Otra tarde

La sala vacía bajo la penumbra
de un sol mortecino hacia media tarde.
La vista buscando, la radio encendida
y, como una sombra, bailando despacio,
está tu figura que solo el recuerdo
es el que me muestra, es el que imagina.

Y yo con mis manos buscando tu rostro
que de ojos cerrados espera y suspira.
En cada paseo que daban mis dedos,
cuando aquellas tardes tu piel recorría
desde el horizonte de tu blusa blanca
hasta cobijarlos detrás de tu pelo.

Y mi melodía te atrapa de nuevo,
y en tu ritmo yo solo quiero vivir.
La música suena queriendo envolvernos,
llenando de besos todos los rincones,
como si de flores, que van floreciendo,
llenaran las tapias de un frío jardín.

Compás tras compás tú me fuiste queriendo.
Adagio mis brazos, rodean tu ser.
Pedazos de Amor me regalan tus besos
cuando se deshacen, chocando en silencio,
dentro de mi boca, que espera impaciente,
a que, como lluvia, me empapen después.

El sol se ha marchado, con él tu recuerdo.
Ya sabes que a oscuras da miedo vivir.
Con esos fantasmas que sacan provecho
cuando por la noche no queda consuelo,
y un río parece más grande que el cielo,
y un mar aún más triste que un día sin ti.

La sala vacía, ya se ha hecho de noche.
La música, muda, dejó de sonar.
El frío me roza mojando mi sueño,
y cierro la puerta dejando allí dentro
a mi corazón junto a tanto recuerdo
hasta que en otra tarde me vuelva a atrapar…

© 2018  J.I. Salmerón

La primavera se atrasa

220

Hoy, vuelta el frío al arroyo.
La blanca escarcha, temprana.
Tan blanca como el sombrero
que cubre el pelo de canas.

Hoy, vuelta a lágrima helada.
La niebla viste mi alma.
Apenas hoy me calienta
el sol que roza mi cara.

¡Ya vuelve el frío y se congela el alma!
Tirita el cielo en el alba…
Abriga tu corazón,
viste tus besos de suave esperanza.

Hoy, sopla el viento en barbecho.
Los campos lloran de rabia.
Los nidos cuelgan vacíos,
la sombra, pálida, ataca.

Hoy, sale pronto la noche.
El día apenas avanza.
La oscuridad viste luto
al penar que hay en el alma.

¡Sigue el invierno levantando armas!
No hay tregua que a él le valga…
Y el corazón va desnudo,
sintiendo lejos aún la esperanza.

Hoy, vuelta el frío al camino.
La primavera se atrasa…

© 2018  J.I. Salmerón

Anónimos

Pasan despacio por esta, su vida.
Sueñan que vuelan entre los tejados.
Ya no recuerdan los días templados.
Pasan sin ruido, siempre de puntillas.

Se apagan en días de lluvia fina.
Esa gente que pasa a nuestro lado
y que nunca vemos si van hablando.
Y siempre se pierden por las esquinas.

Caras sin rostro que buscan el alba.
Como la noche siempre son sus ojos
mientras se pierden entre las terrazas.

Seres anónimos, son trampantojos,
como las pinturas disimuladas
que en las paredes saben a muy poco.

© 2018  J.I. Salmerón

A tu vuelta

Siempre habrá un beso de Amor
aguardando tras tu puerta.
Siempre un abrazo en alerta
para alejar tu temor.

Una mirada habrá siempre
que a tu regreso te busque.
Sentimientos que te gusten
pellizcando el corazón.

Todo te estará esperando
como lo hacía hace tiempo.
De nuevo soplará el viento
que te hacía navegar…

Cuando vuelvas habrá un mar
que te acune con sus olas.
Habrá una playa que, a solas,
te hará en su arena soñar.

Te esperará la pasión
que tanto echabas de menos.
Las manos entre tu pelo
que te invitaban a amar.

La sombra, que era la reina
de cada rincón del alma,
se rendirá enamorada
de cada rayo de sol…

En tu retorno estará
cada renglón que has amado.
Cada letra que, el pasado,
como un ladrón te escondió.

Y volverán a juntarse
las rimas que, en poesías,
aquellas tardes leías
suspirando de emoción.

© 2018  J.I. Salmerón

Ya no te encuentro

Te arrastraba la distancia
como lentamente
va arrastrando el río
todo el agua hacia su mar.

Hasta que no se distingue
el andar de tu figura.
Hasta que te haces pequeña
como flor en la ciudad.

Te fui perdiendo a lo lejos
como pierde la esperanza
la luna pálida y blanca
ante cada amanecer.

Te fui soñando, recuerdo,
como cada noche sueño
que me envuelvo con tu cuerpo,
que me abrazo a tu querer.

Y no te veo volver…
No se acorta la distancia
con tus besos.

No tiene razón de ser,
que esta distancia siga
batiendo record.

