Monte
Tan distintos
Cómo te puedo querer
siendo los dos tan distintos.
Tú blanco, yo siempre tinto.
Tú rosa, y yo clavel.
Caminos sin un destino
donde nos junte el andar.
Yo monte sobre un pinar,
tu asfalto sobre un ladrillo.
Ni el aire con su soplar
empuja igual de incesante,
para ti lo hace delante
y a mí me sopla detrás.
Puede ser que compartamos
la misma puesta de sol,
o la estela de ese avión
que desde tierra observamos.
Porque a ti te gusta el mar
con su agua azul y brava,
y a mí me gusta la playa
cuando sus olas se van.
Qué quieres que yo te diga
si a ti te va el madrugar
y a mí la noche estelar
con su luna como amiga.
Lo mismo es que coincidimos
a la hora de comer,
en el color del mantel,
o en el postre que pedimos.
Que en lo que sí coincidimos
es en lo del apetito,
en besarnos despacito
y antes de hablar repetimos.
Hay veces que en esta vida
se juntan agua y aceite
aunque al final, de repente,
se acabe en corteza y miga.
Pero así hay más emoción,
sin saber el argumento
que viene a cada momento,
sin conocer el guión…
©2017 J.I. Salmerón
Este invierno, el verde se impone
Una tras otra las nubes
Una tras otra las nubes
desfilan hacia el ocaso.
La tarde vence de sueños
y se retira al descanso.
Los verdes pasan a ocres:
Rojo, amarillo, dorados.
La noche guarda silencio
al saltar por los tejados.
Incluso el río en el puente,
donde su voz es más brava,
parece que de puntillas
cruzan calladas sus aguas.
Los sentidos se agudizan.
Oigo unos perros ladrando.
Y las copas de los chopos
saludan desde el barranco.
Desde lo alto del monte
veo los campos soñando.
Ya dejaron sus labores,
se tapan de oscuro manto.
Mi pasear se hace lento.
Me gusta el olor a leña
que la niebla de ese humo
va perfumando en la tierra.
Ya veo brillar las piedras,
al final de mi sendero,
que la farola calientan
como si fuera un brasero.
El aire silba a mi lado.
La calle quedó vacía,
y la sombra de la tapia
ahora es extensa y fría.
Ya no distingo las nubes,
ya los colores se fueron,
y el frío de un nuevo otoño
se apoderó de mis huesos.
La luna quiere asomar,
desde el otero me mira,
acompañada de estrellas
llenan la noche de vida.
Todo cubierto de noche,
todo callado y sereno,
todo un día dice adiós
para dar paso a los sueños.
Todo esto es un disfrutar,
los sentidos reverberan
plenos de satisfacción
inundando las aceras.
Mañana puede que el sol
acompañe tus paseos
y que la noche, al llegar,
traiga tus más dulces sueños…
© 2015 J.I. Salmerón
Tengo ganas de besarte
Sabes…
Tengo ganas de besarte,
pero ni aupándome llego.
Y es que es tanta la distancia
que separa nuestros miedos…
Es tan largo ese camino
que con sombras se ha cubierto,
que vuelve su caminar
en triste destino incierto.
Es verdad…
Que entre los dos hay un mar
y tú y yo islas de lejos
con playas sin habitar
que solo comparten vientos…
Y desde el acantilado
te mando en botella un beso
porque no sé si tus labios
guardan aún su recuerdo.
Añoro…
Como tus labios me hablaban
cuando besaban mi cuerpo.
Aún noto en mí su sabor
de Amor diciendo: “te quiero…”
Son tantas las ganas presas
que de besar llevo dentro
que el monte que nos separa
convertiría en paseo.
No temas…
Que al final te encontraré
aunque nos empuje el tiempo,
aunque tenga que crecer
para llegar a tus besos.
Y entonces serán los ojos,
nuestros labios, nuestros cuerpos,
los que nos regalarán
miradas, abrazos, besos…
Sabes…
Tengo ganas de besarte
y ni aún saltando yo llego…
© 2015 J.I. Salmerón
Me gustó…
Me gustó ser playa y sol.
Me gustó ser horizonte.
Me gustó ser blanca vela
que sobre velero sueña
surcar un mar sur a norte.
Me gustó ser agua y sal.
Me gustó ser nube errante.
Disfruté siendo la espuma
que cabalga bajo luna
subida en ola gigante.
También me gustó ser campo,
y brizna de hierba verde.
Atardecer reflejado
en aguas de río en prado
mientras el día se pierde.
Me gustó ser monte y piedra.
Fui de noche lobo aullando.
Me gustó ser luz de rayo
en tormenta de verano
que rompe el cielo atronando.
Fui sombra de una Alameda.
Agua de una fresca fuente.
Beso que se da a escondidas
esa pareja que anida
en Amor adolescente.
Me gustó ser fiesta y baile.
Me gustó ser luz de estrella.
Me gustó ser el abrazo
de la amistad que añoramos
y tardamos tanto en verla.
Yo también fui ese camino
que al ocaso no se ve.
Rojo, amarillo, naranja,
los cielos pintaba al alba
forjando el amanecer.
Me gustó ser como un sueño.
Quise hacer hoy el ayer.
Yo quise volverme tiempo,
poder detener momentos,
pero no lo supe hacer.
Que el instante no es un buen preso,
tan solo deja recuerdos,
no se puede detener…