Mujer
Las siete y media…
Asomada
Mujer
Siempre la madre y mi vida.
Centro de mis enseñanzas.
Cobijo de mis temores.
Nido al que siempre te abrazas.
Mujer…
Sangre de mi sangre, hermana.
Madre postiza en mil horas.
Rama de rama del fruto.
Misma madre luchadora.
Mujer…
Fiel y leal compañera
de un camino compartido.
Alianza de mis manos.
Madre de todos mis hijos.
Mujer…
Amiga, que en la distancia
tu abrigo siempre me prestas.
Caricias son tus palabras.
Siempre tus puertas abiertas.
Mujer…
Amante en mis días tristes.
Principio de los pecados.
Besos robados al tiempo
que a escondidas disfrutamos.
Mujer…
Madre, hermana, esposa, amiga,
amante. Siempre mujer.
Mujer en forma infinita.
Eternamente mujer.
Si no existieras no habría
Amor, coraje, ni fe.
No habría vida en la tierra
ni tierra a la que volver.
Hoy, mañana, el mes que viene,
cualquier día que tú elijas,
comparto mis emociones
en tu jardín, que es la vida.
Siempre la madre y mi vida.
Siempre por una mujer.
¡Salve al cielo, Reina mía…!
Que ni por un solo día
yo te deje de querer.
Mujer…
© 2018 J.I. Salmerón
Tu fragancia
El otro día recordaba tu olor
en otra mujer que a mi lado pasaba.
Aquella fragancia que hacía soñar
a mi juventud cuando nada importaba.
Sería, sin duda, tu forma de ser.
Sería tu piel color de verano.
Serían las ansias de mi corazón
oyendo tu voz desde lejos llamando.
El caso es que pude mirarte otra vez,
cerrando los ojos y oliendo despacio.
Incluso mis dedos tocaban tu piel,
aunque bien sabía que estaba soñando.
Recuerdo lo torpe que era mi Amor.
Nunca me atreví a decirte “te amo…”
Recuerdo lo triste que al anochecer
volvía a mi casa por no haberte hablado.
¡Me daba vergüenza mírate a los ojos!
¡Me daba vergüenza cogerte la mano!
¡Me daba vergüenza decirte “te quiero…”!
Yo, que me moría por besar tus labios…
Y fue la vergüenza, con tanta modestia,
la que poco a poco nos fuera alejando.
La que te impidió que tendieras tus manos.
La que me impidió ver tus ojos mirando.
Ha llenado el tiempo de meses y años
toda esta distancia que está entre nosotros.
Aunque tu perfume no lo haya olvidado.
Aunque esa fragancia me siga extasiando.
Por eso en la calle, con cada mujer
con la que me cruzo cuando voy andando,
cerrando los ojos aspiro profundo
por si su perfume me trae el recuerdo
de tu compañía cuando nos amamos…
© 2018 J.I. Salmerón
La mujer sin tiempo
Ella era la mujer sin tiempo.
Siempre deprisa, siempre corriendo.
Era su tren el pasar del reloj.
Y las manillas de los minutos,
el vagón donde viajan sus sueños.
Temía quedarse de pronto un día
sin tiempo bastante que disfrutar.
Siempre atrapada en la misma esquina,
esclava en lo eterno de los segundos.
Siempre el reloj apurándola está.
Por más que buscaba, no hallaba
una hora de más en su vida.
Los minutos pasando debajo,
y ella arriba, observando en el puente,
viendo el tiempo como se escurría.
Hasta que un día no pudo más
e hizo frente al pasar del momento.
De la aguja del reloj tiró,
y frenando con fuerza hacia atrás,
fue robando segundos al tiempo.
Desde entonces su vida cambió,
no tenía sentido ir deprisa.
Tuvo tiempo de saborear
cada rayo de sol, cada beso
de Amor, cada soplo de brisa…
Nunca más fue su vida un reloj.
No sería la mujer sin tiempo.
Los segundos se hicieron minutos,
y aprendió de nuevo a disfrutar
cada instante que vamos viviendo.
Ahora va regalando su tiempo
a la gente con la que se cruza.
La estación a su tren lo detuvo,
y ahora sabe bajar al andén
y esperar, porque no tiene prisa…
© 2017 J.I. Salmerón
Espera, quizás venga…
Étnica
¿Wasap…?
A los pies de la moda
Oír tu voz…
Siempre hay tiempo para una foto
Se va el invierno…
Es la mujer…
Por primera vez, el 19 de marzo de 1911 tuvo lugar, en algunos países europeos, la primera celebración del día internacional de la mujer. En 1975 la ONU declaró el 8 de marzo como día internacional de la mujer y, desde 1977, como día internacional por los derechos de la mujer. Ayer fue ese día, 8 de marzo, y en memoria de las mujeres que ya no están, de las que ahora mismo están y luchan por sus derechos, y de las que, futuramente, llegarán y estarán pronto en su relevo, dedico estas letras para reforzar, si hiciera falta, lo necesarias que son en nuestras vidas y lo iguales a nosotros que algunos las queremos.
Es la mujer mi estandarte
y mi báculo su fuerza.
La mujer es todo Amor
y de mis sueños, la reina.
Eres fecundo mañana,
es tu cuerpo una pradera
donde, por cada semilla,
tú le das vida de estrella.
Luz en la noche alumbrando,
vía láctea de mis penas,
que cual luciérnaga guías
y acompañas mi vereda.
Eres el sol que calienta,
eres la vida en la tierra,
te brindas como mañanas
para que siempre amanezca.
Mi amiga, hermana, y esposa,
mi madre antes que naciera.
Mi refugio desde niño,
mi descanso hasta que muera.
Eres la puesta de sol
que a mí me dejó cautivo.
De mi sentir, elixir,
y de mis ojos un río.
Es la mujer mi heroína,
ganadora de olimpiadas
que no ceja en sus empeños,
día a día bate marcas.
Es la mujer mi razón,
mis deseos y esperanzas.
¡Y de mi vida la envidia…!
espero que sea sana.