La edad de la tramoya

La edad de la tramoya.
La que sujeta cada escena y decorado.
La que dibuja esa sonrisa
que a todo público
deja simplemente enamorado.

La edad de la inocencia
cuando estamos empezando.
La edad de la razón,
aunque tú ya sabes bien
que de nuevo te estás equivocando.

Es la edad de cada uno,
de los nuevos y los viejos,
de cada uno de los tiempos
en que en esta falsa vida
nos pasamos ensayando.

Como si no pudiéramos
dejar nada al azar,
en las manos del destino,
en la incierta lotería
de la vida que se ve en el escenario.

Es la edad de cada tabla
que debajo de las luces
mortecinas de esta vida,
que es teatro,
cada día yo he pisado.

Cada vez que la butaca está vacía.
Cada vez que los temblores
de esa edad tan implacable,
van marcando la salida
y el final de lo ensayado.

Una edad que sabe a veces
como caramelo amargo…
Como a vino avinagrado…
Como a pasos en arenas
que te hunden en el barro…

Siempre estamos estrenando,
cada día al levantarnos,
un guión para exponer.
Un esquema del discurso.
Un monólogo de barrio.

Hoy la edad me está venciendo
Y apenas me he dado cuenta.
Y mañana tengo estreno
de lo que tengo ensayado,
de lo escrito en esta obra.

Que comienza cuando naces
y que cada escena encierra
lo que ocurre cada año,
entre sueño y realidad,
entre actos de tramoya.

©2019  J.I. Salmerón

Sombra de tus huellas

Yo fui sombra de los pozos de tus huellas.
Yo fui sombra de tu tarde.
Sombra de tu verde tallo.
Sombra soy de tu recuerdo…

Un grano más en la playa de tu vida.
Solo fui un grano más
a la sombra de tus pies,
entre tanto grano que te mira.

Siempre esperando a tu pie descalzo.
A que el roce de tu piel
contactara nuevamente
con la punta de mis manos hechas grano.

Siempre viendo que se alejan tus caderas,
que se mueven y cimbrean
como brotes de la hierba
que en la arena se abre paso.

Yo fui sombra porque el sol me fue marcando,
porque se hunden mis ideas,
y mis ganas de tenerte,
bajo el viento racheado.

Y fui sombra para ti,
por tocar tus pies descalzos.
Por oler, en tu perfume,
cuando tú me has olvidado.

Yo fui sombra debajo de tu nariz
cuando el sol está en lo alto.
Cuando el cuerpo, que te cubre por entera,
en la arena se ha tumbado.

Y es ahí cuando yo entonces aprovecho.
Y recorro con mi oscuro tu regazo.
Y mi sueño es que te beso,
si me cuelgo de tus labios.

Yo fui sombra de tus huellas,
no pude caer más bajo.
Pero fue la única forma que tenía
de tenerte a ti a mi lado…

©2018  J.I. Salmerón

En la noche se pasa mi vida

Fui, por la tarde, los besos esperando.
El abrazo furtivo.
El inquieto deseo.
El calor del intenso verano.

Fui por la tarde… y esperaba la noche.
Y la escarcha en tus labios.
El frescor de tu risa.
Y tus ojos a los míos mirando.

Y la noche me esconde…
Y tus brazos, buscando…
Como busca el farol a la calle desierta.
Como busca la huella
nuevamente a sus pasos.

Fui, por la tarde, el susurro a tu lado.
Suspirando del roce en tu piel.
Anudando palabras de Amor.
De tu cuello, bajando
a tus labios.

En la noche, los sueños soñamos.
Al calor de la cálida luna.
Al sabor de tu beso en mis labios.
Sensaciones que busca
nuevamente el sentir,
si te estoy recordando.

En la noche se pasa mi vida
cuando tu corazón
ya no late a mi lado…

©2018  J.I. Salmerón

El camino

Como si fuera el camino,
fui detrás de tus caderas.
Como si fueran estelas
de mi soñado destino.

Como si fueran señales
de humo sobre el horizonte.
Como si fueran mi norte,
donde no existen los males.

Y mis manos atrapando tus sentidos…
Y mis brazos rodeando lo que fuimos…

Como si fueran refugio
de nave, que a la deriva,
sobre la mar es cautiva
luchando contra este mundo.

Así tus ojos resultan
cuando me encuentro perdido.
Cuando no encuentro sentido
ellos a mi pena indultan.

