Reloj
Tic-tac
Era ese ruido molesto
que te distrae si lo escuchas.
Tic-tac, pasaban segundos
y sus minutos de angustia.
Y así, al galope se pasa,
como se pasan los días,
la vida que va marcando
aquel reloj de la esquina.
Parece que cuando el día
da su comienzo temprano
la vida es como un chicle
que va estirando despacio.
Pero es tan solo espejismo,
un viejo truco de magia.
Que el tiempo, que es implacable,
lleva sus cartas marcadas.
¡Y si tú le sacas trío,
él un full, y va y te gana!
¡Y si tú póker de jotas,
él lleva un póker de damas!
Y sigue el ruido molesto
con el tic-tac que no para…
Y coge el tiempo y te entierra
con segundos a paladas.
Un día quise pensar
que si el reloj lo paraba,
el tiempo se detendría
y mi vida no avanzaba.
Pero solo conseguí
atrasar la hora exacta,
llegando tarde a mis citas
de la tarde y la mañana.
…Ahora ya me he acostumbrado
al ruido que me acompaña.
Ahora ya apenas lo escucho
y su tic-tac hoy me agrada.
Me he dado cuenta que al fin
Y al cabo, no gano nada.
Que no hay quien detenga al tiempo,
la guerra él tiene ganada.
¡Aun así a veces paro
ese reloj que me marca
y sueño que paro el tiempo,
que los minutos no pasan!
Era ese ruido molesto…
Hoy apenas oigo nada…
©2018 J.I. Salmerón
La nube gris
Apenas dieron las doce.
La nube gris, el cielo nubló.
Campana sobre campana.
Y al sur de aquí, su viento sopló.
Con su viento, su alma.
Tanto volar, cansó el corazón.
Despacio, todo con calma.
El tiempo, al fin, corrió a su favor.
Y desde arriba divisa
al sol encima de ella.
Su panza, gris de ceniza.
Cual Oso está en su caverna.
Abajo, verde pradera,
espera verla llorar.
Y a ella le entra flojera,
y empieza fuerte a mojar.
Descansa sobre el silencio.
El aire va, arrastrando sus besos.
Ya flota sobre sus sueños.
La nube gris, va abrazando los cielos.
Su paso, a veces sereno.
Contando va, cada grano de tiempo.
A veces, rayo y su trueno.
Y en un soplar, solo ves su recuerdo.
Rasgando en esa veleta
su cuerpo, que es primavera.
El agua llena la vida.
Y el río espera que llueva.
Apenas dieron las doce.
La nube gris, va mojando en su pena…
©2018 J.I. Salmerón
La mujer sin tiempo
Ella era la mujer sin tiempo.
Siempre deprisa, siempre corriendo.
Era su tren el pasar del reloj.
Y las manillas de los minutos,
el vagón donde viajan sus sueños.
Temía quedarse de pronto un día
sin tiempo bastante que disfrutar.
Siempre atrapada en la misma esquina,
esclava en lo eterno de los segundos.
Siempre el reloj apurándola está.
Por más que buscaba, no hallaba
una hora de más en su vida.
Los minutos pasando debajo,
y ella arriba, observando en el puente,
viendo el tiempo como se escurría.
Hasta que un día no pudo más
e hizo frente al pasar del momento.
De la aguja del reloj tiró,
y frenando con fuerza hacia atrás,
fue robando segundos al tiempo.
Desde entonces su vida cambió,
no tenía sentido ir deprisa.
Tuvo tiempo de saborear
cada rayo de sol, cada beso
de Amor, cada soplo de brisa…
Nunca más fue su vida un reloj.
No sería la mujer sin tiempo.
Los segundos se hicieron minutos,
y aprendió de nuevo a disfrutar
cada instante que vamos viviendo.
Ahora va regalando su tiempo
a la gente con la que se cruza.
La estación a su tren lo detuvo,
y ahora sabe bajar al andén
y esperar, porque no tiene prisa…
© 2017 J.I. Salmerón
Sueño sin final
Sonó la última hora en el reloj.
¿O tal vez fuera la primera…?
Que de tanto mirarlo no sé bien,
que ya perdí otra vez la cuenta.
Que es como el beso que me das
cuando cierras así los ojos,
que tengo que pensar si es de verdad
o es otro de mis sueños locos.
Podrás creer que he vuelto a recordar,
entre hora y hora que he estado en la higuera,
a mi mano apoyándose en tu andar,
robándole el compás a tu cadera.
Del sol me iba ocultando tras de ti,
del calor de tus pasos en la arena.
Aunque más bien se fue quemando
mi intención en tu negra cabellera.
Y el reloj imparable me buscaba.
Y tu Amor encerrado en una reja.
Y mis pasos por la noche deambulaban
al buscar bajo la luz tu silueta.
