Es curioso…
A pesar de estar nublado,
de ser hoy un día triste y gris,
puedo sentir el roce del sol
siempre calentando,
siempre llenando mi soledad,
siempre a mi lado,
abrigándome de sombras,
siempre andando junto a mí…
Aunque el día esté cubierto
impidiéndole hacia mí abrirse paso,
aunque el sol se encuentre preso
y las nubes no le dejen asomar,
siempre oigo a lo lejos su llamada,
su voz incansable alentando,
gritando en voz alta mi nombre,
siempre hablando junto a mí…
Es por eso que en la noche,
cuando mi mente descansa,
es cuando más echo en falta
a los rayos de ese sol.
Cuando el frío cala hondo
y se atraviesa en mi alma,
cuando casi no distingo
que palpita el corazón…
Hay veces que su recuerdo
da cobijo a mis pesares,
en que quiero que de pronto
sea un nuevo amanecer.
Para poder disfrutar
en mi cuerpo de sus rayos
que calientan y mitigan
las noches en que no ves…
Es curioso…
Cómo me recuerda este sol
que tanto añoro,
que tanto echo de menos
en tiempos de soledad,
al Amor que tuve un día
apretado entre mis brazos
y sin darme apenas cuenta
se terminó por marchar…
Precioso, como siempre.
Gracias, Melba. Me alegro que te guste y que la disfrutes.
Abrazos
Ternura infinita
¡Hola, Marina López Fernández, un placer tenerte entre mis letras y mis fotos…!
Agradezco que pases y comentes, siempre serás bienvenida.
Espero que disfrutes y vengas muy a menudo.
Me alegro que te guste.
Un abrazo fuerte
Muchas gracias, un abrazo enorme
¡¡¡Hermoso poema como todos los que escribes!!!
¡¡¡Eres esto una maravilla con la pluma…
Abrazos amigo!!!
Agradezco tu comentario, Rosita. Tan solo escribo lo que el alma me dicta. Me alegro que sea de tu agrado.
Un gran abrazo.