Y mis besos y tus besos se encontraron…
Y mis labios y tus labios hoy se hablaron…

Tumbado sobre la vida,
siento las nubes y el viento.
Siento aquí tu sentimiento
como una fruta prohibida.

Y pido, al cielo que veo,
que no termine este cuento.
Que no se pare el momento
en que juego a ser Romeo.

Y mi cuerpo con tu cuerpo se fundieron…
Y mis olas en tu playa perecieron…

¡Camino, estela, refugio y beso!
La paz se encuentra sobre tu cuerpo.
¡Ojos, cadera, manos y cielo!
Cuando te pienso siento que vuelo…

©2018  J.I. Salmerón

Rodó la piedra al camino

Rodó la piedra al camino
buscando en la arena huella
donde tu pie de princesa
marcase su corazón.

Apenas sí tuvo en cuenta
que fue mi mano, y la pena,
la que tiraran la piedra
envuelta en tanto dolor.

…Y el pino dobló su verde en tu honor.
Inclinado por el viento,
que en tu perfume embriagó.

…Y el agua del río lloro y frescor.
Como tu risa aquel tiempo
que mi tristeza inundó.

La curva de la vereda
donde mi mano y tu mano
volaron alto y lejano
la tarde de nuestro Amor.

Volvió más recta mi vida
y el besar, sordo y amargo,
pasó de nuevo de largo
diciendo otra vez adiós.

…Y la tarde nuevamente mudó.
Haciendo del día noche,
queriendo ocultar tu Amor.

…Y la pena suplicó mi perdón.
Sentía haber sido eclipse
y ver morir a tu sol.

Rodó la piedra al camino
mientras al borde, el destino,
compartía mi dolor…

©2018  J.I. Salmerón

 

Escondido

Yo siempre me escondía entre las nubes
por si mi luz no fuera de tu agrado.
Yo siempre fui un relámpago, un rayo,
para que mi presencia no cansara.

Por eso es muy posible que no vieras
que te esperaba allí, en el horizonte.
Entre la jara verde de ese monte
que en flor blanca sorprende en primavera.

Al volver de una esquina, siempre estaba
esperando a que oyera que tus pasos
vinieran al encuentro de mis brazos,
aunque oírte, mi pulso me impidiera.

Y como siempre, tú no aparecías.
Solo el viento portaba tu presencia.
Solo tu olor a rosas, y tu ausencia,
llegaban hasta mí, aunque no quisiera.

Escondido, detrás de cualquier árbol,
esperaba las tardes de verano
a que llegaras tú, más era en vano,
pues nunca te fijaste en mi presencia.

A pesar de todo, yo te miraba
como chiquillo mira a su heroína,
como al primer Amor que hay en tu vida,
como a los locos mira su demencia.

A veces, si lo pienso, no lo entiendo.
Cómo pude vivir enamorado…
Cómo, desperdiciando mi pasado,
pude pasar mi vida a ti esperando.

Pero así es el Amor de caprichoso
cuando el enamorado es indeciso.
Cuando la flor que quieres, es narciso,
y tú, te crees a su lado cardo.

Así vas aprendiendo en esta vida,
con horas de reloj que vas matando.
Con rabia, con dolor, también con llanto.
Con la esperanza de tenerla un día.

Yo, luna, que escondida entre las nubes,
por no querer mancharte con mi luz,
cargué con ese sueño, como cruz,
por fin ya desperté y viví mi vida.

©2018  J.I. Salmerón

 

Mujer

Siempre la madre y mi vida.
Centro de mis enseñanzas.
Cobijo de mis temores.
Nido al que siempre te abrazas.
Mujer…

Sangre de mi sangre, hermana.
Madre postiza en mil horas.
Rama de rama del fruto.
Misma madre luchadora.
Mujer…

Fiel y leal compañera
de un camino compartido.
Alianza de mis manos.
Madre de todos mis hijos.
Mujer…

Amiga, que en la distancia
tu abrigo siempre me prestas.
Caricias son tus palabras.
Siempre tus puertas abiertas.
Mujer…

Amante en mis días tristes.
Principio de los pecados.
Besos robados al tiempo
que a escondidas disfrutamos.
Mujer…

Madre, hermana, esposa, amiga,
amante. Siempre mujer.
Mujer en forma infinita.
Eternamente mujer.

