Jardín
Rosa, Rosae, Rosam
Sola
El refresco de la hoja
El primer fruto
La frontera
Era un cristal de ventana.
Yo te veía en la acera.
Era un cristal que marcaba
entre tú y yo una frontera.
Eran apenas tres metros
los que nos separaban.
Tres metros, y una madera,
con un cristal que mediaba.
Yo en un país a cubierto,
con techo y cuatro paredes.
Tú eras jardín, con su huerto,
rodeándote mil flores.
Soñaba con pasear
rozando tu hierba verde.
Oliendo a flor de azahar
mientras besaba tu frente.
Pero siempre ese cristal
entre los dos separando.
Siempre intentando guardar
la distancia en nuestras manos.
No es necesario otro idioma
para que existan fronteras,
hay veces que es un cristal,
hay veces que es una idea.
Pero no hay que desistir,
tan solo buscar la puerta.
Abrirla y ya estás allí,
has pasado la frontera.
Pero ni puerta ni llave,
que aún seguimos separados.
Tú, como un río en el valle.
Yo, en la montaña, en un lago.
Y entre los dos, la ventana
cerrada, que corta el paso.
Frontera por la mañana
y hasta llegar el ocaso.
Por eso me tienen preso,
por la pedrada que he dado,
Por romper con el cristal
que nos tenía aislados.
¡Por saltarme la frontera!
¡Por correr hacia tus brazos!
¡Por hacer allí el Amor,
debajo de aquel naranjo…!
…Aún recuerdo aquel cristal
desde el que vi paseando
a la rosa más hermosa
que en un jardín se ha creado.
Aún recuerdo la distancia
que había entre tú y yo,
a pesar de los tres metros
que apenas nos separaron…
© 2018 J.I. Salmerón
El jardín del cielo
Pendular
Entrantes: Echeverías y sus brotes, con geranios por salir y hermosos claveles, sobre rebanada de pan de piedra…
Era el mar su jardín
Era el mar su jardín,
y las flores las olas alegres que rompían riendo.
Era el sol su amistad,
y sus rayos peldaños dorados que llevan al viento.
Y los barcos de vela,
ese blanco que deja la espuma al seguir una estela.
Y los peces nadando,
un inmenso tapiz plateado que pisa descalzo.
Y la tarde el adiós,
que no ha visto volver ese sol que se va en horizonte.
Y la luna el Amor,
el que espera en silencio poder contemplar en la noche.
Recordando en el mar
que allí nadan y vencen o mueren los miedos.
Y el sabor de su sal
que llevaban cautivos del viento sus besos.
Y la noche lloró,
entre olas se ahogaron sus lágrimas negras.
Y su mar marchitó,
apagando su voz cual fugaces estrellas.
Ese gran corazón que en la arena pintó
se marchó con las olas al mar del silencio
a buscar otros puertos que llenen de Amor
y en su orilla de sal no se borre el recuerdo.
Era el mar su jardín
y el Amor su deseo…
©2016 J.I. Salmerón
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¡Enróllate…!
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Melancolía…
¡Tan rosas…!
En tu destino te espero
Si esto fuera un sueño…
…En tu destino te espero,
azul intenso.
Con el mejor traje que tengo,
magia conmigo llevo.
Cargado voy de regalos
con mil sonrisas que envuelvo.
Así se cumplen deseos
y feliz me considero.
Las sorpresas no terminan aquí,
te esperan en el jardín,
en los mares azules de mis versos.
Luego…
cuando la noche te cubra
con manto de velo negro.
Somos unos incomprendidos
en un mundo
de gente incomprensible.
Y este mundo es muy pequeño,
para lo que soñamos,
para lo que sentimos,
para lo que queremos…
Este mundo no llega a cubrirnos por entero.
Desnudo y frío se queda el sueño.
Hay que buscarnos un mundo nuevo…
Siempre que esto fuera un sueño…