El banco donde espero

De nuevo estoy aquí.
Sentado a tu lado.
Mirándote.
Esperando que acaricies con tu mano.
Deteniendo el tiempo
por si tal vez, tú, de nuevo,
miras a los ojos
que siempre te han amado.

Aquí estoy de nuevo.
Junto a ti.
Esperando la señal.
Esperando toda la noche
por si quieres que te abrace,
por si quieres que te acune
en mi regazo.

Ya sé que el tiempo pasa
y yo no soy capaz
de detenerlo.
Ya sé que el tiempo avanza
e impide que se toquen
nuestros dedos.

¡Y no puedo lograr
que mi corazón
vaya por el camino más recto.
Y no logro que este amargo dolor
sea poco más
que un mal recuerdo!

De nuevo aquí.
Amándote a solas.
Y en silencio.
De nuevo sin ti.
Perdiendo una vez más
con este absurdo juego.

Aún sigo sentado
en el vagón de cola
de tus besos.
Aún sigo esperando
a que alivies mi dolor
mirándome a los ojos
un momento.

Cogiéndome la mano.
Sentándote de nuevo junto a mí
en el banco donde
tú y yo nos amamos.
En el banco donde espero
tu regreso…

©2019  J.I. Salmerón

Entretenida en mis sueños

 

Anoche volví a tenerte
entretenida en mis sueños.
Y lo sentí tan real
que incluso hablábamos de ello.

Tú me decías que no,
que no podías creerlo.
Pero yo sentí tu voz
mientras tocaba tu pelo.

Anoche te vi en la plaza,
junto al frontón de cemento.
Donde te hacía las fotos
robándote los recuerdos.

Tu pelo moreno y largo.
Tus ojos mirando intenso.
Y esa sonrisa de niña
que sueño cuando me duermo.

No logro bien recordar
qué es lo que me ibas diciendo.
La charla era animada,
sabíamos cómo hacerlo.

Lo que recuerdo, y sentía,
lo que sin duda era cierto,
fue que me hacía feliz
tenerte cerca de nuevo.

A veces, cuando te sueño,
al volverme a despertar
y ver que fuiste un oasis
en mitad de este desierto,

no llego bien a entender
cómo te puedo sentir
de la forma que te siento
sabiendo que eres un sueño.

Cómo recuerdo tu voz,
tus andares y tus dedos.
Cómo recuerdo el aroma
que se creaba en tu cuerpo…

Despierto y cierro los ojos.
Me quiero dormir de nuevo.
Quiero que vuelvas aquí
y disfrutarte en mi sueño.

…Qué triste la sensación
de lo efímero del tiempo…
Qué tristeza el contemplar
el agua que va cayendo…

Cómo, aunque ponga las manos
y crea atraparla dentro,
solo me deja humedad
que se evapora en silencio.

Me recuerda los minutos
de la vida que en la espalda,
abandonados sin rumbo,
vamos dejando muriendo.

Me recuerda que el camino
que conduce hasta la cima
es un camino de ida
y aunque yo quiera, no vuelvo.

…Anoche volví a tenerte
y aunque la vida me tape
con los años mis recuerdos

sé que llegando la noche
yo a ti te tengo de nuevo
entretenida en mis sueños…

©2018  J.I. Salmerón

 

El camino

Como si fuera el camino,
fui detrás de tus caderas.
Como si fueran estelas
de mi soñado destino.

Como si fueran señales
de humo sobre el horizonte.
Como si fueran mi norte,
donde no existen los males.

Y mis manos atrapando tus sentidos…
Y mis brazos rodeando lo que fuimos…

Como si fueran refugio
de nave, que a la deriva,
sobre la mar es cautiva
luchando contra este mundo.

Así tus ojos resultan
cuando me encuentro perdido.
Cuando no encuentro sentido
ellos a mi pena indultan.

