El alma se ha derrumbado

El alma se ha derrumbado,
como la casa vacía…
El alma, sin su tejado,
moja con lloros su vida.

Y cada tabla, y su clavo,
clavan su extremo a la viga.
Y cada viga, en su palo,
van sujetando los días.

En cada puerta que abría,
una emoción contenida.
En cada puerta cerrada,
él su misterio tenía.

¡Ladrillos que andan sujetos!
¡Cemento que cierra heridas!
Y maquillando paredes,
una de cal blanca y viva.

Eran de alegres chillidos
sus pasillos y caminos.
Hoy solo pasa el silencio
corriendo sin hacer ruido.

¡Y la tarde hacia lo oscuro…!
¡Y la mañana en domingo…!
Y una noche, con estrellas,
hasta quedarse dormido.

Empuja así el sentimiento
paredes, tejas, y nidos.
Empuja cada madera
con vientos enfurecidos.

A veces sale el recuerdo,
paseando despacito,
atravesando jardines
que hoy llenan cardos con pinchos.

El alma se ha derrumbado.
El corazón tiene frío.
La pena vive en la calle.
La casa, sin su tejado,
ya no les presta cobijo…

©2019  J.I. Salmerón

No busco una razón

No busco una razón para olvidarte,
al fin y al cabo no tiene sentido
saber que tú y yo no fuimos testigos
de compartir Amor en otra parte.

Sin embargo,
esta vida nos tiende la mano
sin querer olvidarnos.

Y en el fondo,
compartimos aquel sentimiento
que da solo el mirarnos.

No busco una razón por recordarte,
ya sabes que tu imagen va conmigo
y en mi recuerdo tú eres el destino
donde mi corazón irá a buscarte.

¿Lo recuerdas…?
Cuantas noches en aquel camino
nuestros labios sellamos.

Apostamos,
y este juego de Amor imposible
terminó por ganarnos.

No busco una razón para engañarte,
yo siempre fui de frente y decidido
sin ocultarte cual largo, el camino,
se haría bajo el sol de aquella tarde.

De repente,
se hizo noche y tu rastro perdí
escondida en la sombra.

Fue el destino
el que quiso jugar con nosotros
y gastarnos la broma.

No busco una razón, tú ni lo intentes,
el juicio del Amor ya nos juzgó.
No tuve absolución, yo fui culpable,
y solo a recordar nos condenó.

©2019  J.I. Salmerón

Nuestra canción

Sentí la soledad sobre mi cuerpo
al ver que apenas tú y yo nos miramos
el día que, cogidos de las manos,
bailamos nuestra última canción.

Que ya no habría en nuestra despedida
los besos que en tu boca sonreían
al encontrar los labios que, el la mía,
besaban suavemente y con pasión.

Sentí la soledad que a veces siento
al ver mi vida dentro de un espejo
y al corazón sintiéndose un reflejo,
sin brazos donde poder anidar.

Y siento que sentí tu sentimiento
sintiéndose alejado, y yo sintiendo,
la amarga sensación de que lo nuestro
no duraría más que mi dudar.

Y entonces comprendí, no hay más opción.
La vida me trató como a uno más,
y el roce de tu piel, y tu mirar,
se fueron al final, como hace el sol.

No pido comprensión, eso da igual.
Afronto la verdad como lección
y a veces lloro solo, al recordar,
cuando oigo, como ayer, nuestra canción…

©2018  J.I. Salmerón

 

El nido vacío

Hoy vi su nido vacío, volando sus esperanzas.
Hoy vi cómo el pajarillo buscaba su libertad.
Hoy vi cómo se terminan, cómo se cumplen los ciclos.
Hoy vi la casa vacía rebosando soledad.

¡Y ya no hay cobijo bajo alas de seda.
Su cuerpo desnudo con traje ya está.
Hoy pide licencia, que inicia su vuelo.
Su mundo le espera en otro lugar!

Su madre no quita ojo, le sigue con la mirada.
Siempre del vuelo pendiente por si tiene que actuar.
Las alas son diminutas y, en un cuerpo tan pequeño,
no cubren lo suficiente en tan largo navegar.