Si no existieras no habría
Amor, coraje, ni fe.
No habría vida en la tierra
ni tierra a la que volver.

Hoy, mañana, el mes que viene,
cualquier día que tú elijas,
comparto mis emociones
en tu jardín, que es la vida.

Siempre la madre y mi vida.
Siempre por una mujer.
¡Salve al cielo, Reina mía…!
Que ni por un solo día
yo te deje de querer.
Mujer…

© 2018  J.I. Salmerón

Como copos de nieve

Hoy dio comienzo mi vida
hace ya… bastantes años.
Un frío día en febrero.
Según me cuentan, nevando.

Y a mí el nevar me recuerda
el tiempo que va pasando.
Cada copo es un segundo
de esta vida en la que andamos.

Hoy, como en aquella noche
que en lo oscuro me alumbraron,
los minutos han caído
dejándolo todo blanco.

Y mi mente se ha hecho niño,
y mis ojos han llorado
recordando cuántos copos
por mi vista ya han pasado.

Ya sé que hay gente que cuenta
su vida en hojas de árbol,
o en uvas, si fue septiembre
el mes en que fue creado.

¡O en chapuzones de río…!
¡O en brazadas de un gran lago…!
¡O en olas de un mar bravío,
o el los reflejos de un charco…!

Cada uno, sus minutos,
los cuenta como le vienen.
Los míos son agua helada
que forman copos de nieve.

Lo importante es avanzar,
cruzar valiente esta vida.
No desfallecer jamás
luchando día tras día.

Ir sin correr, al trantrán.
Por llegar, no tener prisa,
que una vez en el final
se terminó la partida.

Por ser hoy mi aniversario
cumpliendo con esta vida,
sigo contando los copos
de nieve que multiplican.

Y la vida continúa.
Y nosotros a su grupa.
Haciendo del viaje sueño,
soñando no llegar nunca…

© 2018  J.I. Salmerón

¿Volverás…?

¿Volverás…?
Era la pregunta que siempre repetía
cada vez que ella le veía
partir otra vez.

Siempre su miedo acechando.
Siempre temiendo volver a estar sola.
En recuerdo, llorando,
sin saber si le volverá a ver.

Cada día, la espera,
era losa de mármol sobre sus espaldas.
Esperaba en la puerta,
y de noche, su ausencia, gota a gota un llover.

La vida siempre es un continuo atardecer…
Y su luz se apagaba mientras esperaba
¿Volverás…?
Era el eco que suena sin él.

Y la risa pasaba bajo su ventana,
y ella triste, en la cama,
se moría esperando
a que un día regrese otra vez.

Cada sombra era él.
Cada paso en la calle era el paso esperado,
hasta que por la puerta pasaba de largo
y llegaba un nuevo amanecer.

Él le dijo que sí.
Lo recuerda mejor que recuerda su nombre.
¿Cómo no va a volver…?
Las promesas, a veces, se mueren también…

…Han pasado los años y no ha regresado.
Haga frío o calor, ella espera por él.
Ha pasado su vida como pasan los rayos.
Y ella sigue pensando que lo volverá a ver.

¿Volverás…?
Parecían decir de su boca los labios
mientras por su mejilla bajaban rodando,
una tras otra, esas gotas de lluvia
que lloraba por él…

© 2018  J.I. Salmerón

Ayer te besé en los labios

Ayer te besé en los labios.
O puede que haga ya un par de semanas.
O dos o tres meses, incluso.
O tanto tiempo, que se haga eternidad.

Pero en su eco, tus labios,
mi nombre intuyo que siguen llamando,
entre la densa tiniebla,
sin distinguir ficción de realidad.

Anoche te vi rondando
debajo de la reja de mi ventana.
Jugando con las sombras
donde antes vivía errante el corazón.

Las mismas que recuerdo
donde, libres, los abrazos se abrazaban.
Donde el sol buscaba un hueco
para calentar la brisa de tu Amor.

El tiempo pasa tan lento
al buscar en la puerta una mirada…
Una caricia, un momento,
una fracción de segundo de un adiós.

Y en cambio va tan deprisa
cuando solo ves la vida pasar,
cuando ya no esperas nada,
cuando ves que cometiste algún error.