Y mis besos y tus besos se encontraron…
Y mis labios y tus labios hoy se hablaron…

Tumbado sobre la vida,
siento las nubes y el viento.
Siento aquí tu sentimiento
como una fruta prohibida.

Y pido, al cielo que veo,
que no termine este cuento.
Que no se pare el momento
en que juego a ser Romeo.

Y mi cuerpo con tu cuerpo se fundieron…
Y mis olas en tu playa perecieron…

¡Camino, estela, refugio y beso!
La paz se encuentra sobre tu cuerpo.
¡Ojos, cadera, manos y cielo!
Cuando te pienso siento que vuelo…

©2018  J.I. Salmerón

A tu vuelta

Siempre habrá un beso de Amor
aguardando tras tu puerta.
Siempre un abrazo en alerta
para alejar tu temor.

Una mirada habrá siempre
que a tu regreso te busque.
Sentimientos que te gusten
pellizcando el corazón.

Todo te estará esperando
como lo hacía hace tiempo.
De nuevo soplará el viento
que te hacía navegar…

Cuando vuelvas habrá un mar
que te acune con sus olas.
Habrá una playa que, a solas,
te hará en su arena soñar.

Te esperará la pasión
que tanto echabas de menos.
Las manos entre tu pelo
que te invitaban a amar.

La sombra, que era la reina
de cada rincón del alma,
se rendirá enamorada
de cada rayo de sol…

En tu retorno estará
cada renglón que has amado.
Cada letra que, el pasado,
como un ladrón te escondió.

Y volverán a juntarse
las rimas que, en poesías,
aquellas tardes leías
suspirando de emoción.

© 2018  J.I. Salmerón

El hombre recto

 

Siempre va creciendo a capricho del viento,
según va empujando el aire en su cuerpo.
Hay veces que doblan sin querer su empeño
aunque siempre intenta ser un hombre recto.

Abrigo tupido guardando su adentro,
con remiendos verdes y amarillo viejo.
Algún que otro roto con un agujero
que a veces parece nido de jilguero.

Tiene tantos brazos que abarcar no puedo,
cada cual su mano con sus largos dedos.
Y arriba cabeza con pelo y sin pelo,
pues eso depende si mayo o enero.

Arrugas llenando casi todo el cuerpo,
signo de los años que lleva creciendo.
Que a todos nos pasa, aunque no queremos,
nos marcan los años por fuera y por dentro.

Siempre está esperando cuando me lo encuentro.
Siempre el mismo sitio, siempre espera quieto.
Y cuando me cruzo se inclina un momento
como si dijera: “adiós caballero…”

Incluso parece que me habla en secreto
y más que palabras sonidos encuentro.
Es como si hablara soplando de lejos,
como si en un árbol sus hojas movemos.

Sus extremidades jardines del cielo,
sujeto en sus brazos el nido con huevos.
Raíces con vida sujetas al suelo
que sobre sus dedos transmite al jilguero.

Ya es de la familia este árbol longevo.
Sus años de vida ni idea yo tengo.
Solo sé que está cuando yo paseo
para acompañarme al ir y al regreso.

¡Ahí sigue creciendo el árbol del huerto
aunque yo lo vea como a un hombre recto…!

©2017  J.I. Salmerón

Te llevo

 

Llevo guardado el destello
del beso de tus labios
en mi bolsillo derecho.

Y en el izquierdo las noches
donde abrazándome fuerte
tu voz decía “te quiero…”

Cuando estoy solo
me palpo el bolsillo,
da igual izquierdo o derecho.

Y saco el puño cerrado
para que aquellos recuerdos
no escapen entre mis dedos.

¿Dónde ha quedado
todo ese Amor que hoy nos debemos…?
¿Dónde enterraron tus labios
aquella noche todos mis besos…?

Y tu boca callaba por miedo.
Aunque viendo tus ojos,
sigo escuchando de lejos
cómo pronuncian “te quiero…”

Y tu boca vacía de besos.
Aunque viendo tus labios
cómo entreabiertos los llaman,
sé que los echas de menos.