¡Y el síndrome abarca su nido vacío.
El canto es de pena, ya no trina igual.
Las alas que anoche con nanas cubrían,
hoy solos de piano parecen cantar.

Si no fuera por el nido que veo por la ventana,
diría que el sentimiento es de un humano, quizás.
Es lo que tiene esta vida que tan intensa vivimos.
Es lo que, teniendo hijos, a todos nos pasará.

¡Y el canto de alondra despierta mi sueño.
Un verde jilguero cruza el ventanal.
Delicado y grácil saluda el vencejo.
Y la mirla parda vigilando está!

La vida sigue su curso, da igual que especie seamos.
Las madres siempre se apenan cuando los hijos se van.
Siempre pidiendo un deseo cuando los miran volando.
¡Cuidado y regresa pronto…! Que aquí te espera tu hogar…

©2018  J.I. Salmerón

 

Recuerdo el llanto

No quise nunca ver que tú lloraras,
por eso aquella noche fue un dolor
al ver cómo tus lágrimas rodaban
perdiendo la esperanza en este Amor.

No quise ser la espina de una rosa,
yo, que nunca me vi como una flor.
No quise ser cuneta, acequia, o zanja,
donde por mí volcara tu pasión.

¡Qué es lo que pude hacer!
¡Tal vez me equivoqué!
Como cuando decides un camino…

¡La vida es como es!
¡Cruel y sin cuartel!
Ella escribe por ti siempre un destino…

Y todo el sentimiento que brotaba
de aquellos ojos tristes, sin color,
hirieron en el fondo de mi alma,
como una daga hiere un corazón.

Silencio se escuchaba aquella noche.
Tus lágrimas ahogaban cualquier voz.
Silencio que, cual losa, me pesaba,
hundiendo poco a poco mi razón.

¡A oscuras me encontré!
¡Sin luz el callejón!
El río a veces tiene remolinos…

¡No siempre aciertas bien!
¡La niebla me perdió!
De noche y sin farol no vi el camino…

Hubiera dado, niña, cualquier cosa
por ver tus ojos mirando, cual sol,
al azul de los míos, como a un cielo,
pero la cruel tormenta lo impidió.

Aun recuerdo la noche, y tu silencio.
Tus lágrimas amargas, tu aflicción.
El ruido de tus pasos alejarse.
Las dudas anidando en mi interior.

¡No vi salir el sol!
¡Sin luz mi corazón!
Se fueron a tu lado caminando…

¡Aprendes la lección!
¡No hay sabia decisión!
Con rabia y con dolor recuerdo el llanto…

©2018  J.I. Salmerón

Tocarse con el recuerdo

Después de tanto quererte
aprendí que nuestro Amor
era tenerse de lejos,
tocarse con el recuerdo.

Era como dos orillas
de un río ancho y profundo.
Como un abrazo en el aire
sin pecho donde me hundo.

Es la distancia un penar,
una ilusión que no llega.
Es la estación de un invierno
en busca de primavera.

Solo la imagen robada
de aquellos buenos momentos
es la que guarda el bolsillo
sufrido del sentimiento.

No es bastante con Amar…
No es suficiente querernos…
Siempre estará este vacío
que hoy es mi fiel compañero.

No puedo contar en pasos
la distancia hasta tus besos.
Serían mares azules
sin playas en sus extremos.

No puedo contar en días
las ganas que hay por tenernos.
Los siglos no son bastantes
para contener recuerdos.

Cuando lo tapan montañas
el horizonte se pierde.
Incluso el sol se va antes,
como tu Amor y mi suerte.

Después de tanto quererte
me siguen entrando ganas
de saltarme esta distancia
para ser mar y tú playa…

© 2017  J.I. Salmerón

Pensaré

Hoy, pensé qué es lo que estarías haciendo
mientras otra tarde, lenta, se alejaba.
Mientras busco tu mirar con mi mirada.
Hoy, que mi latir de nuevo apenas siento.