…Ayer te besé en los labios,
y aunque hoy haga ya tanto tiempo de eso,
la vida cobró sentido,
de nuevo palpitó mi corazón…

© 2017  J.I. Salmerón

Quisiera que hoy mis letras

Quisiera que hoy mis letras te arroparan.
Quisiera que tejieran tu valor
y dieran esquinazo a tu dolor
para que en tu regazo no amargaran.

Que mis manos los vientos arrastraran
para poder llenarte con su Amor.
Que los grises hoy fueran de color
y de arco iris a tu vida pintaran.

Sé de la fortaleza que dispones,
lo dura que te has vuelto con la vida
que no quiso atender a tus razones.

Pero quiero que hoy sepas lo querida
que tú eres para mí, y que me perdones,
si no supe curarte yo tu herida.

© 2017  J.I. Salmerón

El amigo que fue

 

Fueron desde pequeños los amigos
que juntos siempre van a todas partes.
Fueron como la trompa al elefante,
de carne parecida y siempre unidos.

Fueron la sombra negra al verde pino.
Uno vaina y el otro su guisante,
otro lata y el uno su tomate.
La luz de la farola a su camino.

En un mismo zapato los dos pies.
Con solo una mirada se entendían.
El trueno y el relámpago a la vez.

Y así siguieron juntos día a día
hasta que sin saber muy bien porqué
partieron de repente en dos su vida.

©2017  J.I. Salmerón

Ya sabes

 

Ya sabes lo que te quiero,
por mis gestos lo adivinas.
Ya sabes cómo me muero
al verte doblar la esquina.

Como la primera vez
que pasaste por mi vida
sin saber que tú serías
de mi vida la heroína.

Y de esto han pasado ya
semanas, meses y años,
los días no te los cuento
por no parecer pesado.

Pero por más que transcurra
la vida sobre nosotros,
tú seguirás siendo luz
en el azul de mis ojos.

Por más que el tiempo se empeñe
y nos maneje a su antojo,
yo seguiré tras tus pasos
sumando un año tras otro.

Ha quedado tanto abrazo
sobre mi espalda marcado
que ahora parecen caminos
donde al borde nos amamos.

Ha pasado tanto Amor
debajo de mi ventana
que se han convertido en río
los besos que tú me dabas.

Ya sabes que eres el sueño
que guardo bajo mi almohada
donde disfruto queriendo
que no llegue nunca el alba.

Ya sabes que eres la paz
que busco en mis horas bajas,
y bandera a conquistar
cuando me meto en batallas.

La noche viene a buscarte,
soy yo con mi negra capa
para que no pueda verte
la luna blanca de plata.

Según cuenta la leyenda
la envidia la está matando
al ver que juntos pasean
tu Amor y mi Amor del brazo.

Ya sabes lo que te quiero,
no hace falta que lo diga,
aunque hoy yo te lo recuerdo
por si acaso se te olvida…

©2017  J.I. Salmerón

Fiel bombilla

 

Siempre ahí arriba alumbrando.
Siempre por mí está encendida.
¡Ahora de pronto te apago
y vuelves a estar dormida…!

Siempre mi sol en invierno,
en día nublado y frío.
Calentando mi recuerdo
de aquel verano en el río.

Eres ese pensamiento
que va y viene con la vida,
encendido si lo encuentro
y si no lo pienso expira.

El punto de referencia
cuando se juntan amigos,
alumbrando la experiencia
de lo que abajo decimos.

Eres la llave en la puerta
dejando libros abiertos.
Dándole vida a esas letras
que sin ti no tienen dueño.

En silencio me acompañas
cuando me agobio de ruido,
y con tu nana me cantas
apagándote conmigo.

Me recuerdas a ese Amor
cuando era el sol de mi vida,
antes de que la esperanza
dejara mi fe fundida.

Nunca te echamos en cuenta
al tenerte tan arriba,
ya sabes que siempre estamos
hincando en pecho barbilla.

Nunca miramos tan alto
ni valoramos la vida
tan buena que nos regalas
con solo darle al botón,
mi querida y fiel bombilla…

©2017  J.I. Salmerón

En la arena

 

…Aún recuerdo su cuerpo tumbado sobre la arena.
Cómo sus curvas cerradas le hacían
a cada ola la competencia.

Recuerdo cómo brillaba queriendo apagar el sol.
Cómo marcaba su piel morena,
de otras iguales, la diferencia.

