Cazador de lunas

Como cada noche, desde hace ya tiempo,
salía a buscarlas. Lo echaba de menos.
Era aquel influjo, que le dominaba.
Era aquella magia que intuye a lo lejos.

Buscaba en caminos lejanos y viejos.
Siempre por lo oscuro, entre los silencios.
Guiados sus pasos solo por murmullos
del agua que en ríos se escucha de lejos.

Y mientras camina lo va recordando,
cuando empezó todo un mes de febrero.
La noche era helada, ni un alma… un desierto…
Y allí, de repente, le dieron el beso.

¡Brotaba el Amor tan dentro del pecho
que el intenso frío se volvió de fuego!
El alma, caliente, vibraba por dentro.
Y en su corazón, la vida de nuevo…

Hoy hace ya mucho de aquello que os cuento.
Han pasado muchos y fríos febreros.
Pero él, cada noche, verano o invierno,
recorre el camino buscando de nuevo.

Un día me dijo que las vio en reflejo
y al mirar arriba las perdió de nuevo.
Culpó a un árbol grande que tapó su cuerpo
y ellas no le vieron tan pegado al suelo.

Todos le conocen en el barrio entero.
Le llaman el loco ¡y qué sabrán ellos…!
Solo porque busca, de noche, en el cielo,
todas esas lunas que tanto le dieron.

“Cazador de lunas” prefiere, y respeto,
que a él solo le visten su cuerpo los sueños.
Por eso persigue las lunas de invierno,
las de cualquier mes, no le importa el tiempo.

Y así, cada noche, se pierde en senderos.
Y no vuelve a casa hasta que el lucero
le anuncia que el día pronto lo tenemos,
y entonces regresa de nuevo a su tiempo.

…Dicen que la luna, cuando nueva vemos,
es que está de luto por el loco abuelo.
Ya no hay cazadores que en la noche salgan
a buscar las lunas que reinan los cielos.

Ya no hay pasos cortos por esos caminos.
No hay murmullo de agua en ríos ajenos.
Ya no queda magia, ya no quedan besos.
“Cazador de lunas” todas en el cielo
te echarán de menos…

©2018  J.I. Salmerón

Pero no puedo…

Juan I. Salmerón

¡Quisiera ser tantas cosas…!

Quisiera ser avión, y bosque verde,
y nube loca.
Quisiera ser tu voz cuando me llama
por las noches.
Quisiera ser la luna por su cara
más oculta
cuando sé que la busca tu apenar
en noches tristes…

Quisiera ser tu ropa
y abrazarte.
Quisiera así tocar
tu cuerpo entero.
Quisiera ser el agua
que te calme
cuando tu sed secara
tu recuerdo.

Quisiera ser verdad, Amor,
y cielo.
Quisiera ser la cama en que
tú duermes.
Quisiera ser sendero, andar
por siempre.
Quisiera ser el ramo
que tú hueles.

Quisiera ser real y no
ese sueño
del beso que de noche
te entretiene.
Quisiera ser el mar,
y en clara noche,
ser del cielo estrellado
aquel lucero…

¡Quisiera ser tantas cosas…!

Pero no puedo…

© 2015  J.I. Salmerón