La noche

Avanza lenta la tarde
mientras le espera
la negra noche,
sola en la acera.

Como una dama
que esconde el misterio,
con negros ojos
que brillan llenos de besos.

Atrapa bajo sus brazos
la noche a la tarde, y luego,
bajo ese tul de luceros,
le va contando deseos.

Y cae la tarde y se entrega…
Y el sol calienta ya menos…
La noche calma en su brisa
su fuego intenso.

“Ven y soñemos…
Que aquí en lo oscuro,
donde la vida se calla,
te espera el tiempo…”

Y en un abrazo se entregan…
Naranja y rojos pintan los cielos…
No se distingue la tarde
entre esa noche de sueños.

“…Otra batalla ganada…”
Dice la noche a los cielos.
La dama oscura se impone
y cubre la tarde en su velo.

Y piensa…

“Mañana, otra tarde incauta,
vendrá de nuevo a mis brazos.
Y entre las sombras de estrellas,
bajo el mirar de mis ojos tan negros,
caerá de nuevo rendida
a este silencio en lo oscuro
donde regalo mis besos…”

©2018  J.I. Salmerón

A dormir va mi niño

Juan I. Salmerón

 

A dormir va mi niño
cuando es de noche,
a contarle a su luna
cuando se esconde.

Que los sueños que tienes
son tan bonitos
que las estrellas quieren
dormir contigo.

Sueña mi niño, sueña
que es marinero
y le arropan las velas
de su velero.

Que surcando los mares
como un pirata
va llenando de besos
puertos y playas.

Son sus ojos, del cielo,
soles de mayo
cuando mira en la cuna
cómo le tapo.

Un satélite lleno
de la esperanza
que rebosa riendo
cuando le abrazan.

Es piloto en sus sueños
de los aviones
para jugar muy cerca
de los gorriones.

Y tus alas batiendo
todas las nubes
convirtiendo en merengue
blancas y azules.

Al arrullo se duerme
cuando le canto
y un suspiro tras otro
salen brotando.

Y lo entrego en los brazos
de tantos sueños
que hasta que no es de día
no lo despierto.

¡Vuela alto, mi niño,
sube hasta el cielo!
que tus ojos de noche
serán luceros.

Y en su cuarto menguante
será esa luna
tu lugar de descanso,
tu blanda cuna…

© 2016  J.I Salmerón

Don Juan

Juan I. Salmerón

 

Hoy me paro aquí un momento
y escribo con toda el alma
a quien se erige mi dama
y es mi central argumento.

Aquí le cuento, señora,
cómo este Amor que me oprime
y hasta el respirar me impide,
por su ausencia siempre llora.

No puedo, mi doña Inés,
pasar más tiempo sin veros,
sin mirar los dos luceros
que por ojos vos tenéis.

Que mi vida es un no ser
y a cada paso que intento
no encuentro sino tormento
por no abrazar vuestra piel.

Dicen que yo no os merezco
por pendenciero y rufián,
por seductor y galán,
por mujeriego embustero.

Pero esta vez de verdad
defiendo a capa y espada
todo el Amor que mi amada
guarda para este Don Juan.

Sé que en mi vida he pecado
pero hoy os pido clemencia
para indultar mi conciencia
y poder ser vuestro amado.

Decidme pues, Doña Inés,
si este Don Juan de rodillas
que muere entre pesadillas
Puede soñar vuestro ser.

Decidme, Amor de mi vida,
si este corazón errante
puede ante vos hoy postrarse
para cerrar esta herida.

Hoy, Inés, Don Juan suplica
que en mis brazos os quedéis
y que en mis labios probéis
este Amor que se os explica.

Doña Inés, aquí os espera
un Don Juan de corazón
roto de tanto dolor
a que vuestro Amor le quiera…

© 2016  J.I. Salmerón

El pescador de recuerdos

 

Juan I. Salmerón

El pescador de recuerdos, me llaman…
Paciente navegante con mi barca
en río dulce o en mar salada.
Bogando el corazón por estribor
y al palo mayor, las velas blancas.

Nunca dejo de buscar en el ayer
aunque mi rumbo sea el mañana
esas tardes románticas de Amor,
de ahí que sea mi afición ser pescador
y atrapar entre mis redes la añoranza.

El pescador de recuerdos, me llaman…
En barca vieja navego el tiempo.
¡Hay tanta historia que echar de menos!
Los remos brazos que abrazan agua
como abrazaba yo ayer tu pecho.

Navego lento, recito versos,
que así es más fácil pescar momentos.
Y cuento estrellas si ya es de noche
y envuelvo en llanto luz de luceros.
Y entre el silencio les cuento esto:

…Tengo una caña de pesca,
toda ella de bambú,
y con mi Amor como cebo
la echo a esas aguas revueltas
donde descansan los tiempos.

Espero pacientemente
mirando fijo el anzuelo,
y cuando veo que el hilo
parcialmente ya se ha hundido
tiro con fuerza hacia el cielo.

¡Y allí que sale el recuerdo,
enganchado de mi Amor…!
y pienso hacia mis adentros
que de ayeres y momentos
hoy cenaremos mejor…

…El pescador de recuerdos, me llaman.
Si tú no tienes ningún momento
no te preocupes, yo te los presto…

© 2016  J.I. Salmerón