Cada mañana miro a lo lejos
buscando allí tu recuerdo.
Y salgo andando a buscarte
y cuando llego, ya no te encuentro…

© 2018  J.I. Salmerón

Una historia de Amor

Ella no podía esperar más.
Era comparable a una larga condena.
Todos estos meses sin poder besar
esos labios que sueña encontrar,
estos, sus dulces labios, que mueren de pena…

Nunca se dijeron adiós.
No era su intención tardar
tanto en tenerse de nuevo.
pero así es como ocurrió,
y el pasar de los días dobló su dolor.

Eran besos que son alimento del alma.
Eran besos con ganas.
Eran besos tan tiernos,
que su falta, seguida en el tiempo,
provocó que muriera de Amor.

Su mirada tal vez,
que hay momentos que no la recuerda.
Y ese roce al hablar,
que tan cerca en su cuello sensible,
le impedía, sensata, pensar.

Sin mirar, como loca,
otra calle cruzó a la carrera.
Él estaba, de nuevo, sentado en el banco del parque,
donde a solas en aquellas tardes,
boca a boca le enseñó a besar.

Y al llegar por detrás,
le tapaba los ojos mientras preguntaba
si sabía quién era,
si él notaba también como su corazón se acelera,
Si la vino a buscar…

Es la desilusión esa mueca en su cara.
La amargura vestida de gala
cuando vio y comprobó,
que él no era quien ella esperaba,
que, sin duda, él no era su Amor.

…Una larga condena,
muriendo de pena.
Una lágrima más que de nuevo brotó.
Una historia de Amor,
que como otras lo hacen, al final terminó…

© 2018  J.I. Salmerón

Como copos de nieve

Hoy dio comienzo mi vida
hace ya… bastantes años.
Un frío día en febrero.
Según me cuentan, nevando.

Y a mí el nevar me recuerda
el tiempo que va pasando.
Cada copo es un segundo
de esta vida en la que andamos.

Hoy, como en aquella noche
que en lo oscuro me alumbraron,
los minutos han caído
dejándolo todo blanco.

Y mi mente se ha hecho niño,
y mis ojos han llorado
recordando cuántos copos
por mi vista ya han pasado.

Ya sé que hay gente que cuenta
su vida en hojas de árbol,
o en uvas, si fue septiembre
el mes en que fue creado.

¡O en chapuzones de río…!
¡O en brazadas de un gran lago…!
¡O en olas de un mar bravío,
o el los reflejos de un charco…!

Cada uno, sus minutos,
los cuenta como le vienen.
Los míos son agua helada
que forman copos de nieve.

Lo importante es avanzar,
cruzar valiente esta vida.
No desfallecer jamás
luchando día tras día.

Ir sin correr, al trantrán.
Por llegar, no tener prisa,
que una vez en el final
se terminó la partida.

Por ser hoy mi aniversario
cumpliendo con esta vida,
sigo contando los copos
de nieve que multiplican.

Y la vida continúa.
Y nosotros a su grupa.
Haciendo del viaje sueño,
soñando no llegar nunca…

© 2018  J.I. Salmerón

La leyenda

Diría que por la sombra
tan pronunciada que había,
el sol rondaba en lo alto,
sería ya medio día.

La calle pleno desierto
de piernas y algarabías.
Silencios entre los muros,
ni un alma allí se veía.

El empedrado en la sombra
y otro en el sol, más arriba.
El verde, saltando el muro,
sobre la tapia se empina.

Y yo solo en mi paseo
escuchando la agonía
de estos muros, que aún de piedra,
tienen contados sus días.

La travesaña me atrapa
cuando paseo Sigüenza.
En sus portales se escuchan
voces de reyes y reinas.

Porque cada morador
que en sus entrañas viviera,
era ya rey de su casa,
y su mujer era reina.

Aunque si has de pasear
por conocer la leyenda,
hazlo cayendo la noche,
al rojizo de sus velas.

Cada farol que te encuentres
su cristal parece cera.
Y su rojiza bombilla,
como rojiza candela.

Pues dicen que la leyenda
consiste en pisar la piedra
que te enamora al instante
de esta mi bella Sigüenza.

Y a partir de aquel momento
dará igual ya donde estés,
que el Amor por mi ciudad
llevarás bajo tu piel.

¡Si yo contara los pasos
que he dado por estas piedras,
no se podrían llevar
en ningún libro de cuentas…!

Y doy fe que yo he pisado
esa piedra que enamora.
Y seguro varias veces,
por lo que mi alma la adora.

Y si de mí tienes dudas
y piensas que lo exagero,
date una vuelta conmigo
por estas calles de ensueño.

Y luego ya me lo cuentas
tranquilamente y charlamos,
verás como si la pisas
terminas tú enamorado.

…Diría que por el tono
rojizo de las paredes,
se me ha hecho otra vez de noche
en las calles de Sigüenza
hablando de mis quereres…

© 2018  J.I. Salmerón