Hoy vi su nido vacío, volando sus esperanzas.
Hoy vi cómo el pajarillo buscaba su libertad.
Hoy vi cómo se terminan, cómo se cumplen los ciclos.
Hoy vi la casa vacía rebosando soledad.
¡Y ya no hay cobijo bajo alas de seda.
Su cuerpo desnudo con traje ya está.
Hoy pide licencia, que inicia su vuelo.
Su mundo le espera en otro lugar!
Su madre no quita ojo, le sigue con la mirada.
Siempre del vuelo pendiente por si tiene que actuar.
Las alas son diminutas y, en un cuerpo tan pequeño,
no cubren lo suficiente en tan largo navegar.
¡Y el síndrome abarca su nido vacío.
El canto es de pena, ya no trina igual.
Las alas que anoche con nanas cubrían,
hoy solos de piano parecen cantar.
Si no fuera por el nido que veo por la ventana,
diría que el sentimiento es de un humano, quizás.
Es lo que tiene esta vida que tan intensa vivimos.
Es lo que, teniendo hijos, a todos nos pasará.
¡Y el canto de alondra despierta mi sueño.
Un verde jilguero cruza el ventanal.
Delicado y grácil saluda el vencejo.
Y la mirla parda vigilando está!
La vida sigue su curso, da igual que especie seamos.
Las madres siempre se apenan cuando los hijos se van.
Siempre pidiendo un deseo cuando los miran volando.
¡Cuidado y regresa pronto…! Que aquí te espera tu hogar…
©2018 J.I. Salmerón