Sigüenza Santa 2017-3/3 Domingo de Pascua

© 2018  J.I. Salmerón

Me gustaría

Me gustaría saber volar,
y tocar el piano con dos manos.
Verte junto a mí otra vez bailar,
volver a soñar que nos amamos.

Siempre quise ser un horizonte,
un lugar al fondo, inalcanzable.
La puesta de sol donde tus ojos
vengan a buscarme cada tarde.

Un jardín de hiedra fresca y verde
donde tú mitigues tus calores.
Una fresca fuente en la que apagues
el fuego que tus labios proponen.

Me gustaría ser de cristal
y que desde fuera tú contemples
el tic tac que tiene mi compás
cuando desabrochas mis botones.

Siempre quise ser tu dulce noche.
Luna llena blanca que te acune.
Ser asiento de atrás de aquel coche
donde, cuerpo a cuerpo, yo te tuve.

En la Navidad ser tu regalo
que impaciente espera bajo el árbol.
Ser de la maldad, lo menos malo,
pero ser picante como un diablo.

Me gustaría saber besar
como a ti te gusta que te besen.
Ser la casa donde al regresar
tú descanses tus preocupaciones.

Quiero ser la suave camiseta
con la que tú duermes por las noches.
Quiero ser tu sueño más prohibido
que dormida, o despierta, tú sueñes.

Quiero ser, y no sé si consigo,
de todas tus cartas, corazones.
Quiero ser tu vida en la distancia,
y que al recordarme, te emociones.

Me gustaría saber volar,
y como vencejo en la ciudad,
siempre hacer mi nido en tus balcones…

© 2018  J.I. Salmerón

Sigüenza Santa 2017-2/3 Santo Entierro

© 2018  J.I. Salmerón

La frontera

Era un cristal de ventana.
Yo te veía en la acera.
Era un cristal que marcaba
entre tú y yo una frontera.

Eran apenas tres metros
los que nos separaban.
Tres metros, y una madera,
con un cristal que mediaba.

Yo en un país a cubierto,
con techo y cuatro paredes.
Tú eras jardín, con su huerto,
rodeándote mil flores.

Soñaba con pasear
rozando tu hierba verde.
Oliendo a flor de azahar
mientras besaba tu frente.

Pero siempre ese cristal
entre los dos separando.
Siempre intentando guardar
la distancia en nuestras manos.

No es necesario otro idioma
para que existan fronteras,
hay veces que es un cristal,
hay veces que es una idea.

Pero no hay que desistir,
tan solo buscar la puerta.
Abrirla y ya estás allí,
has pasado la frontera.

Pero ni puerta ni llave,
que aún seguimos separados.
Tú, como un río en el valle.
Yo, en la montaña, en un lago.

Y entre los dos, la ventana
cerrada, que corta el paso.
Frontera por la mañana
y hasta llegar el ocaso.

Por eso me tienen preso,
por la pedrada que he dado,
Por romper con el cristal
que nos tenía aislados.

¡Por saltarme la frontera!
¡Por correr hacia tus brazos!
¡Por hacer allí el Amor,
debajo de aquel naranjo…!

…Aún recuerdo aquel cristal
desde el que vi paseando
a la rosa más hermosa
que en un jardín se ha creado.

Aún recuerdo la distancia
que había entre tú y yo,
a pesar de los tres metros
que apenas nos separaron…

© 2018  J.I. Salmerón

Sigüenza Santa 2017-1/3 Viernes Santo

Poco más de una semana y comienza de nuevo, otro año más, la Semana Santa. Vamos a entrar en calor recordando cómo fue la del año pasado, la de 2017, en unas cuantas fotos y tres capítulos. Aquí va el primero de ellos. ¡Disfrutadlo…!

Verde

Ella quiso ser tan verde
como la verde pradera,
que inunda con su color
cada año por primavera.

Tan verde como los ojos
verdes intensos de Ana,
que te envuelven cuando miran
y te traspasan si hablan.

Quiso ser la hoja verde
de clorofila cargada.
La más verde de su patio,
por las demás envidiada.

Tan verde como la colcha
verde que tiene tu cama,
la que quito por las noches
mientras tu cuerpo me llama.

Ella quiso ser tan verde
como la verde manzana,
que nace siendo ya verde
y verde el hombre la arranca.

Tan verde como el Amor
que verde crece en el alma,
con esa paz interior
verde como la esperanza.

Siempre presumió de verde
y se erigió en capitana
de cualquier otro color
que junto al verde se hallara.

No tuvo en cuenta que el verde,
ese verde que la empapa,
no es un color en sí mismo,
es color de secundaria.

Tiene su padre y su madre,
el verde que la delata,
pues amarillo y azul
son patriarcas de su raza.

