano y molino
dé harina de nuestro trigo
al rozarse piel con piel.

…Como dos puntos de luz
perdidos en la distancia
tu sol y mi sol avanzan
hasta hacerse amanecer…

© 2017  Juan I. Salmerón

Una gota

Juan I. Salmerón

 

Se fundió entre las gotas de lluvia
que del cielo plomizo y ceniza
aquel día cubierto de penas
sobre tierra mojada se hundían.

Si mirabas de lejos
era una gota más
que iba mojando el suelo
convertido en cristal.

Pero esa gota era hoy bien distinta,
era gota de sabor amargo
macerada con sal de la vida,
con la pena que da el desencanto.

Una gota que al ser transparente
no guardaba secreto ninguno,
hasta el alma esa gota enseñaba
lacerada en recuerdo profundo.

Unos momentos antes
no mojaba esa gota
pues sus ojos brillaban
como luna en el mar.

Pero la despedida
del Amor de sus sueños
hizo que aquella gota
fuera lágrima y sal.

Y la lágrima que de sus ojos
se agarraba con fuerza en su huida
con las gotas de lluvia del cielo
se quería esconder.

No quería que viera la vida
cómo moja de pena su gota,
cómo amarga su sal esa herida
del Amor que se fue.

© 2017  J.I. Salmerón

Emborronada su tinta

Juan I. Salmerón

…Emborronada su tinta
por lágrimas rotas de Amor.
Ajada, hojas marchitas,
amarillo en su color…

Veinte años hace hoy
escribiste tu misiva.
¡Me abrazaba cada frase
cuando mis labios leían…!

Flores solo en su interior,
un jardín, aroma, vida.
Dulces palabras, pasión,
un azul de mar su tinta.

Veinte poemas de Amor,
y una esperanza cautiva
que espera libertador.
¡No quiso morir en vida!

…Que no supe verlo yo,
que no me atreví en su día.
Esa carta es mi lamento
y abierta sigue mi herida.

Porque callar es la tumba,
losa tan pesada y fría,
que nos congela los gestos
y que nos entierra en vida.

…Si Dios permite regresar,
la existencia repetirla,
habré de gritarle al sol:
“yo pensé que no era mía…”

Creí que eras de sueño,
que eras de la luna fría,
de la noche y las estrellas,
creí que no te tendría…

…Y por eso es que yo me fui
y me alejé de la orilla,
y mi barca se rompió
en mil pedazos de astillas.

Y cuando quise volver
a las playas de mi huida
era ya otro el edén
que me esperaba por vida…

…En un huequito del alma,
presidiendo atardeceres,
llevo guardada esta historia
y así mis noches la sueñen…

© 2015  J.I. Salmerón