Llevo guardado en el alma
todas las hojas ya secas
que se llevaban los vientos.

Llenan rincones vacíos
que antes llenaban tus manos
acariciando recuerdos.

Al fin y al cabo te llevo.
Siempre a mi lado te llevo.
Siempre el recuerdo va lleno.

Siempre que palpo un bolsillo
no sé de donde apareces,
pero conmigo te llevo.

¡Y yo te llevo…!
¡Y yo contento…!

©2017  J.I. Salmerón

Eran las tres

 

Eran seguro las tres,
las tres de la madrugada.
Las tres mirando de frente
con la barbilla bien alta.

Tres brazos tocando cielo.
Tres manos de grandes palmas
queriendo coger estrellas
para entregar al que pasa.

Si el árbol que las custodia
hiciera que de sus ramas
la madera fuera asiento,
ellas serían sus patas.

Siempre esperando las tres,
las tres de la madrugada,
a jugar las cuatro esquinas
si quieres acompañarlas.

No doblan sus convicciones
los vientos que por las noches
empujan en la placita
a estos tres bravos cañones.

Siempre firmes, en alerta.
Refleja su piedra bronce
las marcas de las batallas
que produjeron los hombres.

Estas tres cabezas grises
que ya van peinando canas
no temen que pasen años,
temen si son ignoradas.

Por eso todas las noches
a las tres de la mañana,
a las tres de cruz tan alta
puedes oír cuando pasas.

Hablan de pájaros libres,
de hombres que van sin rumbo
y a sus pies paran y lloran
rezando por sus difuntos.

Hablan de la soledad,
aunque están acompañadas,
de las tres cuando es de noche
y nadie para a escucharlas.

Si pasas sin hacer ruido
puedes oír que te llaman.
Si pasas verás las tres.

Las tres cruces que presiden
la placita de Sigüenza
a las tres de la mañana…

© 2017  J.I. Salmerón

Echaba tanto de menos…

Juan I. Salmerón

 

Echaba tanto de menos
tu sonrisa, tu mirar,
esa coleta apretada
y hasta tu forma de hablar.

Lo echaba tanto de menos
que al darte, morena, un beso
rozando labio con piel,
casi me puse a llorar.

Sería por la emoción
¡hacía ya tanto tiempo…!
por no abrazarte un momento,
sería rabia y dolor.

Las manos en tus caricias,
no recordaba su tacto.
¡Cómo apretaban las mías
cuando me hablaban tus labios…!

La falta de los paseos
que por el río nos dimos.
Mi sombra que al acercarse
ya hacía tu cuerpo mío.

Recuerdo ese atronador
silencio que acompañaba
cuando al mirarnos de frente
nos faltaban las palabras.

Y aquel vuelo de tu falda
después de tu despedida
y cómo con mi mirada
detrás de ti la seguía.

Echaba tanto de menos
poder recorrer tu cuerpo
desde detrás de tu oreja
hasta tu pie tan pequeño.

Que apenas ya recordaba
ese lunar que tu pecho
guardaba como un tesoro
que por mí fue descubierto.

¿Ya te echaba de menos…?
Puede ser… será que quiero…
Será que amo la noche,
a la luna y a su cielo.

Será que necesitaba
las caricias de tus dedos.
Será falta de sosiego
lo que me come por dentro.

…Y es que te echaba de menos.
Será que quiero…

© 2016  J.I. Salmerón

Amaneció…

Juan I. Salmerón

Amaneció y todo empezó de nuevo.
La luna se fue a dormir.
Tus besos en el cajón.
Y hasta el mirar de tus ojos
perdió su brillo de Amor…

El ruido, al nacer, rompió el encanto
que el silencio nos brindaba.
El perro se echó a ladrar.
La cama desordenada
que invitaba a abandonarla.