Yo paseaba buscando un velero en el horizonte,
la mirada perdida y ausente,
y mis pies caminando sin norte.

En la orilla mojada dejando mis huellas profundas,
donde van a parar mis deseos
como si se escavaran su tumba.

De repente la vi, como naufrago avista su isla.
Con la misma emoción que supone
descubrir que en la luna haya vida.

Y no pude apartar de mis ojos sus ojos de mar.
Y ese brillo de joven sirena,
y ese cuerpo flotando en la arena.

Se detuvo un momento ante ella mi paso perdido.
No había ruido de mar que meciera,
como hacía un momento, mi pena.

¡Mírala…! Espera a que llegue a su piel mi deseo.
¡Que mis labios pronuncien su nombre…!
¡Que mis dedos recorran su cuerpo…!

Y así, mi corazón cabalgaba loco su paso,
como loca mi vida se altera,
como mi respirar no se frena.

Al final, descubrí como siempre que era otro sueño.
Que no había más cuerpo en la playa
que el que yo imaginé con mis versos.

Y de nuevo mis pasos en la arena a esconderse.
A buscar nuevamente el velero
que mantenga flotando mi sueño.

…Aún recuerdo su cuerpo tumbado en la arena,
y el dolor que sentí por perderla…

© 2017  J.I. Salmerón

Una gota

Juan I. Salmerón

 

Se fundió entre las gotas de lluvia
que del cielo plomizo y ceniza
aquel día cubierto de penas
sobre tierra mojada se hundían.

Si mirabas de lejos
era una gota más
que iba mojando el suelo
convertido en cristal.

Pero esa gota era hoy bien distinta,
era gota de sabor amargo
macerada con sal de la vida,
con la pena que da el desencanto.

Una gota que al ser transparente
no guardaba secreto ninguno,
hasta el alma esa gota enseñaba
lacerada en recuerdo profundo.

Unos momentos antes
no mojaba esa gota
pues sus ojos brillaban
como luna en el mar.

Pero la despedida
del Amor de sus sueños
hizo que aquella gota
fuera lágrima y sal.

Y la lágrima que de sus ojos
se agarraba con fuerza en su huida
con las gotas de lluvia del cielo
se quería esconder.

No quería que viera la vida
cómo moja de pena su gota,
cómo amarga su sal esa herida
del Amor que se fue.

© 2017  J.I. Salmerón

Escribe tú el argumento

Juan I. Salmerón

 

Queremos siempre vivir el mejor de los momentos.
La vida siempre en color,
la bella puesta de sol,
y la rosa sin espinas.

Queremos ver el camino sin cuestas, siempre recto.
Con flores a nuestro paso,
cielo azul por todos lados,
y las calles sin esquinas.

Pero la realidad es a veces bien distinta.
Hay días que es gris el cielo
y no encontramos consuelo
ni abrazo que nos abrigue.

Lo que ayer era tan bello hoy tiene muy mala pinta.
Los charcos bajo los pies,
la lumbre por encender,
y el frío polar que sigue.

Por eso es fundamental la actitud a mantener,
para pintar de colores
ese cielo tan plomizo.
Para ir plantando de flores
las laderas del camino.
Para doblar las esquinas,
para subir esas cuestas,
y cuando el alma tirite
buscarnos un buen abrigo.

Queremos siempre vivir el mejor de los momentos,
por eso es que hay que luchar
sin perder de vista el sueño.
Las espadas siempre en alto,
no cejar en nuestro empeño.
Y si no te gusta el libro
no continúes leyendo,
no pases sin más las hojas
y escribe tú el argumento.

© 2017  J.I. Salmerón

Lloraba la tarde

Juan I. Salmerón

 

Lloraba tanto la tarde
la puesta de sol tan temprana
que sus lágrimas rodaban por la calle
convirtiendo baldosines en ceniza.

Era la escarcha que trae la noche,
era la brisa delgada y fría,
era ese día que muere
sin haber visto su risa.

Y el sol se agarraba entre las nubes,
sobre los picos de las montañas,
queriendo así abrazarse a aquella tarde
tratando de mecerla entre sus rayos.

Es el destino,
es el rodar de la vida,
el invierno que no deja ver al sol
a pesar de que la tarde se lo pida.

Se marchó el sol,
y la tarde no vio que era noche,
y que a falta de su luz
las estrellas serían su camino.