…Ahora se ve más floja
de verdes por la mañana.
Ya no presume ser verde
tan puro como la escarcha.

Ahora ya sabe que todos
necesitamos la gracia
del que tenemos enfrente,
aunque se llame naranja.

No importa si somos verdes,
rojos, negros o granates,
lo importante es que el color
que guardas en tu interior,
brille como obra de arte…

© 2018  J.I. Salmerón

Mujer

Siempre la madre y mi vida.
Centro de mis enseñanzas.
Cobijo de mis temores.
Nido al que siempre te abrazas.
Mujer…

Sangre de mi sangre, hermana.
Madre postiza en mil horas.
Rama de rama del fruto.
Misma madre luchadora.
Mujer…

Fiel y leal compañera
de un camino compartido.
Alianza de mis manos.
Madre de todos mis hijos.
Mujer…

Amiga, que en la distancia
tu abrigo siempre me prestas.
Caricias son tus palabras.
Siempre tus puertas abiertas.
Mujer…

Amante en mis días tristes.
Principio de los pecados.
Besos robados al tiempo
que a escondidas disfrutamos.
Mujer…

Madre, hermana, esposa, amiga,
amante. Siempre mujer.
Mujer en forma infinita.
Eternamente mujer.

Si no existieras no habría
Amor, coraje, ni fe.
No habría vida en la tierra
ni tierra a la que volver.

Hoy, mañana, el mes que viene,
cualquier día que tú elijas,
comparto mis emociones
en tu jardín, que es la vida.

Siempre la madre y mi vida.
Siempre por una mujer.
¡Salve al cielo, Reina mía…!
Que ni por un solo día
yo te deje de querer.
Mujer…

© 2018  J.I. Salmerón

El callejón

Siempre la luz al fondo y a lo lejos.
A la salida de otro callejón,
donde las nubes vagan por el cielo,
bailando al son del viento y su canción.

La gente se dibuja en la penumbra.
A contraluz intuyo un corazón
que a ritmo de las nubes y del aire,
palpita cual murmullo de oración.

El suyo, un respirar atropellado.
Un tono que no tuvo diapasón.
Sonando claramente no afinado
por culpa de un Amor que se marchó.

¡Aquí no importa el tiempo,
estamos protegidos.
La luz no llega a ver nuestro dolor!

¡La sombra, en la penumbra,
te vuelve inadvertido.
Aquí eres uno más entre un millón…!

Pero ese corazón cambió su rumbo
y un día hacia la luz se dirigió.
Supuso que el Amor sería suyo
luchando contra el viento y bajo el sol.

Veloz cruzó aquel pozo de tinieblas.
De luz quiso vestir su corazón.
De dos en dos bajó las escaleras
que daban a la plaza del color.

Y allí, con el valor de un gran guerrero,
al viento y a la luz desafió.
No tuvo en cuenta que al sol, una sombra,
solo vive por un segundo o dos.

¡Como una flor sin agua,
un corazón ha muerto.
No supo resistir tanta emoción!

¡Buscando nuevamente
aquel Amor perdido,
la luz, a aquella sombra, dijo adiós…!

Siempre la luz al fondo y a lo lejos,
a la espera de sombras con dolor.
Las que entre callejones soñolientos
esperan a que vuelva un viejo Amor…

© 2018  J.I. Salmerón

Viento

“Te espero en la esquina…”
Le dijo el viento a la tarde.
Y la empujó despacito
hacia la noche en el valle.

“Te llevo hasta el suelo…”
Le dijo después el aire
a esa hoja perezosa
que de su árbol no sale.

Siempre corriendo lo vemos.
Unas veces paso lento,
otras un huracán
que te levanta del suelo.

El aire siempre va hablando
y le gusta despeinar.
Pasar los ríos saltando,
empujar la ola al mar.

“Te puedo dar un paseo
por la noche entre mis brazos…”
Le dijo el viento a la luna,
susurrando, aquel verano.

Y la luna se dejó
llevar por él de la mano.
Hasta que se hizo de día
pasó la noche volando.

Empuja sobre la espalda
cuando quiere ser sorpresa.
Y a veces sopla de cara
sobre tus labios, que besa.

Es frío junto al invierno.
Sobre la lluvia, mojado.
En el verano un infierno.
En primavera es templado.

“Si quieres soplo despacio,
hoy no quiero molestar…”
Pero hay veces que su fuerza
no es capaz de controlar.

Al fin y al cabo es el viento
y sopla, que es su trabajo.
Y nosotros vamos viendo
la manera de aguantarlo.

“Te espero junto a la nube…”
Le comentó a la mañana.
Y sopló hasta medio día
como hace cada semana.

El viento pasa su vida
moviendo su cola larga…

© 2018  J.I. Salmerón