No hubo tiempo de hacerlo una vez más.
El abrazo fue tan corto
que apenas pude notar
si el palpitar que escuchaba
era de carne o cristal.

Sin tan siquiera rozarnos la piel.
Que solo los ojos, manos
al mirarnos, se tocaron.
Que todas las ganas, solas
en la cama, se olvidaron.

Y se acercaron mucho las almas
cuando en la escalera, al subir
tu corazón y al bajar yo
con parte de mi pasión,
sin quererse se cruzaban.

Amaneció… Y el sueño, tan corto
como esta vida sin ti,
se murió sin esperanza.
Como las olas sin mar…
Como la mar sin su playa…

Y todo empezó de nuevo al volver
la noche llena de ganas.
Brillaba fuerte la luna.
Tus besos sobre la cama.
Y en tu mirada el Amor
brillando en la madrugada…

© 2016  J.I. Salmerón

Perdona si molesté dándote aquel abrazo

Juan I. Salmerón

Perdona por el abrazo…
No me pude controlar
en sentir una vez más
tu corazón palpitando.

No podía resistir
al tenerte frente a mí
no volverte a enamorar
al ver mis ojos mirando.

Perdona si molesté
dándote aquel abrazo…

Ya lo sé, que aunque es sentir,
es mejor no enamorarnos.
Y al cruzarnos, dos extraños,
evitando hasta rozarnos.

Pero tú sabes mi Amor,
y yo de tu Amor sé algo.
Y si queremos no amarnos
en otra vida probamos.

Perdona si molesté
dándote aquel abrazo…

Se atropelló el sentimiento
en ese ir y venir
de voluntades huyendo
por no saber qué decir.

Mientras mi boca vagaba
desde tu labio a tu pecho,
el corazón, desbocado,
no daba tregua a querernos.

Se nos quedó estrecho el mundo,
nos resultó tan pequeño
que nos colgaba el Amor
saliendo de sus extremos.

¡Que nos faltaba más aire
para respirar los versos!
¡Que de tu boca a mi boca
No nos cabían los besos…!

Perdona si molesté
dándote aquel abrazo…

¡Fíjate si era pequeño
que si queríamos dentro
mantener el corazón
no le cabía el acento!

…Hoy no puedo arrepentirme,
que yo te abracé queriendo,
sabiendo que hay que arriesgar
para encontrar sentimiento.

Si un día te vuelvo a ver
te envolveré con mis manos,
que yo prefiero sentirte
aunque tenga que decirte:

Perdona si molesté
dándote aquel abrazo…

© 2016  J.I. Salmerón

El pacto del beso

 

Juan I. Salmerón

Ayer fue en día internacional del beso, y eso, eso hay que celebrarlo, ¿no…? Así que ahí va mi aportación, mi beso en palabras. Que el de verdad, el de carne y hueso, ese, ese ya vendrá luego…

 

Tú y yo hicimos un pacto…
Y las bocas, en su beso,
dejaron juntas constancia
del acuerdo al que llegamos.

Y no fue un beso cualquiera,
qué va… Tú ya lo sabes…
Fue ese beso de Amor
que tanto fuimos buscando.

Un beso que yo agarré
de su cintura al besarlo.
Un beso que, entre tus manos,
ya no quisiste soltarlo.

Tuvimos miedo al hacerlo.
El primer beso es el filtro,
ese elixir de alquimista
que cura o mata al beberlo.

Pero pasada la prueba
de sensación y emociones
de nuestras bocas besando,
ya no pudimos pararlo…

Firmamos así aquel pacto,
con tantos y buenos besos
que en corazón galopamos
hasta quedarnos exhaustos.

Y no pudimos decirnos
todo aquello que pensamos,
yo solo hablaba al besarte,
tú al seguirme a mí besando.

Y un beso trajo a otro beso,
y otro beso a otro más largo,
y nuestra erógena boca
de pasión murió besando…

Quedaré otra vez contigo
para renovar el pacto,
que mi boca no recuerda
en qué punto lo dejamos.

