El tren llevó tu equipaje.
Maleta, abrigo y destino.
Y otra vez yo llegué tarde
para llevarte conmigo.
¡Mi vida va en ese tren.
Paseos, cine, domingos.
Los besos bajo la luna,
también se han ido contigo…!
…Yo te esperaba los viernes,
cuando la noche caía.
Verte bajando el vagón
los nervios me poseían.
Tímidamente las manos
a solas se acariciaban.
Y tu mirada en mis ojos
era de sueños al alba.
Primero, lo de costumbre:
“¿Qué tal te fue la semana…?
¡Te he echado tanto de menos
que no aguantaba a mañana…!”
Después, un par de cervezas
con una cena ligera.
Un postre mientras charlamos,
y un beso sin que nos vieran.
Nos gustaba ir a bailar
y, entrada la madrugada,
Ir en el coche a buscar
nuestra luna plateada.
“Para soñar” se llamaba
la música que escuchamos.
Baladas lentas grabadas
en un casete, de la radio.
Y así llegaba la aurora,
amaneciendo deprisa.
La luna se retiraba,
pues con nosotros dormía.
La vida pasaba lenta,
pero el domingo llegaba.
Y a la tarde, en tu vagón…
¡Sin ti mi vida paraba!
¡Otra semana sin vernos…!
¡Cinco tardes de tormenta…!
¡Cinco mañanas nubladas
hasta que tú al fin regresas…!
El tren llevó en sus entrañas
risas, caricias, promesas.
Y de tanto ir y venir
a tu Amor dejó en vía muerta.
…Hoy, cuando pasa pitando,
sin querer me doy la vuelta.
Miro hacia sus ventanillas
por si te veo por ellas.
Y no hay maleta ni abrigo,
ni lunas llenas y eternas.
No hay besos, solo vacío,
y un gran recuerdo que pasa
en un vagón que hoy no frena.
©2018 J.I. Salmerón