La luna en un tejado se sentó
a prestarle el corazón
a aquella tarde que entre lágrimas
de escarcha fría suspiraba.

No llores tanto el adiós,
le dijo la clara luna,
del sol que vuelve mañana
a acompañarte de día.

Disfruta su corazón
mientras la luz sea sol
que cuando seas de noche
el cielo estrellado y yo
te haremos fiel compañía.

© 2017  J.I. Salmerón

Don Juan

Juan I. Salmerón

 

Hoy me paro aquí un momento
y escribo con toda el alma
a quien se erige mi dama
y es mi central argumento.

Aquí le cuento, señora,
cómo este Amor que me oprime
y hasta el respirar me impide,
por su ausencia siempre llora.

No puedo, mi doña Inés,
pasar más tiempo sin veros,
sin mirar los dos luceros
que por ojos vos tenéis.

Que mi vida es un no ser
y a cada paso que intento
no encuentro sino tormento
por no abrazar vuestra piel.

Dicen que yo no os merezco
por pendenciero y rufián,
por seductor y galán,
por mujeriego embustero.

Pero esta vez de verdad
defiendo a capa y espada
todo el Amor que mi amada
guarda para este Don Juan.

Sé que en mi vida he pecado
pero hoy os pido clemencia
para indultar mi conciencia
y poder ser vuestro amado.

Decidme pues, Doña Inés,
si este Don Juan de rodillas
que muere entre pesadillas
Puede soñar vuestro ser.

Decidme, Amor de mi vida,
si este corazón errante
puede ante vos hoy postrarse
para cerrar esta herida.

Hoy, Inés, Don Juan suplica
que en mis brazos os quedéis
y que en mis labios probéis
este Amor que se os explica.

Doña Inés, aquí os espera
un Don Juan de corazón
roto de tanto dolor
a que vuestro Amor le quiera…

© 2016  J.I. Salmerón

Hay amistades eternas

Juan I. Salmerón

 

Hay amistades eternas
que se agarran al recuerdo
y componen sin saberlo
nuestros pasos cada día.

Que tomadas de la mano
acompañan emociones
y se quedan a vivir
en la mente de por vida.

Hay gente tan importante
que es parte de la memoria
y llenan esos rincones
que se quedaron vacíos.

Y van llenando de luz
las sombras donde deambula
ese vacío que ayer
pensamos dar por perdido.

Hay caras que no se borran
de aquella imagen de sueño
y si cerramos los ojos
los abrazamos de nuevo.

Y siguen a nuestro lado
a pesar de estar ya lejos.
Siguen llenando el espacio
aunque creamos no verlos.

Hay gente que es a la vida
el respirar de diario.
Los que un día conocimos
y pensamos olvidados.

Aunque creamos ausentes,
aunque sintamos lejanos,
aunque la vida ocultara
su cara por tantos años.

Siempre estarán con nosotros,
siempre tendida su mano,
siempre su sombra estará
paseando a nuestro lado…

© 2016  J.I. Salmerón

Te estuve esperando

525-2

 

Te estuve esperando casi todo el día.
Y tú no llegabas.
Y tú no llamabas.
Y no te veía.

Y así, lentamente, se pasó mi vida.
Sin esos abrazos.
Sin esas miradas.
Sin ver tu sonrisa.

La espera fue tan cruel.
El tiempo no quiso volverme contigo.
No hubo luna de miel,
tan solo un recuerdo triste y abatido.

Si el destino es ciego, la suerte es esquiva.
No queda esperanza
de ver a tus labios
besar a escondidas.

Mi sueño soñado nunca fue vivido.
Solo las verdades
inundan las calles
donde nos quisimos.

Y otro otoño llegó.
Las hojas caducas de frío murieron.
Y tu adiós me dolió,
y dejó cicatriz en mi alma de nuevo.

Te estuve esperando y el sol ya dormía.
Y no hubo esperanza
en aquella noche
de hacerte ya mía.

Tú nunca viniste a traer tu sonrisa
y yo te esperaba
mirando a la luna.
¡Qué noche tan fría…!

© 2016  J.I. Salmerón

Tarde de recuerdos

Juan I. Salmerón

Es tan lenta esa canción
que va llenando la tarde
de recuerdos…

Los ojos perdiéndose,
las gotas sobre el ayer
que van mojando tu pelo.

Y de pronto el silencio…
Las palabras ya no están,
se fueron con ese viento.