© 2016  J.I. Salmerón

Quedó pegado…

Juan I. Salmerón

Quedó pegado…
El camino a la tarde,
y la tarde a tus labios,
y tus labios al sol
que derretían besando.

…Y la luna se pegó
sobre la ausencia en la noche,
y la noche a la pasión,
y la pasión esperando
a que amaneciera Amor…

Quedó pegado…
El abrazo a tu cuerpo,
y tu cuerpo a la arena,
y la arena a ese mar
que te mecía llorando.

…Y el recuerdo se pegó
Íntimamente a mis manos,
y mis manos al ayer,
y el ayer a tu sonrisa
si pronunciaba “te Amo…”

Quedó pegado…
El dolor sobre tus ojos,
y tus ojos a la nube,
y la nube a aquel verano
que prometimos amarnos.

…Y el corazón se pegó
a las velas de aquel barco,
y el barco sobre la mar,
y la mar al horizonte
donde aún te ando buscando…

© 2016  J.I. Salmerón

Tu encuentro

Juan I. Salmerón

Te vi acercarte de lejos
y tu sonrisa iluminó
por un instante mi cielo.

Solo quise que tus ojos,
cuando cruzaran los míos,
fueran de mirada eternos.

Y tus palabras, calladas.
Y tu respirar soneto.
Y que tus catorce versos
puedan mis labios beberlos…

Sentí caer esos copos
de nieve sobre el recuerdo
que difuminan tu cuerpo.

Y tu imagen poco a poco
se hizo difusa y lejana
entre tormenta de invierno.

¡Son tan cortos los minutos
que comparto junto a ti
que maldigo a ese reloj
que abraza tímido el tiempo…!

Solo las manos cogidas
tuvimos entrelazadas
unos escasos momentos.

Que nos faltó más valor
para decirle al Amor
que se abrazaran los cuerpos.

De nuevo vuelta al adiós.
Y otros dos tímidos besos
en las mejillas nos dimos,
junto a las bocas en celo.

Te vi marcharte de nuevo
y aquel cielo tan azul
se volvió gris por momentos.

Y mi sonrisa mudó
volviéndose desespero
al no parar ese tiempo.

De otro gran sueño despierto.
Que cuando sin ti yo duermo
siempre sueño con tu Amor,
por eso tanto te sueño…

© 2016  J.I. Salmerón

Como una noria, girando.

Juan I. Salmerón

Como una noria, girando,
la vida va dando vueltas.
Unas veces en lo alto,
otras viendo solo tierra.

Como tus besos y abrazos
que si los tengo me elevan,
pero si son de otros labios
solo me cubren las penas.

Y gira y gira el camino
y en el Amor, vuelta y vuelta.
En cada cruce elegimos
dónde esos pasos nos llevan.

A pesar de mil destinos
solo nos cabe un camino
que andar bajo nuestras piernas,
aunque cueste decidirnos.

Y paso a paso los besos
y en el costal, tu cariño.
Y tu cintura en mi mano,
y tus deseos conmigo.

Y juntos subimos alto
si compartimos asiento
y entrelazamos las manos
viendo al sol cruzar los vientos.

Nos regalamos los labios
y solo hablamos suspiros.
Nos abrazamos despacio
por si falla el equilibrio.

Volvemos a dar la vuelta,
de nuevo gira la vida.
Hoy en lo alto contigo,
mañana lo que Dios diga.

Como una noria, el Amor,
se ha puesto a jugar de nuevo
y no sé cómo explicarle
que tanto giro en el aire
a mí me causa mareo…

© 2015  J.I. Salmerón

…Y de regalo mi Amor

Juan I. Salmerón

…Y de regalo mi Amor,
envuelto en papel de sueños.
Y las velas a soplar,
las blancas de mi velero…

Da comienzo un nuevo año
con un nuevo despertar,
con una ilusión que empieza,
¡más vida que disfrutar!

