Tu invierno

Llegó de nuevo aquí el frío,
cambió el verano al invierno.
Llegó, e igual que tu ausencia,
dejó temblando mi cuerpo.

Porque tu ausencia es el frío
que me recorre por dentro.
Tu ausencia es nido vacío.
Jardín sin flores creciendo.

Llovió la noche que huimos
para dejar de querernos.
Nos empapó la distancia
que separó nuestros cuerpos.

Porque tu ausencia es el hielo
que deja yermos los huertos.
Y deja bocas cerradas
donde no quedan más besos.

Llegó la noche tan pronto
que apenas tuvimos tiempo
en entregarnos las manos
que antes tocaban los cielos.

Porque tu ausencia es amarga
como lo fue el desconsuelo
cuando volviendo la cara
dijiste ya no te quiero…

Llegó el invierno tan pronto
que apenas otoño siento.
No sé si es cambio en el clima
o que, desde que te fuiste,
tu ausencia ha helado mi cuerpo…

©2018  J.I. Salmerón

 

Tic-tac

 

Era ese ruido molesto
que te distrae si lo escuchas.
Tic-tac, pasaban segundos
y sus minutos de angustia.

Y así, al galope se pasa,
como se pasan los días,
la vida que va marcando
aquel reloj de la esquina.

Parece que cuando el día
da su comienzo temprano
la vida es como un chicle
que va estirando despacio.

Pero es tan solo espejismo,
un viejo truco de magia.
Que el tiempo, que es implacable,
lleva sus cartas marcadas.

¡Y si tú le sacas trío,
él un full, y va y te gana!
¡Y si tú póker de jotas,
él lleva un póker de damas!

Y sigue el ruido molesto
con el tic-tac que no para…
Y coge el tiempo y te entierra
con segundos a paladas.

Un día quise pensar
que si el reloj lo paraba,
el tiempo se detendría
y mi vida no avanzaba.

Pero solo conseguí
atrasar la hora exacta,
llegando tarde a mis citas
de la tarde y la mañana.

…Ahora ya me he acostumbrado
al ruido que me acompaña.
Ahora ya apenas lo escucho
y su tic-tac hoy me agrada.

Me he dado cuenta que al fin
Y al cabo, no gano nada.
Que no hay quien detenga al tiempo,
la guerra él tiene ganada.

¡Aun así a veces paro
ese reloj que me marca
y sueño que paro el tiempo,
que los minutos no pasan!

Era ese ruido molesto…
Hoy apenas oigo nada…

©2018  J.I. Salmerón

La promesa

Quedamos en la bajada,
Junto a la iglesia del pueblo.
Quedamos una mañana
de viernes, o eso yo creo.

Las hojas, llenas de ocres,
esparcidas por el suelo.
Mañana fría otoñal
de un gris ceniza en el cielo.

Recuerdo que tú llegaste
con tu abrigo rojo a rombos
y una coleta con lazo
cayendo sobre tus hombros.

Yo te esperaba sentado
sobre las piedras del arco
que daba paso hasta el patio
que de la iglesia hace atrio.

Tus mofletes sonrosados
fría mi boca dejaron
al besarte a tu llegada.
Aunque pensara en tus labios.

Y tus manos, en mis manos,
dos pedacitos de escarcha.
Dos gotas que, de rocío,
de una rosa resbalaran.

Nos fuimos hasta la ermita,
junto a la fuente del caño,
y bajo el puente del río
tú decidiste sentarnos.

Me hablaste de las promesas
que los amantes se hacen
mientras tus brazos rodean
a mi cuerpo por el talle.

Mientras tus labios susurran
lo que no logro acordarme,
pues mis sentidos, absortos,
solo soñaban besarte.

Y así fuera, y lo vivimos,
mi boca, así, fue a buscarte.
A encontrarse con tu boca
con la promesa de amarte.

Sé que pasaron las horas
y te besé… y me besaste…
Sé que los dos prometimos
nunca, jamás, separarse…

…Ayer estuve en el pueblo,
de nuevo otoño en la tarde.
Pasé las piedras del atrio
hacia la ermita, en el valle.

Bebí del agua del caño
Igual que hiciera aquel día.
Y luego me bajé al río
por ver si tú aparecías.

Y allí, sentado en el banco,
de pronto caí en la cuenta,
que la historia que hoy recuerdo
fue por los años ochenta.

Que han pasado muchos años,
si los sumo más de treinta,
y que desde aquel otoño
no he vuelto a saber de ella.

Y no recuerdo su nombre,
como ella, a mí, no recuerda.
Y no recuerdo a que saben
sus besos cuando me besa.

Nos prometimos querernos
y ser por siempre pareja,
pero el destino es quien manda.
¡Qué vanas son las promesas!

©2018  J.I. Salmerón

 

El regalo

Te pregunté qué querías
en tu cumpleaños de regalo.
Qué es lo que te gustaría
que, yo a ti, te pudiera comprar.

Qué vestido, joya, o viaje
querrías tú para celebrarlo.
Cuál es tu ilusión primera
que por fin te pueda regalar.

Y tú, sin dudar siquiera
ni un solo segundo en responder,
me dijiste que querías
versos escritos sobre un papel.

Que te gustaría, claro,
siempre que ello fuera posible,
besos de Amor en los labios.
Y un cálido abrazo ¡imprescindible!

Pasear mano con mano
entre hojas de chopos sin dueño.
Y encontrar sobre las nubes
la cama donde habitan los sueños…

¡Por eso voy buscando
entre palabras huecas
aquellas que más peso
tuvieran para ti!

¡Y en mi boca, los besos,
de Amor ya están cargados
para que al entregarlos
tú sientas frenesí!

¡Y en cuanto a los abrazos,
no se me han olvidado.
Serán como recuerdas,
abrazos de pasión!

¡Abrazos que traspasan
el alma al abrazarlos,
dejando dulce huella
dentro del corazón!

¡Y luego los paseos,
tu mano entre mi mano.
Y esos chopos sabiendo
que eres dueña de Amor!

¡Para al fin, en las nubes,
de nuevo, levitando,
culminen esos sueños
que soñamos tú y yo…!

Aún no sé si preguntarte
qué regalo quieres que te haga.
Me da miedo adivinarlo
y que el sueño termine en la verdad.

Yo te los regalaría,
pero tú ya sabes que no puedo,
tan solo soy un buen sueño
y los sueños no son la realidad.

Pero sí puedo ofrecerte
volvernos a ver a media noche,
cobijados en tu sueño,
bajo el gran manto de la irrealidad.

Y allí disfrutar de nuevo
de paseos, abrazos, y besos.
De los regalos que tengo
para que tú los puedas disfrutar.

©2018  J.I. Salmerón

 

Siempre bajo presión

Siempre bajo presión…
Ya se nota en el ambiente,
ya se le intuye a la gente
paseando el mar humor…

Y nunca quieren hablar,
con ese ceño fruncido,
con esa falta de amigos
que se les nota al andar.

Relájate un poco más…
¡Suelta laste… amigo mío!
No seas tan aburrido.
Prueba algún día a soñar.

Verás que soñando encuentras
el país de Peter Pan,
ese de Nunca Jamás
donde las hadas son buenas.

Prueba con media sonrisa.
Saluda amable a la gente,
charla con ellos, detente,
y no pasees con prisas.

Siempre bajo presión…
Cambia tu vida un momento,
prueba con otro argumento.
Sé más feliz, por favor…

La vida, si la detienes,
cambia su gris por color,
llueve del cielo el Amor
y es como un sueño, si quieres…

Siempre bajo presión…

©2018  J.I. Salmerón