La tarde se echó a volar,
el sol no aguantaba más,
murió tras pasar el cerro.

…Y yo siempre a tu espalda,
aguardando,
como la sombra de un roble
en tu vida.

Siempre delante de ti,
esperando,
como esa puesta de sol
que miras…

Era el reloj tan temprano
que el sol aún dormitaba
en brazos de la luna.

Y la noche, cargada de deseo,
se quiso recostar
sobre tu piel oscura.

Tus ojos, aún cerrados,
seguramente soñando,
atrapaban la pasión.

Los míos, siempre mirando,
rozando casi tus labios,
soñaban tu corazón.

Es tan lenta esa canción
que va llenando mi vida
de lamentos…

© 2016  J.I. Salmerón

La vida sigue rodando

Juan I. Salmerón

La vida sigue rodando
y la memoria, con ella,
se pierde en el horizonte
donde solo está el ayer.

Pero tu recuerdo crece
pensando que los abrazos
y los besos que nos dimos
son parte de nuestro ser.

Esos labios…
De rojo caricia pidiéndome un beso.
Esos ojos…
Que escondían mirada, pasión y deseo.
Esa mujer…
Que esperaba el abrazo apretando mi cuerpo.
Esa imagen de Amor…
Labios y ojos cautivos de un tiempo
que yo siempre sueño.

La vida para y me quiebra
un deseo, y se marcha
el Amor sobre un río
de besos revuelto.

Y el verano de luna
en la noche, que fresca
de viento entre chopos
a los ojos miraba,

se esfumó para siempre,
no pude abrazarla otra vez
aunque hubiera querido querer,
se marchó de mi alma.

…La vida sigue rodando
y el corazón tras de ella,
aunque ya no sienta nada…

© 2016  J.I. Salmerón

La espera valió la pena

Juan I. Salmerón

Cuando yo te conocí,
la primera vez que viajó
dentro de mí tu mirada,
sé que en ese mismo instante
yo a ti, ya te amaba…

Al notarte junto a mí,
como esa brisa tan suave
que empujando trae el aire,
ya sabía que tu Amor
era parte de mi tarde.

Y yo quise que tus pies
fueran raíz sobre mis días.
Y que los míos, errantes,
dejaran de caminar
en la huella que dejaste.

Por eso no te he de olvidar
aunque sea la intención
la que a veces me lo pida.
Tú vives en mi voluntad
siendo parte de mi vida.

Cuando yo te volví a ver
del invierno fue su fin,
y tus ojos al mirarme
fueron sol de la esperanza
en primavera.

Que el abrazo que nos dimos
nos unió con tanta fuerza
que al final un corazón
solo latió en esa unión
por tanta espera.

Y di la mano a tus labios
para perderme en su bosque
que tanto echaba de menos…
Mi soledad me dijo adiós,
hoy se marchaba muy lejos.

Quizás fue casualidad
que en la vida coincidieran
tu mirada y mi mirar,
pero desde aquella noche
mi vida volvió a empezar.

¡La espera valió la pena…!

© 2016  J.I. Salmerón

Aunque llueva por fuera

Juan I. Salmerón

Dolió tanto el Amor al partir.
Se hizo tan pequeña y lejana
esa verde vereda…

Y la lluvia, en sus gotas, clavaba
tu adiós en mi cuerpo.
Y la vida, ya rota, a rodar
se dispuso en silencio…

Y vi pasar el ayer, a lo lejos,
sin mirarme a los ojos,
sin pararse a chalar
ni siquiera un momento.

Es posible que ya
no se acuerde de mí,
que no quiera traerme el ayer
en que fui tan feliz.
Quizá extraña mi aspecto.

Por las horas cautivas
que le hice sufrir.
Por los celos que tuve,
por dejarte partir.
Por doblar mi dolor
y llorar en silencio…

Ya lo sabe la noche.
Ella aún guarda el recuerdo
de tu andar, de mis besos,
del sentir de tus labios,
del temblar de mi cuerpo.

Aunque hoy,
no te pueda ya ver.
Aunque hoy,
no te traiga consigo
en su tren nuestro ayer.

Aunque llueva por fuera,
por detrás del cristal
de la acera,
aunque pase la vida,
siempre habrá junto a ti
un Amor esperando
en un alma cautiva…

© 2016  J.I. Salmerón

La vida siempre ligera

208

La vida siempre ligera,
siempre viajando de paso
sin importarle siquiera
los que en la vida soñamos.

