Entretenida en mis sueños

 

Anoche volví a tenerte
entretenida en mis sueños.
Y lo sentí tan real
que incluso hablábamos de ello.

Tú me decías que no,
que no podías creerlo.
Pero yo sentí tu voz
mientras tocaba tu pelo.

Anoche te vi en la plaza,
junto al frontón de cemento.
Donde te hacía las fotos
robándote los recuerdos.

Tu pelo moreno y largo.
Tus ojos mirando intenso.
Y esa sonrisa de niña
que sueño cuando me duermo.

No logro bien recordar
qué es lo que me ibas diciendo.
La charla era animada,
sabíamos cómo hacerlo.

Lo que recuerdo, y sentía,
lo que sin duda era cierto,
fue que me hacía feliz
tenerte cerca de nuevo.

A veces, cuando te sueño,
al volverme a despertar
y ver que fuiste un oasis
en mitad de este desierto,

no llego bien a entender
cómo te puedo sentir
de la forma que te siento
sabiendo que eres un sueño.

Cómo recuerdo tu voz,
tus andares y tus dedos.
Cómo recuerdo el aroma
que se creaba en tu cuerpo…

Despierto y cierro los ojos.
Me quiero dormir de nuevo.
Quiero que vuelvas aquí
y disfrutarte en mi sueño.

…Qué triste la sensación
de lo efímero del tiempo…
Qué tristeza el contemplar
el agua que va cayendo…

Cómo, aunque ponga las manos
y crea atraparla dentro,
solo me deja humedad
que se evapora en silencio.

Me recuerda los minutos
de la vida que en la espalda,
abandonados sin rumbo,
vamos dejando muriendo.

Me recuerda que el camino
que conduce hasta la cima
es un camino de ida
y aunque yo quiera, no vuelvo.

…Anoche volví a tenerte
y aunque la vida me tape
con los años mis recuerdos

sé que llegando la noche
yo a ti te tengo de nuevo
entretenida en mis sueños…

©2018  J.I. Salmerón

 

Otra tarde

La sala vacía bajo la penumbra
de un sol mortecino hacia media tarde.
La vista buscando, la radio encendida
y, como una sombra, bailando despacio,
está tu figura que solo el recuerdo
es el que me muestra, es el que imagina.

Y yo con mis manos buscando tu rostro
que de ojos cerrados espera y suspira.
En cada paseo que daban mis dedos,
cuando aquellas tardes tu piel recorría
desde el horizonte de tu blusa blanca
hasta cobijarlos detrás de tu pelo.

Y mi melodía te atrapa de nuevo,
y en tu ritmo yo solo quiero vivir.
La música suena queriendo envolvernos,
llenando de besos todos los rincones,
como si de flores, que van floreciendo,
llenaran las tapias de un frío jardín.

Compás tras compás tú me fuiste queriendo.
Adagio mis brazos, rodean tu ser.
Pedazos de Amor me regalan tus besos
cuando se deshacen, chocando en silencio,
dentro de mi boca, que espera impaciente,
a que, como lluvia, me empapen después.

El sol se ha marchado, con él tu recuerdo.
Ya sabes que a oscuras da miedo vivir.
Con esos fantasmas que sacan provecho
cuando por la noche no queda consuelo,
y un río parece más grande que el cielo,
y un mar aún más triste que un día sin ti.

La sala vacía, ya se ha hecho de noche.
La música, muda, dejó de sonar.
El frío me roza mojando mi sueño,
y cierro la puerta dejando allí dentro
a mi corazón junto a tanto recuerdo
hasta que en otra tarde me vuelva a atrapar…

© 2018  J.I. Salmerón

No estar contigo

He vuelto a andar por los tejados,
detrás del traje de tu sombra.
Detrás del cielo enrojecido,
que yo he vivido,
y que en otoño a ti te nombra.

He vuelto a esconderme en la noche,
con el silencio de aliado.
Y solo la luna en lo alto,
que brilla tanto,
ha querido estar a mi lado.

Es lo que tienen estos sueños
que yo persigo.
Es lo que tiene vivir tan alto,
por los tejados.
Es lo que tiene no estar contigo…

Ayer quise tocar las nubes
que azul y blancas me llamaban.
Al recordarme que tu pelo,
que huele a invierno,
me acariciaba al fin la cara.

Ayer quise tocar el tiempo
para hacer que retrocediera.
Volver contigo a pasear,
y del brazo estar,
al borde de aquella ribera.

Es lo que tienen estas tardes
de invierno frío.
Es lo que tiene vivir los sueños
que ya has soñado.
Es lo que tiene no estar contigo…

He vuelto a andar por los tejados.
He vuelto a sentir que has venido.
Pero tu sombra y esa tarde,
de rojo fuego,
han vuelto a seguir su camino…

© 2017  J.I. Salmerón

Sueño rosa

Sentada bajo ese cielo,
de espaldas a todo el mundo.
Brazos y dorso desnudos
y rosa todo tu pelo.

Pensaba en nada concreto,
tan solo el tiempo pasaba.
Un perro blanco ladraba
suelto de dueño en el suelo.

Te dije que me gustabas,
aunque la voz fuera dentro,
como un triste pensamiento
que no encontrara palabra.

Pero estuve imaginando
todo lo que te diría
al despertar cada día
después de estarte soñando.