Si estarías acordándote de mí,
como cada atardecer de ti me acuerdo.
Si recuerdas cómo buscaban tu cuerpo
estas manos que ya no saben de ti.

Y no puedo imaginar qué es lo que harás,
qué es lo que le inquieta ahora al sentimiento
que cubría cada parte de tu cuerpo
cuando mis labios cubrían tu besar.

Otra noche siendo sombra en el jardín,
tan errante como pájaro en invierno,
cuando a solas me refugio en mi paseo
de los bosques de tus besos que perdí.

Hoy, de nuevo me volví a acordar, de nuevo.
Hoy noté que tu presencia estaba cerca,
como viento en la camisa que penetra,
como lluvia que te cala en aguacero.

Y si quieres, y me dejas, pensaré,
cada día que se oculte el sol de lejos,
en tus ojos, en tus labios, en tus besos,
como si el tiempo que vivo hoy, fuera ayer.

© 2017  J. I. Salmerón

Escondida

Puedes seguir escondida
tras los muros del silencio,
tras las ventanas cerradas
que hay en tu imaginación.

Puedes volverle la espalda
sin apenas entenderlo,
sin dedicarle el esfuerzo
que supuso aquel Amor.

Por más que cierres los ojos,
por más que empujes al tiempo,
los recuerdos van volviendo
reclamando su lugar.

Y aunque borres el paseo
con las yemas de tus dedos,
quedan huellas en el suelo
imposibles de borrar.

Y es que tú nunca olvidaras
aquellas tardes de besos.
Esos abrazos que el viento
empujó a tu corazón.

Aquellos sueños tejidos
con jirones de momentos,
de sentimientos clavados
en la palma de un adiós.

Y tú seguirás oculta,
tapada siempre de noche.
Sin estrellas que te brillen,
sin luna sobre tu mar.

Escondida como siempre,
esperando a que regrese,
sin saber que detrás tuyo
siempre estuvo a quién amar…

© 2017  J.I. Salmerón

Sobre las sombras

 

Sobre las sombras
crecen los puentes,
y en cada extremo la orilla
del río que los sostienen.

De piedras todas
tan abrazadas,
como si fueran amigas
por el tiempo separadas.

Crece en la sombra,
junto a ese puente,
junto a ese río de agua,
palos llenos de hojas verdes.

Los que contienen
bajo sus ramas
toda la sombra que adorna
cada paseo que daba.

Y bajo el puente
se resguardaba
el banco donde aquel día
vi a una princesa sentada.

¡Era de luz su sonrisa,
y de luna su mirada!
Era, seguro, otro sueño
que el río me regalaba.

En esas tardes
donde uno cree
que no es verdad lo que pasa,
que lo imagina su mente.

…Sobre el recuerdo
la risa crece,
y el sentimiento que abraza
al alma cuando anochece…

©2017  J.I. Salmerón

Los abrazos nunca duelen

 

Los abrazos nunca duelen,
lo que duele es su recuerdo.
Son barrotes de una cárcel
donde quedaron cerrados
con llave los sentimientos.

Entonces lo comprendí…
Por eso siempre decías
sin soltarte de mi cuerpo
que esperara un poco más,
que te abrazara de nuevo.

Ahora que busco tu abrazo
no sé dónde hacerlo.
Ahora que no oigo tu voz
libero el recuerdo.

Los besos nunca calaron
tanto como el océano.
Aunque nadamos en ellos
de tanto que los usamos
en esas noches sin freno.

Entonces lo comprendí…
Por eso siempre tus labios
dormían sobre los míos
tapados por una manta
tejida solo de besos.

Ahora que busco tu boca
solo hay un desierto.
Ahora que busco tu mar
no encuentro ese puerto.

Buscamos la soledad
para encontrarnos de nuevo.
Tú sol de un amanecer,
yo luna que no se ve,
pero soñando tenernos.

Ahora me duele
tu cuerpo tan lejos.
Ahora tu ausencia
muere en sentimiento.

©2017  J.I. Salmerón

No me enamoró tu cuerpo

Juan I. Salmerón

 

Siento tener que decirte
que no me enamoró tu cuerpo
a pesar de que tus curvas
marearan mi cerebro.

