Viento

“Te espero en la esquina…”
Le dijo el viento a la tarde.
Y la empujó despacito
hacia la noche en el valle.

“Te llevo hasta el suelo…”
Le dijo después el aire
a esa hoja perezosa
que de su árbol no sale.

Siempre corriendo lo vemos.
Unas veces paso lento,
otras un huracán
que te levanta del suelo.

El aire siempre va hablando
y le gusta despeinar.
Pasar los ríos saltando,
empujar la ola al mar.

“Te puedo dar un paseo
por la noche entre mis brazos…”
Le dijo el viento a la luna,
susurrando, aquel verano.

Y la luna se dejó
llevar por él de la mano.
Hasta que se hizo de día
pasó la noche volando.

Empuja sobre la espalda
cuando quiere ser sorpresa.
Y a veces sopla de cara
sobre tus labios, que besa.

Es frío junto al invierno.
Sobre la lluvia, mojado.
En el verano un infierno.
En primavera es templado.

“Si quieres soplo despacio,
hoy no quiero molestar…”
Pero hay veces que su fuerza
no es capaz de controlar.

Al fin y al cabo es el viento
y sopla, que es su trabajo.
Y nosotros vamos viendo
la manera de aguantarlo.

“Te espero junto a la nube…”
Le comentó a la mañana.
Y sopló hasta medio día
como hace cada semana.

El viento pasa su vida
moviendo su cola larga…

© 2018  J.I. Salmerón

 

En vuelos cortos

Juan I. Salmerón

 

A veces soy puro aire,
ese pájaro viajero
incansable en las mañanas
que vuela surcando el sueño
sobre el barranco de otoño,
amarillos, verdes, ocres,
hacia las tardes de invierno.

En vuelos cortos
vamos cruzando la vida.
Ahora sobre una rama,
ahora sobre un balcón,
ahora sobre el alero
del tejado que diviso
enfrente de la cocina.

Oteando cómo el mundo,
bajo las plumas cansadas
de nuestras pesadas alas,
nos acompaña a golpes
en nuestro ir y venir
desde las noches oscuras
a las pálidas mañanas.

A veces soy una nube,
de lágrimas voy cargado
con ganas de aligerar,
de echarme pronto a llorar
quitándome todo el peso
que va lastrando mis besos
para viajar más liviano.

Siempre buscando ese sol
que me seque el aguacero.
Siempre al azul de ese cielo
que me estimula a volar
sin saber si es aire o mar
por donde pisa mi sueño,
y yo me dejo llevar.

Sobre el barranco de otoño,
en vuelos cortos,
la vida veo pasar…

© 2017  J.I. Salmerón

Uno tras otro

Juan I. Salmerón

 

Uno tras otro los días
como losas van cayendo
acumulándose encima,
sobre la espalda del tiempo.

Y el ayer se hace más grande,
la historia crece en recuerdo.
Los árboles envejecen
y siento más frío el viento.

Atraso con mi mirada
el paso de los momentos.
Mi mano tapa el reloj
Intentando detenerlo.

“Cerrando fuerte los ojos…”
me dijo una vez un viejo,
“…podrás parar el mañana,
no verás pasar el tiempo…”

Pero solo oigo un susurro
que me dice, si los cierro:
“Deja que pase el mañana…
Deja que te atrape el tiempo…

Deja que pasen los días
que te traerán del silencio
las horas llenas de vida
que vestirán tus recuerdos…”

Uno tras otro los días
atrapan todo mi cuerpo,
hacen más hondo mi ser,
son más profundos mis versos.

Me siento en un banco a ver
pasar mi vida corriendo
desde la playa de ayer
a un mar profundo e incierto…

© 2016  J.I. Salmerón

En las nubes

 

Juan I. Salmerón

Dicen que yo allí resido,
que no me entero de nada,
que vivo siempre colgado
y es perdida mi mirada.

¡Qué sabrán ellos del mar…!
Si es dulce su agua o salada.
¡Qué sabrán de las sirenas
si no han sabido buscarlas…!

Dicen que estoy tan ausente
como un árbol en la playa.
Como una sombra en la tapia
donde el sol su Amor descansa.

¡Qué sabrán ellos del bosque…!
Si a los árboles no hablan.
¡Qué sabrán sobre los duendes
que se han casado con hadas!

Todo porque voy flotando,
con la mirada bien alta.
Todo porque me codeo
con esas nubes que me hablan.

Las que me pasean lejos,
las blancas de la mañana.
Las que me ceden la cuna
de la luna en retirada.

…A veces me llaman loco
por soñar con tantas ganas
y me señalan el paso
si ven mis pies en volandas.

¡Qué sabrán ellos de sueños…!
Si pasan el día a rastras.
¡Qué sabrán lo que es un beso
Si tienen la boca atada!

Yo, mientras tanto, en mi nube,
perdido, sí, pero en casa.
Soñando cerca del mar,
dentro de bosques de hayas.

¡Dejad que siga en mi nube,
aunque me cuelguen los pies,
besando por las mañanas…!

© 2016  J.I. Salmerón