¡Rosa es tu piel, lo adivino…!
¡Rosa es tu voz cuando me hablas…!
¡Rosa mi suave caricia
cuando recorre tu espalda…!

Seguía detrás de ti.
Seguía en ti imaginando
a cada beso volando
buscando ser tu elixir.

Pero como eras un cuento,
una fábula, sin más,
llegó tu triste final
acabando el argumento.

Tú te fuiste del lugar
dejando el sitio vacío,
y yo seguí con lo mío
que por lo visto, es soñar…

Desde entonces voy buscando,
cuando el sol casi se ha puesto,
a una mujer, pelo suelto,
que tiña en rosa, soñando.

Pero no logro encontrarte
por mucho que ando la acera.
Serás de nuevo quimera,
un sueño será alcanzarte…

© 2017  J.I. Salmerón

El hombre recto

 

Siempre va creciendo a capricho del viento,
según va empujando el aire en su cuerpo.
Hay veces que doblan sin querer su empeño
aunque siempre intenta ser un hombre recto.

Abrigo tupido guardando su adentro,
con remiendos verdes y amarillo viejo.
Algún que otro roto con un agujero
que a veces parece nido de jilguero.

Tiene tantos brazos que abarcar no puedo,
cada cual su mano con sus largos dedos.
Y arriba cabeza con pelo y sin pelo,
pues eso depende si mayo o enero.

Arrugas llenando casi todo el cuerpo,
signo de los años que lleva creciendo.
Que a todos nos pasa, aunque no queremos,
nos marcan los años por fuera y por dentro.

Siempre está esperando cuando me lo encuentro.
Siempre el mismo sitio, siempre espera quieto.
Y cuando me cruzo se inclina un momento
como si dijera: “adiós caballero…”

Incluso parece que me habla en secreto
y más que palabras sonidos encuentro.
Es como si hablara soplando de lejos,
como si en un árbol sus hojas movemos.

Sus extremidades jardines del cielo,
sujeto en sus brazos el nido con huevos.
Raíces con vida sujetas al suelo
que sobre sus dedos transmite al jilguero.

Ya es de la familia este árbol longevo.
Sus años de vida ni idea yo tengo.
Solo sé que está cuando yo paseo
para acompañarme al ir y al regreso.

¡Ahí sigue creciendo el árbol del huerto
aunque yo lo vea como a un hombre recto…!

©2017  J.I. Salmerón

Jugué tu recuerdo

Juan I. Salmerón

 

Juguemos juntos hoy a recordarnos
sentados en el banco de aquel parque
donde mi alma moría por rozarte
y con solo oír tu voz era besarnos.

Juguemos hoy de nuevo a las miradas,
aquellas que encendían los deseos
poniendo luz a todos los luceros
que en la noche estrellada se buscaban.

A perseguir tu sombra jugaremos
cuando el sol te atrapaba por la espalda
y yo prendido al bajo de tu falda
pensaba en atrapar tu cuerpo entero.

De noche yo jugaba con tu pelo
mientras tus besos jugando apostaban
y tus labios como siempre ganaban
y los míos perdían sin remedio.

Juguemos a buscarnos y encontrarnos,
juguemos a perder la compostura
como cuando se tapaba la luna
los ojos por rubor al ver amarnos.

Recuerdo la promesa en la que un día
entre los troncos de aquel bosque viejo
a cambio de robarte yo ese beso
grabé aquel corazón que nos latía.

Arriba tu inicial, la más visible,
abajo imperceptible está la mía,
de lado a lado la flecha que unía
y años después fue el arma de tu crimen.

Yo seguí en aquel banco cada tarde
a ver si tú llegabas con más juegos
pero el verano pasó a ser invierno
y solo tu recuerdo vino a verme.

Por eso quiero que hoy juguemos juntos,
aunque nos encontremos tan distantes
que tú y yo no seamos los de antes
y ya solo a jugar vengan recuerdos….

© 2016  J.I. Salmerón

Ser viento

Juan I. Salmerón

Hay un viento que lleva
a tus brazos recuerdos.
Hay un viento que calma
con su voz tus deseos.

Hay un viento en la tarde
excitado que empuja,
que penetra ondulando
a través de tu blusa.

Que recorre tus formas,
que te besa en silencio,
que susurra “eres mía…”
abrazando tu cuerpo.

Ese viento soy yo
que te lleva aire nuevo
y te abraza mi brisa
que fresca te envuelve.

Y seré tu respiro
cuando el aire te falte,
cuando quieras volar
y en mis brazos te lleve.

Eres tú ese planeta
donde gira mi viento.
Y en la torre, veleta
donde paro por verte.

Y me atrapa tu alma,
y mi soplo, un momento,
se adormece liado
a tus labios y cuello.

Y de nuevo con fuerza
con mis aires despierto,
y te escapas conmigo
entre nubes y cielo.

Y mi brisa te tumba,
y mi voz, solo beso,
y mis brazos el aire
enredando tu pelo.

…La otra noche aquel aire
murmuró desde lejos:
“Deja ya de soñar,
no serás nunca viento…”

Pero yo respondí:
“Si tú hubieras soplado
como yo hice aquel día
atrapando su cuerpo,

tú también morirías,
como yo estoy dispuesto,
por volver otra vez
por un día a ser viento…”

© 2016  J.I. Salmerón