No me sentía atraído
viendo desnuda tu piel
con esa escultural figura
de sirena medio pez.

No me gustaba tu pecho
ni tus caderas de vértigo,
ni tus piernas torneadas
sujetando el monumento.

Eso es tan solo otro cuerpo
como tantos que pasean.
Carne, sin más sentimiento,
que ha de convertirse en vieja.

No me enamoró tu cuerpo…

Yo me enamoré de ti
un poquito más adentro.
Me gustó tu corazón
que descansabas al sol
y era todo sentimiento.

Me enamoré de tu alma,
esa que sueltas al viento
para que encuentre volando
un nido donde hacer canto
a otro alma que sueñe intenso.

No me enamoró tu cuerpo…

Tu mirada me hizo preso.
Tus ojos me enamoraron.
Las palabras de tu boca
que cada tarde entre sombras
se me abrazaban hablando.

Me enamoró lo sensible
que eras sintiendo caricias
cuando mis dedos perdidos
entre tanto cuerpo frío
se encontraron con tu vida.

No me enamoró tu cuerpo…

Me enamoró tu sonrisa
tan alegre como el sol
que me decía riendo
bésame otra vez de nuevo,
bésame más, por favor…

…Siento tener que decirte
que tu cuerpo no logró
que en mí naciera el Amor,
que yo soy más de sentirte.

Sentir el alma y el son
que rigen tu corazón,
sentir que sientes igual,
sentir que sientes lo mismo…

© 2017  J.I. Salmerón

Sentido sentimiento

Juan I. Salmerón

 

Al final, el mismo cuento…
Que todos somos sentir
en este ir y venir
de los latidos del tiempo.

Todos somos sentimiento…

Sentimos hondo la pena
con ese dolor interno
que recorre nuestro cuerpo
dejando marcada huella.

Sentimos las alegrías
que contagian de esperanza
y van llenando de magia
a nuestros mejores días.

Del sentir es la razón
de que, por más que lo pidas,
al final tú no consigas
que yo te olvide, mi Amor.

Sentimos intenso el frío.
Sentimos fuerte el calor.
Sentimos tanto el adiós
cuando se va un buen amigo…

Al final es del sentir
la vida de los colores,
aromas, gustos, sabores
que aún quedan por descubrir.

Y del sentir la pasión
habrá capítulo aparte,
que eso además tiene arte,
no se ama sin ton ni son.

Sentir que el alma se arroja
del balcón de tu existir.
Sentir tus besos al fin
buscarme desde tu boca.

Puede haber mejor sentir…

La vida son sentimientos
constantes en su latir
y el corazón siempre a mil
sintiendo cada momento.

Abandónate al sentir,
deja que sienta tu cuerpo
y empápate de momentos
que construyan tu vivir.

Siente y ayuda a sentir,
tendrás mejor sentimiento…

© 2017  J.I. Salmerón

Tu invierno

Juan I. Salmerón

 

Hoy da comienzo tu invierno
y su dolor se apodera
de toda tu vida entera,
de todo tu sentimiento.

Hoy es tu noche más fría,
tu corazón se congela,
tu pena busca candela
entre tinieblas sin guía.

Tendrás que luchar, ser fuerte.
Tu valentía el escudo
donde se rompe, seguro,
la adversidad de tu suerte.

¡Resiste, mi fiel guerrero!
¡Pelea como tú sabes!
¡Pincha el dolor con tu sable,
córtale el frío al invierno…!

Aguanta solo tres meses
a que llegue primavera,
merece siempre la espera
ver que la vida florece.

Templa en tu cuerpo ese frío.
El sol tu cara calienta
y esa intensa luz alienta
la esperanza que has perdido.

Media batalla ganada
por tener gran corazón,
por tu coraje y tesón,
por vestirte de esperanza.

No bajes los brazos ¡lucha!
Tu tiempo ya ha mejorado
¿No notas como ha cambiado
y el estío ya se escucha?

Hasta que llegue el verano
mis abrazos yo te dejo
y en tu cuerpo, beso a beso,
mi Amor te irá calentando.