Y otra vez vuelta a empezar…
Otro puente sin un río…
Otra gota de una lluvia que no está…
Otro abrazo que se fue quedando frío…
Esto es todo lo que siento al despertar.
Esto es todo lo que lúcido recuerdo.
La sinopsis de este sueño sin final,
o el final sin un principio en este sueño…
© 2017 J.I. Salmerón
No puedo darte
No puedo darte tanto como pides,
solo me queda entero un corazón;
que el resto se mojaron en abriles
ahogándose entre lluvias de dolor.
No me pidas el sol cuando es de noche,
de nuevo te ha ocurrido lo de ayer
al rechazar los rayos con reproches
por ser rescoldo de un atardecer.
Siempre quise ser luna en horizonte
paseándose llena entre silencios.
Contarle a las estrellas que tu nombre
he dejado jugando con el viento.
Pero tú, un huracán entre mañanas.
Tú siempre luz intensa deslumbrando.
A la gente tu nombre le gritabas
como en cada tormenta grita el rayo.
El alma quieres que yo te regale
pero, ¿y yo, qué haré sin sentimientos…?
Seré como las playas sin sus mares.
Seré una boca huérfana de besos.
Ya sabes que un día fui todo tuyo,
que en tu tren mi vagón quedó enganchado,
pero aquel viaje no encontró destino
y en vía muerta se quedó parado.
No vistes al reloj marcando el tiempo,
como marcan el paso los soldados.
Cómo implacable dejó al descubierto
a esos minutos que se iban ahogando.
Por eso no me quedan corazones,
en batalla murieron por Amor.
Enterrados entre desilusiones,
sin cruz que indique el punto de dolor.
Te hubiera dado, Amor, todas mis vidas.
Te hubiera dado el sol, a mi pesar.
Pero aunque el agua fuera tibia y fina,
ahogada termino mi voluntad.
No puedo darte ni un solo suspiro
de un corazón que empieza a palpitar…
©2017 J.I. Salmerón
Tardaremos
Tardaremos
lo que tengamos que tardar,
que ya da igual.
Mucho, poco,
¡Qué más da!
lo que tardemos.
Tardaremos
hasta que el viento
quiera juntar nuestros cuerpos.
Como hojas secas
que en el otoño
lleva volando ese viento.
…Quisimos parar el tiempo
en el reloj de pared.
Se nos hacía tan corta
la noche, boca con boca,
hasta ver amanecer…
Tardaremos
mientras tú quieras esperar
a mi regreso.
Mientras las tardes
se vistan de dulce ocaso
en los recuerdos.
Tardaremos
mientras exista la esperanza
de volvernos a encontrar.
Como encontramos esa noche
aquel loco caminar
hacia los besos.
…Empujando sus agujas
para que llegue el momento.
¡El reloj se ha detenido!
Apenas pasa este tiempo
que me desgarra el recuerdo…
Tardaremos
lo que tengamos que tardar,
que aún queda tiempo…
© 2017 J.I. Salmerón
Y diecisiete…
Tarde…
Tarde…
Es tarde, dice el reloj,
que son las tres menos algo.
Es tarde, dice la noche
maullando por los tejados.
Tarde se ha hecho de nuevo
y yo aquí sigo esperando
a que regresen las musas,
que me han dejado olvidado.
Tarde…
Es tarde, dice el trinar
del ruiseñor con su canto.
Es tarde, dice el misterio
de la sombra tras el árbol.
Tarde para conjugar
el verbo sobre mis labios,
ese que dice que Amar
en presente es “yo te Amo”.
¡Tan tarde se ha hecho ya
que la culpa se ha tumbado
y así los remordimientos
disfrutan de lo bailado!
¡Tan tarde puede que sea
que acecha ya el despertar
pues el dormir hace tiempo
que se marchó a descansar!
Tarde…
Es tarde, dicen los sueños
que susurrando me llaman.
Es tarde, dice un refrán,
si quiero ayuda mañana.
Tarde para ir a bailar,
que la verbena se acaba.
Tarde para disfrutar
en el portal de tu casa.
Tarde…
Es tarde, dicen silbando
los álamos del camino.
Es tarde, dicen llorando
las lágrimas de rocío.
Tarde para pasear
y de la mano ir cogidos.
Tarde para enamorarte
que hoy el tiempo me ha vendido.
¡Es tarde, pero me da igual,
que a mí me gusta el lucero,
y acompañar a la luna
en su viajar tan ligero!
¡Es tarde, pero hay remedio.
Mañana a la misma hora
nos veremos en mi alcoba
a ver si se alarga el tiempo!
¡Que ya lo dice el proverbio:
Que yo prefiero tardar,
aunque tenga que esperar,
a nunca verte de nuevo…!