Sin saber si está el destino
jugando de nuestro lado.
Sin conocer el camino
más propicio para andarlo.

Siempre escondiendo sus cartas
con ases bajo la manga.
Siempre la vida apostando
porque la tiene ganada.

Y da igual si tú te esfuerzas
con una buena jugada,
ella te cambia las reglas
para no poder ganarla.

Un día quiso la vida
cobrarse un alma vencida
pensando que su destino
la daba ya por perdida.

Pero la vida falló
y el alma cantó victoria,
que su destino no quiso
dejarla con vida corta.

Siguió camino la vida
buscando nueva partida.
Por esta vez hubo suerte,
no quiso abrir más la herida.

La vida siempre al acecho,
siempre sin carga viajando
para engañar al destino
cuando este está descuidado.

© 2016  J.I. Salmerón

Prefiero no pensar en lo que fuimos

580-2

Prefiero no pensar en lo que fuimos.
No hay nada que arreglar.
Al fin y al cabo,
aquello es lo que trajo este destino.

Prefiero no sentir profundamente.
No hay tiempo para amar.
Después de todo,
la falta de emoción no fue consciente.

De pronto se borró en mi alma ese dulzor
de aquel atardecer que fue paseo.
Amargos cual limón volvimos al vagón
que separo el “tú y yo” en nombres nuevos.

Y vimos bifurcar nuestros caminos
en cruel destino.
Y echamos a la espalda tantos años
de Amor vividos.

Y no supe de ti ni en los recuerdos.
Que no quise fingir.
De buena gana
hubiera convivido con tus besos.

Y tú no me encontraste o no quisiste.
No te gustó mentir.
Aunque hoy yo dude
si en cada amanecer mi sueño viste.

Pasaron estaciones por mi vida.
Y siempre el mismo andén.
Y nunca te encontré.
Y así yo mis billetes consumía.

Tal vez fueras la nube de ese cielo.
Y mis ojos al suelo.
Buscando tu pisar
detrás de aquella huella que hoy recuerdo.

Tratamos a la vida como a un perro.
Atada a una farola.
Muriéndose de miedo.
Sin agua y sin Amor como alimento.

Por eso ella pagó sin corazón
tu vida errante.
E igual moneda
a mí me devolvió por obstinarme.

…Y siempre una lección por aprender.
Cuando un examen no sabes leer,
palos de ciego…

© 2015  J.I. Salmerón

Entre dos versos

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Entre dos versos tu nombre
se mecía en mi recuerdo.
Entre dos besos tus labios
dejaron constancia de ello.

Un verso por nuestro Amor.
Un beso porque yo quiero
de nuevo sentir tu boca
que echo tanto de menos…

Entre dos tardes te tuve
junto a ese río de juncos.
Entre dos largos abrazos
las horas fueron segundos.

Una tarde, al escondite
jugaron nuestras mejillas.
Un abrazo, el carcelero
que encerró tu alma en mi vida…

El verso se hizo emoción.
El beso dolor profundo
al recordarlo en deriva
cuando de mí perdió el rumbo.

La tarde se hizo silencio,
sucumbió al caer la noche.
Y el abrazo, el que apresó,
hoy libera ya tu nombre.

¡Pero no pierdas la fe
que aún nos queda mucha tinta,
y mucho, mucho papel,
donde otros versos te escriba!

…Entre dos versos, dos besos,
dos tardes y dos abrazos,
colmamos de Amor intenso
los días de aquel verano…

© 2015  J.I. Salmerón

La vida es Amor

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…Emociones profundas
llenan nuestras vidas.
Sentimientos que afloran
al esconder de una esquina.

De besos cautivos,
de cálidas risas.
De preciosos versos
que algún día escriba…

De parejas nacientes
que amores encienden.
De amores maduros
que de Amar, ya entienden.

De manos que rozan,
de besos en boca.
De abrazos que encierran,
de Amor, una historia…

De sueños pendientes
junto a las estrellas.
De tardes menguantes
y de lunas llenas.

De lentos caminos,
de verdes praderas.
De miradas tiernas
que al Amor esperan…

…La vida se llena
con estos momentos.
La vida es Amor,
lo llevamos dentro.

© 2015 J. I. Salmerón