No tengas miedo y batalla,
me tendrás como escudero.
Siempre a tu lado dispuesto
a echar contigo ese resto
hasta ganarle al invierno…

© 2016  J.I. Salmerón

La noche

Juan I. Salmerón

 

Me gusta vivir la noche,
su oscuridad en silencio.
Me gusta buscar estrellas
escondidas en su cielo.

Adivinar el contorno
de la gente que pasea
como si fueran borrones
dibujados de acuarela.

Disfruto sintiendo el fresco
del viento sobre mi cara
apropiándose el calor
que en mis mejillas quedaba.

De la luz de las farolas
que como sol de luciérnagas
levitan todas en fila
al borde de la vereda.

Me gusta ese lado oscuro
que de la vida vivimos
donde la imaginación
es la guía en los caminos.

Todo es intenso y secreto,
todo detrás de un gran velo
donde los besos se esconden
y se disfruta con ellos.

Me gusta tanto la noche
que por el día hay momentos
donde cerrando los ojos
la noche siento por dentro.

Si la rodean tinieblas
se escucha mejor el alma.
Cuando la luz desvanece
el sentimiento se palpa.

Por eso me gusta tanto
la noche como morada,
por ser donde fabricamos
los sueños bajo la almohada.

© 2016  J.I. Salmerón

Solo un minuto

Juan I. Salmerón

Parece poco un minuto.
Apenas unos segundos
atados de pies y manos
en corto lazo de tiempo.

Tan solo atrapa un suspiro.
Un breve espacio de vida
que en el pasar de los días
no deja casi recuerdo.

Pero si miro a tus ojos,
un minuto en ese bosque
viendo tu sol que se esconde,
es un eterno paseo.

Un minuto entre tus brazos
notando ese palpitar
de tu pecho al respirar,
es como un libro de versos…

¡Son tantos esos minutos
que vamos desperdiciando
sin reparar que su encanto
es sumar muchos de ellos…!

Y es que si cuento los besos
que en un minuto le di
a tus labios carmesí,
seguro pasen de ciento.

Que hasta tu boca se ahogaba
como playa de su mar
de tantas olas que van
llenándote de mis besos.

Es una brizna de tiempo.
Es el lamento que da
a mi boca el recordar
tu boca diciendo “quiero…”

Ese minuto fue eterno.
Cuando lloró el sentimiento
y la emoción por momentos
en nuestros brazos creció.

Cuando juntamos los cuerpos
en esos breves instantes
y el mundo no fue el de antes
de entregarnos a ese Amor…

Ya sé que es solo un minuto,
que parece poco tiempo,
pero prefiero tenerte
sesenta segundos mía
que estar llorando tu adiós…

© 2016  J.I. Salmerón

Perdona si molesté dándote aquel abrazo

Juan I. Salmerón

Perdona por el abrazo…
No me pude controlar
en sentir una vez más
tu corazón palpitando.

No podía resistir
al tenerte frente a mí
no volverte a enamorar
al ver mis ojos mirando.

Perdona si molesté
dándote aquel abrazo…

Ya lo sé, que aunque es sentir,
es mejor no enamorarnos.
Y al cruzarnos, dos extraños,
evitando hasta rozarnos.

Pero tú sabes mi Amor,
y yo de tu Amor sé algo.
Y si queremos no amarnos
en otra vida probamos.

Perdona si molesté
dándote aquel abrazo…

Se atropelló el sentimiento
en ese ir y venir
de voluntades huyendo
por no saber qué decir.

Mientras mi boca vagaba
desde tu labio a tu pecho,
el corazón, desbocado,
no daba tregua a querernos.

Se nos quedó estrecho el mundo,
nos resultó tan pequeño
que nos colgaba el Amor
saliendo de sus extremos.

¡Que nos faltaba más aire
para respirar los versos!
¡Que de tu boca a mi boca
No nos cabían los besos…!

Perdona si molesté
dándote aquel abrazo…

¡Fíjate si era pequeño
que si queríamos dentro
mantener el corazón
no le cabía el acento!