Como una nueva canción
que se compone a distancia,
así el ritmo de tu vida
comenzará en la mañana.

Y no olvides recordar
que los sueños van contigo,
acompañando tu viaje
sin sitio para el olvido.

…Y de regalo mis besos
que tanto echas de menos.
Y si los quieres envueltos,
entre mis brazos lo hacemos…

La media noche ya llega
y con ella acudirán
esos sueños que tú anhelas
y en los que echas a volar.

Y no hay que temer al tiempo,
que si ha de pasar, lo hará.
Más dolor tiene el destierro
de un Amor que hay que olvidar.

Podrás esperar que llegue
aquel Amor que soñaste,
no importa si pasan años
que hay vida para esperarle.

…Y de regalo mis manos
acariciando tu espalda,
y la pasión con que miro
tus ojos ante mi cara…

Y si una vida no basta,
en caso de que haya más,
esperaremos sentados
que llegue la eternidad…

© 2015  J.I Salmerón

Proyecto fotográfico “El Desastre de Sofi” – Día 20 – Manos

La foto para hoy en el proyecto de Sofi es «manos» (https://eldesastredesofi.wordpress.com/2015/08/29/proyecto-de-fotografia/?c=690#comment-690)

Las manos son capaces de trasmitir el sentimiento que uno guarda en el alma.
Las manos son el camino que utiliza el corazón para llorar cuando tocan tu cara…

 

Juan I. Salmerón

© 2015  J.I. Salmerón

Anoche pasé a buscarte

 

Juan I. Salmerón

Anoche pasé a buscarte
para comenzar el viaje.
En mi maleta el Amor,
junto a las ganas de amarte.

No fue fácil el camino,
de oscuros iba pintado,
que las estrellas no bastan
cuando no hay luna en lo alto.

Pero tu recuerdo alumbra
como ese sol de verano,
el que entre verdes espigas
en tardes vimos tumbados.

¿Recuerdas nuestros paseos
junto al río, de la mano…?
¿Recuerdas el abrazar
y ese dulzor al besarnos…?

La noche ciñe su talle.
La calle apenas distingo.
Cuatro mortecinas luces
dibujan lento el camino.

Como en gran boca de lobo
parece que ando metido.
Con esa angustia que siento
si oigo tu adiós en mi oído.

¡Te quiero llevar tan lejos
que no nos atrape el tiempo,
donde nos lleve la aurora
y nos oculte el deseo…!

Junto a la esquina te espero,
donde robaste aquel beso
que para mí fue el primero
de los que a cientos vinieron.

Seguro que tu equipaje
vendrá bien lleno de abrazos,
de besos y de pasión.
Corazón enamorado…

Tus manos claman mis manos.
¡Ya oigo tus pasos tan cerca…!
Tus ojos andan buscando
a los míos por la acera.

¡Apresúrate, mi niña…!
Antes de que llegue el sol,
antes de que se descubra
que somos ladrones de Amor…

…Anoche pasé a buscarte
y mi sueño despertó…

© 2015  J.I. Salmerón

Apenas hoy queda tiempo

128 (2)

 

Apenas hoy queda tiempo para escribir un «te quiero…»
Apenas quedan minutos, apenas yo puedo verlo.
Que va más lento ese río que se tira desde el cerro
que las vidas que llevamos tan apretadas de tiempo…

No podemos descansar, ni tregua nos concedemos,
no le dejamos volar, liberar nuestro cerebro.
Arrepentidos seremos por no parar un momento
y disfrutar de ese rato en que te leo mis cuentos.

En que te tomo las manos, como si tuviera miedo
de que al soltarlas te fueras tan lejos como ese viento.
En que me hundo en tus ojos, precioso jardín de otoño,
suspirando cada vez que en ellos veo un asomo

de la sonrisa que tienen, de esa plácida mirada,
que me transporta y me duerme como sueño de mañana.
¡Como me gusta mirarte y perderme y encontrarme
y suplicar que no dejen tus ojos de traspasarme…!

