El nido vacío

Hoy vi su nido vacío, volando sus esperanzas.
Hoy vi cómo el pajarillo buscaba su libertad.
Hoy vi cómo se terminan, cómo se cumplen los ciclos.
Hoy vi la casa vacía rebosando soledad.

¡Y ya no hay cobijo bajo alas de seda.
Su cuerpo desnudo con traje ya está.
Hoy pide licencia, que inicia su vuelo.
Su mundo le espera en otro lugar!

Su madre no quita ojo, le sigue con la mirada.
Siempre del vuelo pendiente por si tiene que actuar.
Las alas son diminutas y, en un cuerpo tan pequeño,
no cubren lo suficiente en tan largo navegar.

¡Y el síndrome abarca su nido vacío.
El canto es de pena, ya no trina igual.
Las alas que anoche con nanas cubrían,
hoy solos de piano parecen cantar.

Si no fuera por el nido que veo por la ventana,
diría que el sentimiento es de un humano, quizás.
Es lo que tiene esta vida que tan intensa vivimos.
Es lo que, teniendo hijos, a todos nos pasará.

¡Y el canto de alondra despierta mi sueño.
Un verde jilguero cruza el ventanal.
Delicado y grácil saluda el vencejo.
Y la mirla parda vigilando está!

La vida sigue su curso, da igual que especie seamos.
Las madres siempre se apenan cuando los hijos se van.
Siempre pidiendo un deseo cuando los miran volando.
¡Cuidado y regresa pronto…! Que aquí te espera tu hogar…

©2018  J.I. Salmerón

 

La orilla del río

Hoy dan comienzo los sueños
en esta orilla del río.
Hoy siento que este Amor mío
navegando a ti, se va…

Dorados, contra los vientos,
los juncos surgen pequeños,
el agua los tiene presos
soñando su libertad.

Y el sol acaricia
de cálida luz
el borde del agua
donde nos amamos.

El rojo encendido
que veo brillar,
el de tus mejillas
cuando nos besamos…

Hoy echo al agua mis miedos
por no atreverme a quererte.
Hoy maldecida mi suerte,
al atardecer, se va…

La noche trae el silencio
y el río, manso, el recuerdo
donde tu cuerpo en mi cuerpo,
cual luna, se echó a temblar.

Y el cuarto creciente
nos daba cobijo.
La luna predijo
lo que iba a pasar.

La noche si acecha
no suelta su presa,
y al darme la vuelta
flotando te vas…

Llegó de día, al despertar,
la verdad de lo pasado.
Tú fuiste un sueño a mi lado,
murmullo de agua, no más.

Ni el rojo de tu mejilla,
ni el beso que yo sentía.
Pálida luz de neblina,
Pájaro que echa a volar.

Ya lo ves…
Ya te lo dije algún día.
El Amor a la deriva
con la corriente se va…

© 2017  J.I. Salmerón

No gana la oscuridad

Un pozo negro la noche, sin luna.
Un sueño por alcanzar.
Un callejón con pared, sin salida,
negro en cualquier bulevar.

Pero el día llegará,
poniendo cordura a nuestros instintos.
Y la aurora detendrá
sombras que un día vistieron de luto.

Un viento que empuja desordenado.
Una mirada hacia el mar.
Un horizonte muriendo en asfalto.
Un cielo preso en ciudad.

Y la barca partirá,
llevándose dentro solo hombres justos,
a una isla donde amará
ese paisaje de edén que es el mundo.

Corren las sombras por la carretera.
Pasos que vienen y van.
Almas que cruzan su fe en las aceras
sueñan con su libertad.

La mirada ganará,
dando color donde quiera que fueras.
Y nuestra alma besará
a un corazón al que quiera de veras.

¡Triunfó el Amor sobre los odios.
Ganó a la guerra la paz.
Saldrá la luz de todos modos,
no gana la oscuridad…!

© 2017  J.I. Salmerón

Enjaulada

Juan I. Salmerón

 

Viviste en un país llamado olvido,
en la ciudad que ignora el corazón,
donde los aires recorren pasillos
dejando sin ayer cada rincón.

De nuevo te casaste con un sueño
cansada de que no puedan volar
tus alas enjauladas por un dueño
que te condena a estar sin libertad.

Se apagó el sol,
y con él la esperanza
de que vuelvas a ver.

El Amor hoy
no ha dejado constancia
de los besos de ayer.

Apenas recordando que existías,
no encontrabas espejo en que mirarte,
con esa sombra gris que te cubría
como una cicatriz de parte a parte.

Soñar le puso llaves a esa jaula
para que desplegaras con tus alas
los miedos que cortaban tus miradas
y a ciegas impedían que volaras.

Se volvió azul,
ese cielo en que bates
gozosa tus alas.

Libertad hoy,
y el Amor la esperanza
buscada en mañanas.

© 2016  J.I. Salmerón