…Hoy no puedo arrepentirme,
que yo te abracé queriendo,
sabiendo que hay que arriesgar
para encontrar sentimiento.

Si un día te vuelvo a ver
te envolveré con mis manos,
que yo prefiero sentirte
aunque tenga que decirte:

Perdona si molesté
dándote aquel abrazo…

© 2016  J.I. Salmerón

Matar el sentimiento

Juan I. Salmerón

Me gustaría matar el sentimiento,
pero no puedo, no soy capaz,
ni tan siquiera lo intento…

Desearía separar algún instante,
solo un momento, de mí tu corazón,
pero es que yo adoro su ritmo, y su letra,
y el baile íntimo de su canción…

Hoy me atraviesa un recuerdo
y el viento me trae tu abrazo,
y hasta que no oigo cerca tus besos,
mis labios viajeros te están buscando.
Siempre siguiendo tus pasos.

Latido tras latido, ritmo lento,
nos implica el corazón.
La decisión no es pensada,
no hago consulta en mi almohada,
es cosa de la emoción.

Nos quisimos ver por un momento
pero la noche nos cubrió,
y su reloj paró en la sombra
tu abrazo con mis besos,
como ese tiempo sin tu Amor.

Posiblemente sea lo mejor,
Si no hay miradas no habrá palpitación.
Pero hay adictos como yo, con este apego,
que en cada ausencia que hago tuya en mi exterior,
mi corazón, con gran dolor, muere por dentro.

Yo sé muy bien que cualquier día
tus ojos, su mirar, se harán de luz en mi pupila.
Solo es el tiempo delator el enemigo
en esta guerra sin cuartel,
que hoy es sin verte tan cruel, y a veces fría.

Cuando anochezca o nada más amanecer,
en un garaje, entre la hierba, en la avenida.
Sobre las sábanas planchadas de la cama de un hotel,
O en esa oscura intimidad cuando se cierran las cortinas.

Mi corazón te irá a buscar,
que la pasión ya no es cautiva.
Y entre mis besos nadaras,
así que estate prevenida…

© 2016  J.I. Salmerón

Pudiera ser

Juan I. Salmerón

Pudiera ser que mi vivir fuera de verso.
Que la mirada de tus ojos, el Amor,
fuera profundo y delicado cual soneto.

Que la mañana una cascada de color.
La noche un libro de poemas por abrir.
Y la ventana, el mirador de nuestros besos.

Que aquella luna no me viera caminar
o que en el mar no se bañara tu sonrisa
hasta el partir de la marea entre lamentos.

Pero con llave no podrán nunca encerrar
esos escritos que aún me quedan por pintar
con las palabras que yo sienta tan adentro.

Puede que encierre un gran poema cada flor.
Que el ruiseñor cante de noche y no de día
por no encontrarse cara a cara con su sueño.

Que mis palabras sean viento que arrastró
aquella tarde que sin sol se despedía
acurrucada entre tus brazos y mis besos.

Pudiera ser hasta encontrar, que ya da igual,
entre los cuerpos encerrados y cautivos
aquellas almas que hoy se vistan con mis versos.

O que no viva junto a mí la inspiración,
que ya no busque su refugio en mi sentir
y que mis dedos no naveguen en sus sueños.

Que hoy mi poema reivindica soledad
y mis abrazos y mis besos son la estrofa
si el corazón quiere vivir de sentimiento…

© 2016  J.I. Salmerón

Hoy tengo frío en el alma

Juan I. Salmerón

Hoy tengo frío en el alma
de tanto ir y venir
del sentimiento a tu casa
y que no te encuentre allí.

Hoy yo prefiero sentarme
en ese banco de enfrente
viendo a la gente pasar,
esperando hasta que llegues.

¡Que yo necesito verte,
que necesito bailar
al son que toque la vida
junto a tu boca de mar…!

Hoy no sé de qué escribir…
Que todo mi sentimiento
se mudó fuera de aquí
por lo que te echo de menos.

Ver las ventanas cerradas
que guardan tu corazón,
las mismas que antes me abrías
en esas noches de Amor.