Apenas hoy tengo tiempo de decirte que la noche
sin la luz de tus estrellas apenas a mí me luce,
que no se ven los caminos ni se adivinan los cruces
por donde debo yo ir y ver si tú me seduces.

Que solo te dejo aromas, retazos de mi perfume
para que a ti te acompañen en esta noche sin luces…
Ya no hay tiempo para más, mi dulce estrella de mar…
Añoranza que a mi boca le queda de tu besar…

de tu respirar…
de tu profundo mirar…

© 2015  J. I. Salmerón

La vida es Amor

449

…Emociones profundas
llenan nuestras vidas.
Sentimientos que afloran
al esconder de una esquina.

De besos cautivos,
de cálidas risas.
De preciosos versos
que algún día escriba…

De parejas nacientes
que amores encienden.
De amores maduros
que de Amar, ya entienden.

De manos que rozan,
de besos en boca.
De abrazos que encierran,
de Amor, una historia…

De sueños pendientes
junto a las estrellas.
De tardes menguantes
y de lunas llenas.

De lentos caminos,
de verdes praderas.
De miradas tiernas
que al Amor esperan…

…La vida se llena
con estos momentos.
La vida es Amor,
lo llevamos dentro.

© 2015 J. I. Salmerón

Mi abrazo vacío

142 (2)

Mis brazos,
huérfanos de ti quedaron,
del calor de tu risa,
de tu mirar de abrazo…

Mis manos,
vacías de tu olor, ya se cerraron,
y se apretaron guardando tu voz en su regazo,
entre los pliegues de mis dedos,
casi enjaulada, casi ahogada de lamentos,
tu voz y mis momentos…

Mi abrazo,
helado se quedó al no encontrar tu cuerpo,
lejano entre la tarde,
al borde del tormento.

Y tus ojos a lo lejos se cerraron, se durmieron,
por no encontrar los míos aún despiertos,
sumidos en un sueño, en pleno vuelo,
esperando a su regreso en nuestro cielo…

Mis brazos,
se cerraron vacíos de consuelo,
y no tocaron tu cuerpo,
y no notaron tu aliento,
y no escucharon el latir sonoro de tus besos.

…Y no pudieron sujetar la tarde y volverla amanecer,
y encontrarse a medio día con tus gestos otra vez…

Mis brazos,
huérfanos de ti quedaron,
de tu mirar intenso,
de tu apretado beso,
de tu querer que amaron…

Sigue mi abrazo vacío y roto en la distancia.
Sigue mi abrazo buscando perdido en la madrugada.
Sigue mi abrazo…, y mi voz desesperada.
Sigue vacío de tu Amor mi alma…

© 2014  J. I. Salmerón

El blues de la soledad

08-05-2010 12-19-35_0068

 

…Y es que cuando se entregan las manos,
se entrega también un pedacito del alma,
un pedacito de llanto,
un pedacito del sentir
que uno guarda en lo más hondo…

De lo que pudo haber sido y no fue,
que siempre arrastra tras de sí
lágrimas de impotencia, de rabia,
de… de soledad…
Y de miradas intensas al mar,
al mar de los sentimientos,
profundos y, a pesar de mojados,
siempre sedientos…

¿Puede haber calor en la soledad…?
Creo que no, pero sí en el recuerdo…
Pero sí en el abrigo de mis manos sobre tu cuerpo,
aunque solo lo sienta ya mi recuerdo…
aunque esta distancia me mate por dentro…

…Mi mano seguirá
el camino de tus sentidos,
seguirá la senda que tu piel le marque
desde el nacimiento
hasta el desembocar de las emociones,
y morirá en tu mar,
como un río…

…El blues de la soledad,
donde el recuerdo, siempre,
se va a parar…

© 2014  J. I. Salmerón