Era ese ruido molesto
que te distrae si lo escuchas.
Tic-tac, pasaban segundos
y sus minutos de angustia.
Y así, al galope se pasa,
como se pasan los días,
la vida que va marcando
aquel reloj de la esquina.
Parece que cuando el día
da su comienzo temprano
la vida es como un chicle
que va estirando despacio.
Pero es tan solo espejismo,
un viejo truco de magia.
Que el tiempo, que es implacable,
lleva sus cartas marcadas.
¡Y si tú le sacas trío,
él un full, y va y te gana!
¡Y si tú póker de jotas,
él lleva un póker de damas!
Y sigue el ruido molesto
con el tic-tac que no para…
Y coge el tiempo y te entierra
con segundos a paladas.
Un día quise pensar
que si el reloj lo paraba,
el tiempo se detendría
y mi vida no avanzaba.
Pero solo conseguí
atrasar la hora exacta,
llegando tarde a mis citas
de la tarde y la mañana.
…Ahora ya me he acostumbrado
al ruido que me acompaña.
Ahora ya apenas lo escucho
y su tic-tac hoy me agrada.
Me he dado cuenta que al fin
Y al cabo, no gano nada.
Que no hay quien detenga al tiempo,
la guerra él tiene ganada.
¡Aun así a veces paro
ese reloj que me marca
y sueño que paro el tiempo,
que los minutos no pasan!
Era ese ruido molesto…
Hoy apenas oigo nada…