¡Y la luna era la guía,
la cómplice necesaria
para marcarme el camino
desde el balcón a tu cama…!

…Casi te vi, hoy casi te vi.
Me asomé por mi ventana
y mirando lo pensé…
Hoy, casi, la pude ver…

Y no es que estuviera cerca
de tu casa, de tu cuerpo.
Tan solo fue esa emoción
al recordar que te veo…

Solo ante el frío de la tarde,
arrastrada por el viento mi ilusión,
hoy tengo helada mi alma
de tanto esperar tu Amor.

© 2016  J.I. Salmerón

La distancia

Juan I. Salmerón

Hay muchas veces que la distancia
es tan sumamente grande
que su peso no lo puede
aguantar la memoria.

Y se desborda como lágrimas
que explotan desde el alma,
desde lo más profundo de nuestro cuerpo,
entre silenciosos y lentos minutos eternos…

Hay muchas veces que por más
que lo intente el recuerdo,
el pasar de los tiempos
termina por convertirse en una neblina,

en una lluvia de invierno
que te impide ver más allá
de unos pocos cercanos momentos,
y te cala por dentro.

¡Y no lo puedo hacer presente hoy,
no puedo acercar esos recuerdos,
no puedo hacer que vuelva nuestro Amor,
que en mi reloj se haga amanecer
esta noche que me atrapa con lamentos…!

…Hay muchas veces que la distancia,
tristemente,
es el morir del sentimiento…

© 2016  J.I. Salmerón

Tanto es el placer al verte

Juan I. Salmerón

Tanto es el placer al verte
que muda queda mi habla
y las palabras se esconden
por el rubor que les causas.

Solo a tus ojos atiendo,
solo un pensamiento habla,
el de quererte besar,
el de abrazarte con alma.

Y no sé cómo contengo
en mi interior esas ansias
al verte envuelta de Amor
tan cerca de mi mirada.

Tan cerca, labio con labio,
tan inminente besarlos.
Tan juntas, mano con mano,
sin ni siquiera rozarnos.

Mis recuerdos son las letras
que sustituyen palabras
al revivir los abrazos
que junto al río me dabas.

Al sentir tu cuerpo mío,
besándose alma con alma,
mientras tu espalda acaricio
y tu pecho palpitaba.

Desnudos sobran palabras,
solo habla el sentimiento.
Nos envuelve la canción
del latir de nuestros cuerpos…

Según te acercas a mí
más intenso lo recuerdo.
No sé si podré evitar
que mis labios sean fuego.

¡Que se apoderen, raptores,
de tu boca, de tus besos.
Que del talle te sujete
dejando en uno dos cuerpos!

Pero la razón se impone…
¡Filas firmes, mi sargento…!
Y el corazón desbocado
de nuevo vuelve a su encierro.

Y allí quedó mi placer,
en los ojos que te vieron.
Y mi habla sin palabras,
que solo soy sentimiento.

Pero me sigue gustando
verte llegar a lo lejos
a pesar de ser consciente
que mi Amor quedará dentro.

Por eso mi pasear
por la ribera del río,
para poder disfrutar
de tu mirar frente al mío.

Aunque reprima las ganas
que tengo de estar contigo.
Aunque me cueste llorar
cuando tú ya te hayas ido…

© 2015  J.I. Salmerón

Siento…

017 (2)

 

Gracias por  el regalo, de veras yo te agradezco,
gracias por acordarte de lo que valen los sueños…

…Me haces sentir tantas cosas
que todo soy sentimiento…

Siento envolverme la noche
en su manto de silencio,
siento coser sus estrellas
como lazos, en tu pelo.

Siento la cálida brisa
acunándome entre sueños.
Siento que sientes los besos
que yo dejé en tu recuerdo…

Siento tanto… Tanto siento…
Siento que soy libre y siento.
Siento Amor… Lo siento dentro.
…Hoy solo yo soy sentir, y solo siento…

Gracias por compartir sentimientos,
gracias por dejarme este recuerdo
que, como baile, juntamos
a nuestras almas los besos…

© 2014  J. I. Salmerón